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Sector financiero creció 6.1% por encima del total de la economía del país: Santiago Castro, Asobancaria

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El presidente de la Asociación Bancaria, Asobancaria, Santiago Castro Gómez, resaltó el papel del sector financiero colombiano como jalonador del crecimiento económico del país, que gracias al fortalecimiento del consumo privado y al anclaje de las expectativas de inflación, presentó un crecimiento de 6.1% año corrido, muy por encima del total de la economía.

Así lo manifestó al intervenir en el Congreso de Tesorería, en donde aseguró que los sectores que han cotribuido en mayor medida al buen comportamiento de la economía, según cifras del DANE  al corte del tercer trimestre de 2019, son la expansión de las actividades financieras, sector de comercio, transporte y hotelería, y el de administración pública.

El siguiente es el discurso del presidente de Asobancaria en el Congreso de Tesorería celebrado en la ciudad de Cartagena:

Es para mí un privilegio, en nombre de Asobancaria, dar apertura a la vigésimo segunda versión del Congreso de Tesorería. Me complace darles la bienvenida a este evento, que se ha constituido como un espacio de discusión de los retos de la economía local y mundial, así como del rol que deberá desempeñar el sistema financiero para aportar a la profundización del mercado de capitales en Colombia.

El año que acaba de terminar estuvo marcado por una importante desaceleración de la economía global. De acuerdo con el Informe de Perspectivas del Fondo Monetario Internacional, el crecimiento mundial habría alcanzado un 2,9%, el dato más bajo desde la crisis financiera de 2008. Este menor ritmo de crecimiento fue consecuencia de: (i) la imposición de barreras comerciales entre las dos economías más grandes del mundo (Estados Unidos y China); (ii) la incertidumbre en torno al comercio internacional y la situación geopolítica; (iii) la inestabilidad política y social en los mercados emergentes; y (iv) factores estructurales como la baja productividad y el envejecimiento de la población de las economías avanzadas.

En cuanto a las economías emergentes de América Latina, el efecto de la guerra comercial, las protestas en Chile y Ecuador, y el triunfo del populismo en Argentina tuvieron repercusiones sobre el crecimiento, afectando la confianza de los inversionistas y acentuando la debilidad de las divisas de la región.

En este contexto, se espera que el desempeño de la economía colombiana salga a relucir con un crecimiento superior al de sus pares latinoamericanos, cerrando el año en 3,2%. Lo anterior, explicado principalmente por la solidez del consumo privado, el crecimiento del gasto público, la reducción de las presiones tributarias sobre las empresas y los nuevos proyectos de infraestructura.

Los sectores que han contribuido en mayor medida al buen comportamiento de la economía, según cifras del DANE al corte del tercer trimestre de 2019, son la expansión de las actividades financieras, el sector de comercio, transporte y hotelería; y el de administración pública. Aprovecho esta oportunidad para resaltar el papel del sector financiero como jalonador del crecimiento económico del país, que gracias al fortalecimiento del consumo privado y al anclaje de las expectativas de inflación, presentó un crecimiento de 6,1% año corrido, muy por encima del total de la economía.

Por el lado de la demanda, se evidencia una considerable mejora del consumo de los hogares que pasó de crecer a una tasa del 3,6% en el tercer trimestre de 2018, al 4,7% en 2019. En cuanto al gasto público se presentó un crecimiento del 2,9%, que respondió a los buenos resultados en materia de recaudo del primer semestre del año.

En lo que respecta al sector externo, en noviembre de 2019 las importaciones presentaron un aumento de 6,3% y las exportaciones una disminución de 13,6%. Cabe anotar que este deterioro de la balanza comercial se explica por una reducción de las ventas externas de combustibles y productos de las industrias extractivas, y la disminución en la compra de manufacturas.

En materia de política monetaria se produjo un giro en la mayoría de los bancos centrales y se experimentaron reducciones en las tasas de interés a nivel global, debido a la coyuntura política y económica. Sin embargo, el mercado local finalizó el año completando un periodo de 21 meses de estabilidad en la tasa de intervención del Banco de la República que se ha mantenido constante en 4,25%, mientras la inflación continua dentro del rango meta, cerrando en 3,80% en diciembre de 2019.

A nivel general, 2019 terminó como el año de consolidación del proceso de recuperación económica, en un contexto de política monetaria expansiva y de buen comportamiento de la demanda interna. Sin embargo, es necesario continuar haciendo seguimiento a la balanza comercial, a las ramas de la economía que no presentaron tan buen desempeño y al desempleo, factores que se confirman como los riesgos de este año que comienza.

En cuanto al mercado de capitales local, es claro que nuestra economía no es ajena a los acontecimientos de los mercados internacionales, no obstante, en medio de la incertidumbre y la volatilidad, Colombia continúa siendo atractiva para los inversionistas extranjeros y ha demostrado un comportamiento positivo comparado con el resto de la región.

A pesar de los temores de recesión en Estados Unidos, en donde en ocasiones la curva de rendimientos de los Bonos del Tesoro se invirtió en algunos tramos, el mercado de renta fija resultó favorecido por el regreso de la liquidez global, lo que generó un impacto positivo sobre las tasas de los títulos de deuda pública que llegaron a rendimientos mínimos históricos.

Por el lado de las emisiones de deuda corporativa en Colombia se realizaron colocaciones superiores a los 12 billones de pesos en 2019, creciendo un 22% respecto al año anterior, según cifras de la Bolsa de Valores de Colombia (BVC). Igualmente, es importante resaltar que la emisión de deuda pública a través del mecanismo de subastas de TES finalizó en agosto de 2019, es decir, con cuatro meses de anticipación, demostrando el apetito por los títulos del Gobierno Nacional.

Por otro lado, la Tasa Representativa del Mercado (TRM) registró un mínimo de $3.072, no obstante, la fortaleza del dólar a nivel global generó la depreciación del peso colombiano alcanzando máximos históricos, lo cual llevó a la TRM a ubicarse en $3.522 en noviembre del año pasado. Es decir, el 2019 fue un año de alta volatilidad donde en algunos momentos se observó la disminución de la correlación entre el peso y los precios del petróleo.

El Índice Colcap en el mercado accionario local, mostró un comportamiento positivo durante el año pasado, en línea con la dinámica del mercado accionario de Wall Street que alcanzó máximos históricos.

En 2020, esperamos que los inversionistas internacionales nos continúen viendo con buenos ojos y somos conscientes que una vez se restructuren los portafolios de inversión extranjeros, uno de los principales desafíos será que se mantengan las posiciones en nuestros títulos.

Por otro lado, cabe destacar que el año pasado se publicaron los resultados de la Segunda Misión de Mercado de Capitales. Teniendo en cuenta que hace más de 20 años no se contaba con una iniciativa de este tipo en el mercado de valores colombiano, celebramos los resultados de este estudio, y esperamos que lo dispuesto en él se materialice prontamente. El Gobierno cuenta con el apoyo de la Asociación para impulsar la implementación de estas recomendaciones, con el fin de lograr un mercado lo suficientemente sólido, profundo y eficiente.

Es relevante señalar que las políticas enfocadas a incrementar la oferta de activos o emisores deben estar acompañadas de normas que promuevan, a su vez, el aumento de inversionistas capaces de asumir esa nueva oferta, de este modo es necesario alinear los regímenes de inversión y eliminar las asimetrías regulatorias entre los diferentes agentes del mercado.

Igualmente, coincidimos en la relevancia que tiene la administración de los conflictos de interés. Razón por la cual, es importante ampliar el perímetro regulatorio para garantizar un gobierno corporativo más robusto que asegure la disciplina del mercado conforme a los más exigentes estándares profesionales.

De acuerdo con la Misión, entendemos la importancia del desarrollo del mercado de derivados y creemos que es necesario: (i) revisar su marco regulatorio, específicamente, la metodología de cálculo de la exposición crediticia de derivados de largo plazo; (ii) establecer un proceso ágil para la ejecución de garantías en el mercado OTC cuando se presenten incumplimientos; y (iii) eliminar las asimetrías tributarias que existen entre el mercado local y el mercado off-shore.

En línea con lo anterior, la Unidad de Regulación Financiera (URF) expedirá este año regulación relacionada con: (i) la ampliación y el fortalecimiento de la base de inversionistas; (ii) el incremento de las oportunidades de inversión; (iii) la adopción de estándares internacionales; (iv) la promoción de la transformación digital; y (v) la definición de una regulación eficiente.

No podemos dejar de lado la preocupación sobre qué ocurrirá a partir de enero de 2022 cuando deje de formarse la tasa LIBOR, ya que según lo anunciado por la Autoridad de Conducta Financiera (FCA) el cálculo de esta tasa se realizará hasta finales de 2021. Actualmente, se estima que los activos indexados a la LIBOR superan los $350 billones de dólares a nivel global, distribuidos entre instrumentos derivados, préstamos, titularizaciones e hipotecas.

En este sentido, los mercados financieros se encuentran trabajando en la transición de la LIBOR hacia otros indicadores de referencia. En Estados Unidos, por ejemplo, el Comité de Tasas Alternativas de Referencia (ARRC) definió un plan de transición de la LIBOR a la SOFR y se espera que este proceso sea exitoso en la medida que no se generen traumatismos en el mercado.

Creemos que lo anterior requiere un esfuerzo significativo y coordinado del sistema, por ello, hacemos un llamado a trabajar conjuntamente con las autoridades y las infraestructuras del mercado, para que se replique localmente el tránsito hacia la tasa de referencia que los grandes inversionistas internacionales adopten.

Por otro lado, consideramos necesario continuar el trabajo coordinado entre el Regulador, el Supervisor y la industria frente a la implementación de los ajustes normativos a través de los cuales se complementa la adopción de estándares internacionales de Basilea III, para consolidar un mercado financiero sólido y estable.

En este sentido, las tesorerías locales deberán centrar su atención, esfuerzos e inversión hacia la implementación de las reformas relacionadas con: (i) las implicaciones materiales en la estructura de fondeo de las entidades crediticias y la transformación de plazos para algunos agentes que trae consigo la aplicación del Coe?ciente de Fondeo Estable Neto (CFEN); y (ii) la gestión activa del Riesgo de Crédito asociado a los derivados, ya que los bancos locales deben desarrollar capacidades para hacer frente a la competencia internacional en materia de formación de precios para coberturas.

De forma paralela, la banca ha trabajado con el Autorregulador del Mercado de Valores (AMV) en la definición de diferentes conductas, como el Front Running. Este año se debe continuar con el análisis de: (i) las prácticas de los mercados internacionales que se puedan replicar localmente; (ii) las normas y los proyectos de regulación sobre asesoría; (iii) las operaciones entre las entidades vinculadas; y (iv) la negociación con algoritmos.

De igual forma, quisiera resaltar los avances en materia de posicionamiento del Indicador Bancario de Referencia (IBR), que continúa respondiendo a las expectativas del mercado, como lo evidencia el crecimiento de su participación en las operaciones activas del balance pactado a tasa variable, en donde el indicador paso de tener una participación del 25,8% en septiembre de 2018 a 29,8% en el mismo periodo de 2019, según el Banco de la Republica. Esta composición del balance demuestra que el IBR continúa ganando representatividad con respecto a la proporción de activos atados a la DTF.

El contexto mencionado anteriormente impone a las entidades financieras la necesidad de desarrollar estrategias para enfrentar los efectos a corto, mediano y largo plazo de la coyuntura económica y política. Es por esto que, en nuestro vigésimo segundo Congreso de Tesorería desarrollaremos una agenda académica variada y enriquecedora donde trataremos temas de índole económica y financiera global, como la desaparición de la Libor, las mejores prácticas para la gestión de activos y pasivos, y los cambios regulatorios en las operaciones con derivados.

En cuanto a la economía local, se evaluarán los retos y oportunidades del mercado financiero colombiano, las expectativas del Tesoro Nacional y las necesidades de financiamiento del sector real. Para finalmente, abarcar temáticas propias de la evolución de la gestión de la tesorería, como la transformación digital de los mercados financieros y los desafíos en materia de gobierno corporativo, gestión de riesgos y optimización de liquidez de las áreas de tesorería.

Respetados conferencistas y asistentes, les doy de nuevo la bienvenida a nuestro vigésimo segundo Congreso de Tesorería en Cartagena de Indias, joya del Caribe Colombiano. Deseo que las conferencias y discusiones que van a tener la oportunidad de escuchar sean de su total interés y les sirvan como herramienta para enfrentar los desafíos que afrontará el sector en el futuro cercano.

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