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20 años después de la masacre de El Salado, propician acto de reconciliación entre dos víctimas y un responsable

*20 años después de la masacre de El
Dos sobrevivientes de esta matanza ocurrida en los Montes de María en el 2000, en un hecho histórico, que no se había dado en estas dos décadas, se encuentran con el exjefe paramilitar Uber Banzquez, en reunión celebrada en Cartagena de Indias. Verdad, perdón y reconciliación se vieron en este emotivo y sensible acto.

CARTAGENA DE INDIAS

El 16 de febrero del 2000 se inició en los Montes de María una de las masacres más cruentas cometidas en el país.

Unos 300 a 400 hombres pertenecientes a las Autodefensas Unidas de Colombia, AUC, perpetró una matanza en la zona montañosa de El Carmen de Bolívar, en corregimiento de El Salado y poblados aledaños, con motosierras, armas de fuego, palos, martillos y cabuyas.

Más de 60 campesinos y campesinas, sus hijos, ancianos y ancianas, jóvenes y adolescentes fueron masacrados en la plaza del poblado, en esta orgía de sangre que desató el grupo paramilitar en El Salado.

Veinte años después, la Comisión de la Verdad en el Caribe organizó un encuentro histórico. Por primera vez un responsable de este cruel episodio de la guerra del país, Uber Banquez Martínez, ex jefe paramilitar del autodenominado ‘Bloque Héroes de los Montes de María’, quien era conocido en los tiempos de la guerra con el nombre de ‘Juancho Dique’, se encontró cara a cara con dos víctimas de aquella matanza en El Salado que él comandó con sus hombres.

Este encuentro histórico de perdón y reconciliación, que propició la macro Caribe de la Comisión de la Verdad, se dio en uno de los salones centenarios del Santuario de San Pedro Claver, en la ciudad amurallada de Cartagena de Indias.

Yurlei Velásco Garrido y Carmen Fontalvo Vides, sobrevivientes de la masacre, viajaron desde El Salado, Montes de María para, como ellas mismas dijeron, “conocer la verdad de lo que pasó, porque la verdad significa mucho, tranquilad y esperanza”.

Ambas esperaban conocer esa verdad, tras 20 años de dolor, de procesos de sanación, de fortaleza para enfrentar sus nuevas vidas.

El encuentro con Banquez significaba mucho, las embargaba la angustia, la ansiedad, pero también la esperanza de escuchar la razón de aquel episodio de la propia voz de quien antes de conocerlo consideraban “un monstruo” que había destrozado tantas vidas en su poblado.

“La verdad significa poder seguir llevando los procesos personales, de organizaciones, procesos para poder seguir reconstruyendo el tejido social. La verdad juega un papel fundamental en la vida de cada una de estas personas que nos tocó vivir la violencia en carne propia”, dijo Velasco, quien es lideresa social de los Montes de María, representante legal de la Asociación de Mujeres Sembrando Vida, sobrevivientes de violencia sexual.

Su compañera Carmen Fontalvo dijo que para ella la verdad significa sanar. “Hay cosas que la sociedad no sabe de lo que ocurrió en El Salado, entonces al esclarecerse esta verdad, para nosotros sería una reivindicación de lo que nos ha sucedido, para que sepan que nos dañaron, pero con esto podemos sanar”, agregó.

El momento del encuentro con el ex jefe paramilitar fue considerado por las víctimas como “duro”, pero, dijeron, “significa un paso más para que se esclarezca la verdad y que nuestros corazones puedan sanar”.

Banquez pidió perdón por sus actuaciones. Dijo que le dolía todo el horror y el daño que ocasionaron sus acciones y pidió perdón a las dos víctimas con las que se encontró y se fundió con cada en un abrazo de reconciliación.

De este proceso de primer encuentro cara a cara liderado por la Comisión de la Verdad surgió la iniciativa de organizar una reunión entre el ex combatiente de las AUC con los pobladores que regresaron a El Salado.

“Así como tuve el valor de llegar a El Salado a hacer el daño, así tengo el valor ahora de pedirle perdón a las víctimas. Y me siento también orgulloso de haber recuperado a mi familia que dejé abandonada por la guerra”, dijo el excombatiente de las AUC.

Sostuvo que “la verdad es lo más grande que hay para seguir construyendo y manteniendo la paz”. Aceptó que fue un “impacto muy grande” haberse encontrado en esta instancia con víctimas y se sintió aliviado porque empezó a cambiar la percepción de “monstruo” que se tenía de él.