Por: Bernardo Romero Parra
Haciendo el análisis de los altos niveles de percepción de intranquilidad de la población, que hoy se vive en la ciudad al saber que en cualquier vía o lugar podemos ser víctima de un robo, atraco o ataque contra la integridad física, nos hizo recordar que en los años 60 surgió en Cartagena una iniciativa de la comunidad para combatir la inseguridad, denominada Brigadas Cívicas, consistente en la conformación voluntaria de grupos de ciudadanos que prestaban servicio de vigilancia en sus barrios especialmente en la noches, haciendo rondas por las calles armados de un pito y un bolillo, donde de forma preventiva y conociendo los habitantes del sector persuadían a los consumidores de drogas y demás sospechosos para que se fueran a dormir o retiraran de sus sectores, de igual forma capturaban y entregaban a la Policía a quien osara cometer un hurto u otro delito en su turno de servicio.
Fue tanto el éxito de estas organizaciones comunitarias que llegaron a funcionar en más de 70 barrios con el apoyo de las familias que los domingos hacían donativos económicos, logrando un reconocimiento que los llevó a constituir la Federación de Brigadas Cívicas de Cartagena y a tener el respaldo del Concejo y la Alcaldía que les entregó auxilios económicos para su funcionamiento. Lástima que años más tarde la Superintendencia de Vigilancia Privada les aplicó una normatividad como si fueran empresas de vigilancia privada, desconociendo el origen, objeto y su loable labor, lo cual motivó su desaparición como nos cuenta Édison Pérez Lobo, último representante legal de la Federación.
Por lo relatado afirmamos que la participación activa de la ciudadanía es indispensable para alcanzar óptimos grados de seguridad, lo que hace necesario que las autoridades de Policía revisen cómo son hoy las relaciones con las comunidades en la tarea de prevención y combate al delito, estableciendo cómo se atienden las informaciones que la comunidad les entrega y qué garantías les brindan para proteger la vida, honra y bienes a las personas que cooperan con la Policía Metropolitana de Cartagena, ante una delincuencia armada y con más instinto criminal que antes, por lo que se requiere implementar programas innovadores de seguridad que garanticen la integridad del que colabora con las autoridades.
Sucede en algunos cuadrantes que el ciudadano que colabora es ignorado y a veces maltratado como si fuera infractor de la ley, ante eso la tarea es lograr que el personal de la Policía sin excepción reconozca que quien trabaja por el bienestar integral de su comunidad merece su acogida, apoyo y protección.
*P.U. Comunicación Social Periodismo.
Especialista en Formación de Formadores.