La OMS (Organización Mundial de la Salud) declaró en 1997 como Día Mundial del Párkinson el 11 de abril, fecha de nacimiento del médico clínico James Parkinson, quien padeció y describió los síntomas en 1817. Cada año la conmemoración de la fecha es una alerta por la prevalencia de la patología neurodegenerativa más común, después del Alzheimer.
La Universidad del Norte, a través de un comunicado dijo que es una enfermedad que afecta al sistema nervioso por la pérdida de neuronas que se encargan de sintetizar la dopamina, un neurotransmisor que estimula a otro grupo de neuronas cuya función primordial es el control de los movimientos. Según datos de la organización, hoy la padecen aproximadamente unas siete millones de personas en el mundo, y uno de cada diez casos es diagnosticado en menores de 45 años. En Colombia cerca de 250 mil personas afrontan la enfermedad, de acuerdo con la Asociación Colombiana de Neurología.
El neurólogo Elkin Beltrán Carrascal, profesor de pregrado y posgrado del programa de Medicina de Uninorte, habló sobre la patología de la enfermedad, sus síntomas, causas, tratamiento y manejo familiar.
¿Qué es?
La enfermedad de Párkinson es degenerativa y se produce por la pérdida de neuronas que se encargan de sintetizar la dopamina, que actúa en el circuito de los ganglios basales. Esas neuronas se empiezan a degenerar y el paciente empieza a tener múltiples síntomas.
¿Cuáles son esos síntomas?
La enfermedad va más allá de un simple temblor y puede afectar múltiples partes del cuerpo. Por ejemplo, lesionar el sistema gastrointestinal, generando episodios frecuentes de estreñimiento; el sistema cardiovascular, produciendo arritmias en el corazón y desmayos; o incluso síntomas psiquiátricos.
Hay síntomas descritos hasta diez años antes de la presencia del temblor. Por ejemplo, el trastorno de una fase del sueño, que es el sueño REM (Rapid Eye Movement o movimiento rápido ocular), con el que los pacientes tienen pesadillas angustiosas, empiezan a gritar o pelear dentro del sueño. También cambios en el estado de ánimo, sobre todo una tendencia al negativismo. Los síntomas motores son sobre todo la pérdida de velocidad en el movimiento, notan que el movimiento de los brazos no es igual, se sienten más rígidos. El temblor inicia en una parte del cuerpo y puede ir a otro lado, pero no todo temblor es párkinson. Este se caracteriza más que todo por presentarse en reposo, cuando la persona no realiza actividades.
¿Qué avances ha habido en el tratamiento?
El medicamento que todavía es la piedra angular del tratamiento se llama levodopa, el cual sustituye a la dopamina; entra al sistema nervioso central y realiza sus mismas funciones. Casi todos los avances se han enfocado en hallar un medicamento que disminuya la progresión de la enfermedad. En los últimos 20 años han surgido medicinas que tienen otros objetivos, por ejemplo, aumentar la cantidad de dopamina y de otras sustancias que actúan en lugar de esta.
Últimamente lo que más se ha estudiado es la estimulación cerebral profunda, que es la aplicación de unos electrodos dentro de unos núcleos específicos del cerebro que controlan el movimiento y hace que los pacientes mejoren su calidad de vida. Lamentablemente ninguno de estos medicamentos o tratamientos paran la enfermedad.
¿Qué consejos da a las familias de quienes padecen la enfermedad?
Lo principal es no hacer sentir al paciente como un discapacitado. El paciente tiene limitaciones motores, pero curiosamente muchos estudios clínicos han demostrado que la realización de ejercicios físicos aeróbicos extenuantes, como trotar, nadar, yoga o triatlones tienden a provocar una gran mejoría, incluso con la disminución de los requerimientos médicos.
A la familia hay que decirle que promueva el ejercicio. No dejar que el paciente esté bajo de ánimo ni sedentario. Jamás estigmatizarlo por el temblor, porque muchos les da pena salir a la calle por este. Hay que explicarles que es una enfermedad que le puede dar a cualquiera, que no es el fin, que la vida continua y vamos todos hacia adelante.
Investigaciones a nivel mundial
Un estudio publicado en la revista The Lancet Neurology señaló que mediante la tomografía por emisión de positrones (PET), una técnica de diagnóstico por la imagen, se pueden detectar de forma precoz enfermedades neurodegenerativas como el Párkinson. De igual forma, el Centro Integral de Neurociencias HM (CINAC) de Madrid ha desarrollado una investigación que descubrió que el uso del ultrasonido focal de alta intensidad HIFU en el núcleo subtalámico (estructura profunda del cerebro) repercute positivamente en las distintas manifestaciones motoras del Párkinson.
Más recientemente, según un estudio preliminar publicado el 22 de febrero de 2018 y que será presentado en la 70ª Reunión Anual de la Academia Estadounidense de Neurología, las lágrimas podrían contener pistas sobre si alguien tiene Párkinson. El estudio, realizado por investigadores de la Facultad de Medicina Keck, de la Universidad del Sur de California, se centró en las lágrimas porque contienen varias proteínas producidas por las células secretoras de la glándula lagrimal, que es estimulada por los nervios para secretar estas proteínas en lágrimas. Debido a que el Párkinson puede afectar a la función nerviosa fuera del cerebro, el equipo expuso la hipótesis de que cualquier cambio en la función nerviosa puede verse en los niveles de proteínas de las lágrimas.