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A partir de las diez y cuarenta de la noche. El Patio Portal de Transcaribe luce vacío. El último servicio de la ruta T101 ingresa al patio, y se aproxima a la plataforma alta para dejar a los últimos usuarios. Poco más de diez personas descienden del articulado. Seguramente, irán a sus casas, a descansar. Y mientras la operación termina, apenas inicia la labor de decenas de trabajadores, que se encargarán de dejar los buses en las mejores condiciones cuando, en la madrugada siguiente, inicie una nueva jornada de operación.
El articulado da la vuelta al patio portal, e ingresa al patio taller número 1, de la empresa concesionaria Sotramac. En la entrada, un operador de patio recibe el vehículo, y conversa con el conductor. Le pregunta si el bus presenta alguna novedad. Anota el reporte, y el articulado es llevado a la zona de parqueo.
Allí inicia el proceso de alistamiento. En el patio taller de Sotramac, entre cuadrillas de técnicos y personal de aseo, hay más de sesenta personas trabajando durante la noche y la madrugada. Personal encargado de los aires acondicionados, las llantas, el chasis, los motores, las puertas, las luces. Un proceso que se replica, simultáneamente, en los patios de Transambiental y Cartagena Complementaria y Social de Indias.
“El operador desciende del vehículo, y lo entrega al operador de patio, quien inicia el alistamiento. Lo primero que se realiza es el lavado externo, por parte de una cuadrilla de una empresa asociada. Lavamos la totalidad de los buses que saldrán a operación al día siguiente”, relata el ingeniero Sergio Martínez, quien desde 2016 labora como coordinador de mantenimiento de Sotramac.
Colombia vive una compleja situación ambiental con la sequía. Es innegable la necesidad de hacer un uso responsable del agua potable. En Transcaribe, este compromiso se cumple desde el inicio de la operación con el lavado externo de los vehículos.
Contractualmente está establecido que, en cada uno de los tres patios de las empresas que operan los vehículos, debe existir una planta de tratamiento de aguas residuales. Así, el agua lluvia y el agua que con el que se realizan los lavados, se aprovecha al máximo.
“En este proceso, reutilizamos hasta un 80% del agua”, explica Martínez.
Luego del lavado, los vehículos ingresan a las islas de tanqueado para la alimentación de combustible. Como parte del compromiso con el medio ambiente, todos los buses de Transcaribe funcionan –desde el inicio de la operación en 2015- a gas natural.
“Después de tanqueado, el pasa a la bahía donde va a quedar parqueado”, cuenta el ingeniero. “Allí viene otra cuadrilla de otra empresa, y nos hace el aseo interno. Lo barren, lo trapean, y limpian vidrios y pasamanos. El carro queda limpio en alistamiento”, apunta.
El siguiente paso es una inspección técnica general, “la inspección de niveles”. Se verifican los niveles del líquido refrigerante y el aceite, el correcto funcionamiento de las luces, puertas, y toda la parte funcional del vehículo”.
“Nuestra idea es que el carro esté listo cuando inicie el operador su turno. El compromiso es prestar un servicio seguro y en las mejores condiciones para los usuarios”, apunta Martínez.
Faltan pocos minutos para las cuatro y treinta de la mañana. Los conductores asignados a los primeros servicios comienzan a llegar. Encuentran los vehículos preparados para comenzar su labor.
Inicia un nuevo día de operación de Transcaribe, y más de 110 mil cartageneros se moverán hacia sus destinos, en parte gracias a la labor de estas personas que, mientras otros duermen, trabajan para poner a punto cada vehículo del sistema.