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19 septiembre 2022
Por: Emilio Gutiérrez Yance
Tiene 16 años de haberse retirado de la Policía, orgulloso dice que esa Institución le dio todo lo que tiene, que es un ejemplo para sus 12 hijos y principalmente para aquellos que siguieron sus pasos.
El cartagenero Danilso Alfonso Peñaranda Hernández dedicó 21 años de su vida a la Policía Nacional sin una tacha en su currículum, hoy 7 de sus hijos orgullosamente pertenecen a la misma Institución. Nació el 26 de octubre de 1966 y un 1 de noviembre de 1985 se hizo agente de la Policía, para entonces apenas pensaba en sacar la cédula de ciudadanía para poder cobrar su primer sueldo ya que había entrado con una contraseña.
Su esposa dio a luz antes de que pudiera entrar a la Policía, pero eso no fue impedimento para cumplir uno de sus sueños. Su primera misión fue en Valledupar, Cesar, allá estuvo solo mientras se estabilizaba económicamente, ya en Cartagena de Indias, Bolívar, había vivido los peores momentos de su vida por cuenta de la pobreza que le tocó sortear al lado de su madre, Doña Elvia, una mujer guerrera que luchó por él día y noche para que la delincuencia no se lo arrebatará de las manos.
Hoy tiene 16 años de haberse retirado de la Policía, orgulloso dice que esa Institución le dio todo lo que tiene, que es un ejemplo para sus 12 hijos y principalmente para aquellos que siguieron sus pasos, pues salió por la puerta grande sin una sola investigación y en medio del reconocimiento de sus superiores. Siempre cumplió y sirvió con honor a su Patria.
El desfile de Policías en su casa comenzó en 2006, cuando recibió grado Alex Andrés, el siguiente año fue Danilso José, en 2010 John Jairo, siguieron Julián Enrique y Nilson Javier Peñaranda Caraballo en 2012, dos años después llegó la primera mujer Policía a la familia, Sindy Cecilia Peñaranda González y este año se graduó María del Carmen. Sus edades van de 29 a 37 años.
Algunos ya completan 15 años de servicio. “para mí como padre es un orgullo está familia todos con vocación de servicio con ganas de hacer el bien, de servir a los demás. Siempre estoy pendiente aconsejándolos para que no la vayan a embarrar. Quiero verlos en el grado de intendente”, señala Danilso Alfonso.
Sus hijos prestan servicio en diferentes zonas del país pero tienen oportunidad de reunirse en fechas especiales y compartir experiencias con toda la familia que crece con el correr de los días y que seguramente dará más Policías.
Danilso Alfonso, conoció el sufrimiento desde muy pequeño, su padre lo abandonó cuando apenas tenía dos meses de nacido y a medida que crecía era testigo silencioso del sufrimiento y esfuerzo de su madre para sacarlo adelante, “Ella lavaba y planchaba sin descanso para reunir un poco de dinero. Hacía turnos cocinando en restaurantes y luego consiguió trabajo en una casa de familia. Se ganaba el pan con el sudor de su frente”.
En esa casa escuchaba al patrón decir, “estamos vivos” y esa frase motivadora lo impulsaba a superar aquella pobreza. Ese hombre de esa frase que también hizo eco en Cartagena de Indias era Don Joaquín Franco Burgos quien con su esposa Cecilia Reins Cavas se convirtieron en sus padrinos y fueron ellos quienes lo apoyaron para que ingresará a la Policía.
Desde niño entró en el mundo del rebusque, recuerda que tenía 11 años de edad y ya buscaba como ganarse 100 o 150 pesos en el mercado de Bazurto para ayudar a su mamá que dejaba alma, vida y corazón en cada trabajo. Años después comenzó a lavar carros y con ello podía comprar las cosas que necesitaba para ir al colegio a estudiar bachillerato. También trabajó como ayudante de albañilería.
Vivieron en los tugurios de El Pie de la Popa en medio de toda clase de peligro y prácticamente a la intemperie de allí los sacaron por invasores pero los reubicaron en el barrio Lo Amador, ya las cosas iban mejorando de alguna manera.
Increíblemente en medio de esas necesidades llegó el amor, apareció una mujer de nombre María y con ella se casó, para entonces ya estaba esperando su primer hijo quien con el correr de los años seguiría los pasos de su padre y se convertiría en el primer Policía de la familia.
Doña Elvia, la mujer guerrera que se ganó el pan con el sudor de su frente murió hace 19 años, para entonces ya había cumplido 62, fue uno de los momentos más tristes de su vida, la viejita que le dio todo y le enseño principios y valores había partido a la eternidad, seguramente para un paraíso como el que siempre soñó pero no pudo tener. “Yo decía el día que mi mamá muera, yo me muero con ella, después entendí que esa es la ley de la vida, aunque siempre la recuerdo y me lleno de tristeza, pero bueno la vida sigue y lo mejor que puedo hacer es recordarla con alegría”.
La mujer campesina nacida en Arroyo Hondo, Bolívar, tuvo otros dos hijos que se los entregó a su padre porque la extrema pobreza en la que vivía no le permitía cuidarlos pero tuvo la fortuna de ver el triunfo de su hijo Danilson Alfonso y compartir con él esa inmensa alegría de verlo convertido en todo un Policía.
En vida vio el fruto de su esfuerzo recompensado, hoy sus nietos y bisnietos la recuerdan en cada reunión y elevan plegarias al cielo para que donde quiera que esté una sonrisa de satisfacción se dibuje en su rostro.
Danilson, entre tanto asegura que si vuelve a nacer escogería de nuevo ser Policía, ama y respeta a su Institución y pide a Dios guarde a sus hijos para que cuando salgan lo hagan en uso de buen retiro y por la puerta grande, sintiéndose orgullosos de haber servido a la Patria.