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La lucha incesante de Isla de León en el barrio El Pozón, por ser reconocida.

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Por: Arvelys Florian C. y Alexandra Villareal

 

La primera vez que los habitantes de Isla de León supieron qué era una función de cine, fue hace cuatro años cuando algunos productores y miembros del Festival Internacional de Cine de Cartagena de Indias (FICCI), llevaron el programa “Cine en los Barrios” a ese sector, para enseñarle a la comunidad que existe un mundo de películas más allá de las que transmiten RCN y Caracol. Ya que para los habitantes de Isla ir a cine a gastarse más de 30 mil pesos, (porque muchas familias tienen entre cuatro y cinco hijos), es un lujo que no se pueden dar, ya que apenas pueden sobrevivir con 20 mil pesos diarios, obtenidos en cualquier trabajo informal o “maraña” (trabajo eventual) que pueda surgir.

 

Esta vez pequeños afiches hechos a mano, distribuidos y pegados en varias casas anunciaban que el 20 de mayo de 2018, por segunda vez en toda la historia de Isla, el cine volvía ser el evento principal de todo el sector, permitiéndoles vivir la experiencia de ver cine con todas las de la ley.

Ese día en cuestión de minutos se congregaron alrededor de 200 personas llenando el lugar y el animador en su momento anunció el comienzo de una jornada artística que despertaría muchas dudas y comentarios por parte de los habitantes del barrio.

  • «Yo quiero una televisión así».
  • «¿Esto que muestran es de verdad o de mentira?».
  • «El inglés es lo mío».
  • «La señora se está haciendo la muerta».
  • «Yo una vez fui a un cine pero del de verdad, en el centro comercial».
  • «¿Y mañana vuelven?»

Estas son algunas de las frases que expresaron los niños como reacción a la función, que aunque no entendían muy bien algunas de las situaciones, estaban entretenidos y ensimismados con las escenas audiovisuales que pasaban ante sus ojos.

Esa función de cine no solo se dio en uno de los sectores más pobres y desprotegidos por las autoridades de Cartagena de Indias, sino que además se convirtió en uno de los pocos oasis a los que esa comunidad tiene acceso para olvidar un poco su dura realidad.

 

***

 

El primer indicio que te asegura que estás cerca de Isla de León, es un caño artificial verde y espeso llamado Caño Limón, en el que entre sus aguas putrefactas flotan ramas de árboles, zapatos, basuras, entre otros objetos. Para llegar hasta el sector existen dos opciones: cruzar un puente improvisado de madera desde la entrada o cruzar otro también desde la entrada de concreto. El único que existe en el sector.

En Isla, las casas fabricadas en tablas, plástico y zinc, están extendidas sobre un terreno que hace apenas unos años era un completo lodazal, donde solo se podía caminar con los pies desnudos y en vez de casas, habían cambuches. Hoy en día, todavía se vislumbra esa división en la que esas casuchas quedan aún más aisladas del resto de viviendas de El Pozón, de por sí, uno de los barrios más excluidos de Cartagena.

Los moradores de esta olvidada zona batallan cada día contra el olvido. Buscan que las  instituciones y el Distrito de Cartagena los reconozcan como un barrio o un sector más de la ciudad que necesita, de manera urgente de inversión social y que no debe seguir siendo ignorado, incluso después de 20 años de su creación sigue sin aparecer en el mapa de Cartagena.

 

Fundación Techo, más que viviendas.

La única fundación que les ha tendido la mano de forma permanente para no dejarlos en su batalla solitaria contra el olvido ha sido la Fundación Techo, entidad Chilena sin ánimo de lucro que desde hace más de 10 años visita a la comunidad de Isla, para ayudarlos en  proyectos de mejora de sus viviendas.

Esta Fundación intenta darle un nuevo aire al sector que se ha caracterizado por tener terrenos pantanosos que hacen aún más precarias las condiciones diarias de estos habitantes. Pese a esas condiciones adversas del terreno, los lugareños sienten que ese pedazo de tierra es lo único con lo que cuentan y que los hacen sentir que pertenecen a Cartagena.

 Es por eso que la mayoría de las casas allí construidas por Techo están edificadas sobre un pedestal llamado “Tambo”, porque el terreno con el paso del tiempo en épocas de lluvias, cede aún más, lo que prueba de que las condiciones físicas del terreno no son aptas para la vida, pero dada la exclusión de Cartagena y las pocas oportunidades a las que estas personas tienen acceso, es la única tierra en la que pudieron asentarse.

La asistencia brindada por esta organización sin ánimo de lucro ha sido clave para el desarrollo de la comunidad de Isla de León, que en los más de 10 años de trabajo y hasta la fecha, han construido 110 casas llamadas para ellos “Viviendas de Emergencia”. Y es que aquí es donde entra el papel de decenas de voluntarios que desinteresadamente se han acercado a este sector, con el objetivo de cambiar la realidad de centenares de familias, agradecidas por el trabajo que insistentemente hacen por la comunidad.

 

Para María José Castrillo Mosquera, voluntaria de Techo saber que luego de haber construido una vivienda para una familia con sus propias manos y volver a los ocho días siendo recibidos con los brazos abiertos y ser reconocidos por ellos cuando van por la calle es lo más gratificante, “Muchas veces ellos te brindan cosas que no tienen, es bonito, es bonito ver los lazos que creas”.

El compromiso de Techo va más allá de construir viviendas. El tema cultural también se ha convertido en una causa por la cual trabajar, el propiciar espacios donde se proyecte una película puede que represente para los habitantes de Isla un escape de la realidad, un momento para perderse en un mundo diferente y experimentar las sensaciones y emociones que pueden provocar historias y realidades típicas de algún filme.

 

La ausencia del Distrito

Los asentamientos de Isla de León se remontan a finales de los noventa cuando un grupo de desplazados por el conflicto armado colombiano de todas las regiones del país, llegaron huyendo de la guerra buscando un pedazo de tierra en paz. Sin embargo, lo único que encontraron fue esta zona ubicada en el suroriente de Cartagena, a pocos metros de la Ciénaga de la Virgen y en la parte de atrás de uno de los sectores más pobres del Corralito de piedra, El Pozón. Con el paso de los años fueron llegando más personas y hoy son aproximadamente mil los habitantes que habitan esas 16 calles, con nomenclatura informal y con deficiente servicio de energía eléctrica.

Pese a las dos décadas de existencia de esta invasión, el Gobierno Distrital Cartagenero sigue sin reconocerlo como un barrio o sector de la ciudad porque consideran que esas familias deben ser reubicadas a zonas en condiciones habitables. Aún así no hay un proyecto claro que transforme la cruda realidad y despeje el incierto futuro de estas personas.

Como si fuera poco, en el 2011 la Alcaldía prohibió a las empresas de servicios públicos asistir a locaciones subnormales que no tuvieran definida su situación predial, ya que, en algún momento el Distrito de Cartagena aseguró que Isla de León estaba asentada en una propiedad privada. Por tal motivo no tienen alcantarillado, agua potable y las mangueras comunitarias que tenían para subsistir ya no son suficientes por la demanda de personas. Están desesperados por el agua.

«Si no podemos vivir en Isla, no podemos vivir en ningún otro sector de Cartagena, porque en todas partes es lo mismo», asegura  Merlys Valdéz, al hacer referencia cómo existen zonas inundables y que son las únicas a las que personas como ellas podrían tener acceso por sus bajas condiciones económicas. Hace ocho años que vive en Isla de León y hace más de un año fue elegida presidenta de la primera Junta de Acción Comunal del sector.

Por eso con ironía dice que no entiende porque sí  reconocen en la Alcaldía, a través de los documentos de la Junta de Acción Comunal, con personería jurídica a Isla de León como un sector perteneciente al barrio El Pozón, pero que al momento de solicitar algún tipo de ayuda en cualquier entidad distrital sacan a relucir el estatus de invasión de esta zona. “El relleno lo ha hecho el sector, todos los avances que ha tenido el barrio es gracias a nosotros y a la ayuda de fundaciones sin ánimo de lucro. El Gobierno nos ha olvidado” concluye.

Ante las quejas y solicitudes de los habitantes de Isla de León dirigidas al gobierno local, el distrito sigue considerándolos como una zona de invasión por lo cual, resulta  difícil que bajo esa etiqueta las instituciones locales quieran meterle el hombro a la comunidad con proyectos de desarrollo.

Un punto que refuerza lo anterior, es lo que señala María Bernarda Pérez, funcionaria de la Secretaría de Planeación Distrital, quien sostiene que en los 23 años que lleva laborando allí, la entidad no reconoce a Isla de León como un barrio o sector del Pozón sino como una invasión, y es por esta razón que Isla no se encuentra incluido dentro de los mapas de priorización.

Asimismo, asegura que más de una vez han desalojado ese sector y vuelven y lo invaden. Habitantes de Isla de León en algún momento han sido reubicados en Flor del Campo, Colombiatón, el Nazareno y otras urbanizaciones que el distrito y la nación gestionaron en su momento para damnificados y poblaciones en zonas de riesgo. No hay que dejar pasar por alto además, que el distrito no cuenta en la actualidad con un presupuesto para la priorización de comunidades en situación de riesgo.

Lo que evidencia que, si en un caso hipotético, llega a suceder una catástrofe o calamidad en alguna zona en condición de inminente riesgo, el distrito por no poseer un fondo para mitigar una situación de esta índole los afectados por dicha circunstancia sería verían inmersos en la desidia y fatalidad, que por falta de oportunidades no han podido desarrollar sus capacidades a causa de la inoperancia de un Estado que ignora y olvida a quienes más lo necesitan.

 

Isla de León es ese sector invisible para algunos y el foco de oportunidades para otros, que si le apuestan a potencializar las capacidades de una comunidad; muchos de ellos golpeados por el conflicto o por cualquier otra situación de desventaja que los llevó allí, invadir una zona de riesgo olvidada y desprotegida que el distrito se empeña, a través de su discurso, revictimizar y mostrar que son de ninguna parte.

 Función va función viene en Isla, hay casas construidas y destruidas por las inundaciones, desplazamientos forzados y reubicaciones, pero hay algo constante que caracteriza a cada Isleño y es la lucha incesante y el anhelo de ser reconocidos como habitantes de un sector llamado Isla de León, ser incluidos en la cartografía de los barrios de Cartagena y que el distrito, a pesar de su crisis de gobernabilidad enfoque la mirada en la “isla” del sur de la ciudad.

 

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