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40 años de servicio a Cartagena: La asombrosa historia de Moisés Álvarez Marín

Por Juan Correa Reyes *

Esta ha sido una de las crónicas que más me ha costado trabajo reportear e investigar. De hecho, todavía me sorprende haber logrado que el personaje que la protagoniza haya aceptado romper el halo de reserva, prudencia y privacidad con el cual siempre ha manejado su vida.

Juan Correa

Ahora llega a mi recuerdo la tarde en 1979 cuando acudí a la biblioteca de la Academia de Historia en busca de información sobre «las encomiendas y las mitas indígenas y su incidencia en el descubrimiento del Río de la Magdalena», y me recibió un joven delgado y con una poderosa voz de locutor radial: «Con gusto, aquí tenemos a su disposición, para comenzar, ‘Las Elegías de Juan de Castellanos. Bien puede sentarse y consultarlo».

Mi curiosidad de inmediato fue saber por qué una persona que parecía de La Guajira no hablaba como guajiro sino con un fino y castizo acento.

Después de frecuentar la sala de lectura en varias ocasiones me aventuré a preguntarle: “¿Moisés, tú eres de dónde?”, y entonces me responde: “Soy de Cataca, la tierra de Gabriel García Márquez”.

“Será de Aracataca”, le replico. Y de inmediato aclara “Sí, pero como nuestro gentilicio es cataquero, allá acostumbramos a llamarle solo Cataca”.

«Entonces me imagino que te gusta el vallenato» -que para esa época era un ritmo musical que intentaba conquistar a un esquiva Cartagena – y nuevamente me sorprende con su respuesta: “Sí, pero prefiero el vallenato grueso de Alejandro Durán Díaz y de Juancho Polo Valencia, que es el de la zona bananera”.

Así nació una amistad que se ha extendido por 45 años y que me ha permitido ser un testigo de excepción de cómo a partir de muy poca documentación y con mucha imaginación se ha construido el proyecto cultural más importante que soporta la declaratoria de Patrimonio Histórico y Cultural del Humanidad de la Unesco: el Archivo Histórico de Cartagena de Indias.

Hoy les contaré la asombrosa historia de Moisés Álvarez Marín, quien es lo más parecido en nuestra ciudad a una figura icónica como el fallecido Eusebio Leal Spengler (1942-2020) el historiador de la ciudad de La Habana (Cuba).

Es tal la importancia de Moisés Álvarez que acompañará a España al señor alcalde de Cartagena, Dumek Turbay Paz, a presentar y concertar un programa de conmemoración de los 500 años de fundación de nuestra ciudad en visita oficial a finales del presente mes.

A este anuncio respondió con un pero. “Con mucho gusto, señor alcalde, pero si queremos ser una superciudad, debemos tener un supermuseo y un superarchivo histórico”. Allí está pintao Moise.

De izquierda a derecha: Moisés Álvarez, el director general de la Policía, Gral. William Salamanca, y el alcalde Dumek Turbay

Una misión de vida autoimpuesta

Me cuenta que su vida tuvo dos referentes: Hermegildo Álvarez Crunes, su padre, y Eduardo Lemaitre Román, su mentor. Ambos cartageneros, fallecidos, apasionados por la historia y la lectura. Cada uno de ellos tuvo influencia en sus decisiones iniciales en la juventud y en la adultez. Así mismo, ha tenido un compañero de viaje y dificultades, su hermano Fidias Álvarez Marín, arquitecto, cuya amistad también comparto a pesar de la lejanía en nuestras actividades.

Haber nacido en Aracataca (Magdalena), obedeció a las migraciones de las familias Álvarez y Marín en búsqueda de mejores oportunidades en la zona bananera. Mientras su abuelo paterno fue a trabajar en el ferrocarril de allá, después de haberlo hecho en Ferrocarril de Calamar, su abuelo materno y su familia llegaron de Antioquia buscando fortuna a la zona.

Pero el influjo fundamental fue la pasión que sentía su padre por Cartagena de Indias, su tierra natal, que lo llevo a fundar una escuela en Aracataca que mantuvo durante 50 años y que se llamaba justamente ’11 de Noviembre”.

Sin embargo, el principal recuerdo que mantiene es que venía de su mano a Cartagena a conocer sus monumentos en los años 60’s y principios de los 70’s y, al ver el abandono que algunos mantenían, le decía y repetía: “Algún día alguien tendrá que asumir como labor propia cuidar de ellos”.

En 1978, cuando aparece la oportunidad de venir a trabajar en Cartagena al Servicio Nacional de Aprendizaje -SENA – de los Cuatro Vientos a organizar la biblioteca de esa sede, se viene sin pensarlo dos veces animado por su padre.

Allí conoce al Director Seccional, Juan Carlos Lemaitre, quien le sirve de enlace para conocer al prestigioso historiador Eduardo Lemaitre Román, su padre, quien para entonces dirigía el Programa ‘Revivamos nuestra historia’ para la televisión nacional.

Un año más tarde, se abre una nueva puerta: Eduardo Lemaitre le propone venirse a la Academia de Historia a organizar la biblioteca.

Allí, Moisés promueve entre los lectores habituales la idea de construir un centro de pensamiento sobre la historia de la ciudad.

Comienza entonces una tertulia de entusiastas por la historia que deciden, bajo la tutoría del doctor Lemaitre, congregarse los sábados en las tardes a hablar y pensar el futuro de la historia de nuestra ciudad.

Este grupo que se autodenominó Centro de Historia (1980), funcionó durante varios años y será objeto de su propia crónica. A este grupo pertenecieron originalmente Willy Martínez Fernández, quien sería el secretario general de la Alcaldía en los 450 años de fundación de la ciudad; y el primer edil del Centro Histórico, Flavio Meneses Rumié; además de los arquitectos Alberto Herrera Díaz, Edith Salas Osorio, Germán Fonseca Castillo y Fidias Álvarez Marín; los educadores Ubaldo Elles Quintana y Jaime Puente Armenteros; los profesionales María Sixta Bustamante Patrón, Francisco Pinaud Bustamante y Édgar Acuña Rosales; y las señoras Dorothy Johnson de Espinoza y Ana Revueltas de Berrocal. A esta lista de jóvenes integrantes nos unimos Moisés y yo.

Al grupo de iniciados se unirían posteriormente otras personas cuando comenzaron a partir de la tertulia a gestionarse nuevos proyectos como el documento que fundamentó la solicitud de declaratoria de Cartagena de Indias como Patrimonio Histórico de la Humanidad, entregado para su trámite al entonces secretario de Despacho Ricardo Amín Jattin; la conformación de un Archivo Histórico como una dependencia del Distrito de Cartagena; un Centro de Documentación Arquitectónica bajo la referencia de Icomos y con el apoyo de la Sociedad de Mejoras Publicas; la Fototeca Histórica de Cartagena; el Festival del Frito Cartagenero con el apoyo de la Promotora de Turismo; la Escuela de Comida Caribeña con el apoyo de la Seccional del SENA y los Ciclos de Seminarios de Historia de Cartagena con Eduardo Lemaitre, primero en el Palacio de la Inquisición y después en el Museo del Oro, el cual luego el doctor Alfonso Múnera Cavadía trasladó a la Universidad de Cartagena para fortalecer la creación del nuevo Programa de Historia.

Dorothy Jonhson de Espinoza y Moisés Álvarez en los 80’s

De esta visionaria labor fuimos desertando la gran mayoría por distintas razones de desempeño profesional. Solo Moisés Álvarez, su compañero de viajes Fidias Álvarez y Dorothy Jhonson de Espinoza se quedaron luchando contra la corriente para sacar adelante al Museo Histórico de Cartagena, al Archivo Histórico y la Fototeca Histórica de Cartagena. Este último proyecto, primero bajo el patrocinio de Confenalco y hoy bajo la custodia de la Universidad Tecnológica de Bolívar.

Una titánica labor al servicio de la cultura cartagenera

En 1984, la primera labor que debió acometer Moisés Álvarez como director fue materializar el propio Archivo Histórico, pues comenzó a ser extraído de las Notarías de la ciudad y del archivo central de la Alcaldía.

Para esto se desplazó a una pasantía en el Archivo de Indias en Sevilla (España) en 1985. Esta experiencia lo hizo comprender que se necesitaba no solo reunir un acervo documental sino -además – garantizar un manejo profesional y tecnológico del mismo para que fuera independiente de la gestión del Museo histórico, cuyo patrimonio inmueble y mueble histórico tenía un objeto distinto y también necesitaba una reorganización y remodelación de sus antiguas instalaciones y salas de exposición.

Acuerdo mediante el cual se crea el Museo Histórico de Cartagena

Sin embargo, el Museo Histórico, a pesar de que conservación ameritaba con urgencia una remodelación, solo se sostenía gracias a una exigua taquilla y a la actividad filantrópica y gestiones ante instituciones nacionales de Eduardo Lemaitre Román o de Raymundo Angulo Pizarro, quienes conseguían apoyos del Gobierno Nacional para compensar el abandono del gobierno local.

Esta precaria situación se agrava cuando el 25 de noviembre de 1994 se muere uno de los mecenas del museo y el padrino o mentor de Moisés Álvarez: Eduardo Lemaitre Román.

El Museo Histórico queda a merced de las entradas que escasamente alcanzaban a sufragar los gastos operativos, por lo cual el mantenimiento y remodelación de las instalaciones queda en veremos.

Ante este escenario, Moisés Álvarez toma la iniciativa, como director del Museo, de gestionar un remodelación general del Palacio de la Inquisición y después de siete años, en 2001, finalmente reciben recursos de regalías, con los cuales los arquitectos Alberto Samudio Trallero y Fidias Álvarez Marín realizaron una reconocida obra arquitectónica. Su duración se extendió a casi dos años, pues solo fue en noviembre de 2003 cuando se reinaugura su servicio al público.

Noticia en El Universal sobre la reapertura del Palacio de la Inquisición

Sin embargo, esta tarea de remodelación del Palacio de la Inquisición, que se entendía como una solución a los problemas del Museo, ocasionó un debate público con la Academia de Historia por el control del inmueble, el cual históricamente había estado a cargo de esta. Algunos prestantes personajes consideraban -en ese entonces- al director y gestor del proyecto como “un advenedizo”.

Moisés aceptó valiente y estoicamente todas las descalificaciones que le hacían; y, por otra parte, apeló a la ciencia de la museología para cubrir los objetos históricos faltantes, recreando y cocreando la historia local. Para más información vea el siguiente enlace https://www.semana.com/saqueo-heroico/66549-3/

Durante los años 2004 a 2010 se cambió la modalidad de administración del Museo Histórico a un convenio tripartito entre el Distrito, el Instituto de Patrimonio y Cultura de Cartagena -IPCC – y la Corporación de Turismo Cartagena de Indias -Corturismo. Las discusiones iniciales se trasladaron a las juntas directivas de esas entidades, e incluso a los tribunales, pero el director del Archivo Histórico resistió y respondió valientemente todos los ataques y embates, de los cuales siempre salía honroso y con la razón a su favor.

Sin embargo, en el año 2010, el Distrito decide crear la ‘Corporación del Museo Histórico de Cartagena’, mediante Acuerdo 009 de ese año. Esta nueva condición le ha facilitado cumplir su labor de una manera más fluida, pues ha gestionado proyectos ante la Nación, el Departamento y el Distrito; así mismo, ha realizado convenios con universidades locales y norteamericanas. Con la Secretaría General Iberomericana mediante el Programa ADAI para los archivos latinoamericanos y recibir apoyo del Archivo Nacional de la Nación, entre otros.

Con estos esfuerzos han logrado la renovación de las Salas de la Inquisición y la Independencia, para adecuarlas a los nuevos enfoques, y pudo gestionar la crisis por el cierre de siete meses durante la pandemia del Covid 19 mediante la creación de públicos de todas las edades y una programación permanente como centro de difusión cultural.

Actualmente ha preparado una completa programación para la celebración de los 100 años del Museo Histórico de Cartagena Muhca – y ha gestionado su incorporación en el Plan de Desarrollo Distrital Cartagena, Ciudad de Derechos (2024-2027) de la Administración de Dumek Turbay Paz.

El viejo Moise

Juan Correa, Moisés Álvarez y Dumek Turbay

No puedo terminar esta crónica sin referirme al ser humano, al amigo con quien he compartido no solo estos ideales sino el gusto por la lectura y la historia; el amor por Mompox; la pasión por la maratón que el conserva y que yo he debido transformar en caminatas a toda  marcha. Esta actividad permite explicar el control mental que ha tenido Moise, para sobrevivir en un ambiente hostil y desarrollar una capacidad de resiliencia frente a la indiferencia gubernamental, en la que ha sobrevivido 40 años para mantener vivo algo que no es solo suyo, sino que es nuestra responsabilidad, sin tirar la toalla.

Su vida es un claro ejemplo que permite identificar la diferencia entre la utilidad (que es lo que nos beneficia particularmente de manera directa o indirecta) y la importancia (que es la utilidad general de la sociedad, lo cual debe estar por encima de los beneficios personales).

Definitivamente, Moisés ha sido un defensor de lo que la mayoría de la gente considera una causa perdida, pero la cual algún día se reconocerá como su esfuerzo y se explica en un deseo permanente de mirar con la frente en alto a sus hijos, para que con ellos trasciendan estos ideales. Y eso lo comparto plenamente.

Moisés Álvarez Marín conpartiendo con su hijo Moises Álvarez Rapalino la afición por las maratones

Hoy, finalmente, es el momento -contra la voluntad de Moise seguramente- para que se conozca que detrás de la magnífica obra del historiador Eduardo Lemaitre Román estuvo la labor silenciosa de su hermano Fidias y la suya, cuando revisaban sus notas y complementaban sus mensajes de voz recibidos en cassetes para procesarlos en unos memo-scriber y poder apoyar la investigación y edición de la Breve Historia de Cartagena y los cuatro tomos de la Historia General de Cartagena, entre los años 1981 y 1982, que fueron publicadas originalmente por la Editorial Canal Ramírez Antares.

Además, que fue gracias a las investigaciones históricas de Moisés, como director del Archivo Histórico, que se puso en valor el escudo republicano que actualmente distingue a la ciudad, que fue acogido por la Administración de Carlos Díaz Redondo, reemplazando el emblema heráldico otorgado por la corona española en 1574, y que después fue ratificado, mediante Acuerdo, por iniciativa del Concejo de Cartagena. Así mismo, apoyó con entusiasmo la propuesta del historiador Eduardo Lemaitre cuando promovió la ruptura con la fecha oficial -hasta entonces – de la fundación de Cartagena, y se celebraron los 450 años de fundación de la ciudad no el 20 de enero, como toda su vida lo había promovido el fallecido académico Gabriel Porras Troconis, sino el 1 de junio. Y la más sorprendente de sus iniciativas: el rescate y divulgación de la única imagen del presidente Juan José Nieto Gil, el único presidente negro de la Confederación Granadina, entre el 25 de enero y el 18 de julio de  1861, la cual fue adulterada mediante blanqueamiento para ocultar sus rasgos físicos.

Igualmente, ahora el viejo Moise va a presentar un trabajo sorprendente sobre los 100 acontecimientos más importantes ocurridos en la ciudad durante los últimos 100 años, que se encuentran reseñados en los documentos del Archivo Histórico de Cartagena, creado por su iniciativa, mantenido y gestionado por su tenacidad, y conservado gracias a los aliados públicos y privados que han respaldado su encomiable labor.

Solo me resta agregar que desde finales de los 80’s Moisés Álvarez Marín ostenta la condición de miembro de la Academia de Historia de Mompox, municipio Patrimonio Histórico de la Humanidad declarado por la Unesco, donde también ha apoyado y asesorado el Archivo Histórico de esa ciudad.

Toda esta labor al servicio de nuestro bien público más preciado: el patrimonio histórico, todavía parece no ser mérito suficiente para que la Academia de Historia de Cartagena de Indias lo invite a formar parte de su seno, aunque durante todo el tiempo haya tenido el rol de ser el historiador que atiende a los visitantes ilustres de la ciudad, actividad que el mismo Moisés Álvarez considera que realiza «solo como un vocero al servicio de la ciudad».

De esta actividad solo conserva muchas satisfacciones y anécdotas acumuladas con los grandes personajes que ha atendido, como la sucedida al comenzar este siglo con la Reina de España, Doña Sofia, cuando esta visitó la ciudad y a él le tocó su guianza por el Palacio de la Inquisición. Este hecho causó gran asombro y extrañeza de la funcionaria de servicios generales del Museo, quien le dijo la mañana siguiente de la visita: «doctor, usted sí es mentiroso…», a lo que Moisés le expresó: «¿por qué dices eso?».

Funcionaria: «por que ayer usted nos pidió que tuviéramos todo muy limpio antes de las 9 am porque venía la Reina de España a visitarnos».

Moisés: «pues fíjate que la señora sonriente que nos visitó ayer es la Reina de España».

Funcionaria: «pues yo no le creo. España será el único país en el mundo en que eligen como reina a una señora más vieja que yo».

Felicitaciones al director de los supermuseos y superachivos históricos, y muchos éxitos en su viaje a España con el señor alcalde, pues creo que mantener durante 40 años un museo que tiene 100 años es una obra que refleja un liderazgo digno de reconocer públicamente, y que habla más que mil palabras.

Lo lograste, viejo Moise. Nadie puede afirmar lo contrario… Este es el premio a toda una vida al servicio de Cartagena de Indias: el reconocimiento de quienes apreciamos tu labor aún sin decirtelo.

Economista, MSS PhDProfesor titular de la Universidad de Cartagena, director del POT de Cartagena