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Noticias del Nottingham. A los hermanos del INEM

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Por: Freddy Machado

Corrían los finales de los años 70’s. El Inem Cartagena era, y sigue siendo, por su extensión e infraestructura, eso que hoy llaman: un mega-colegio. Mis amigos de la secundaria siempre me han pedido que cuente la historia que partió en dos nuestro paso por el Manuel Rodríguez Torices. Ellos hablan del antes y después del Nottingham pero siempre he tenido un pretexto para aplazar la tarea. Son cosas de la nostalgia. Para mi promoción del Inem, no es una historia cualquiera, se trató de una hazaña. En la secundaria, lideran y mandan los más grandes: los de quinto y sexto de bachillerato -hoy décimo y undécimo grado-, pero nunca los de tercero u octavo.

El Nottingham sigue siendo un referente en nuestras reuniones de exalumnos. Me imagino que muchos se preguntaran por qué un nombre de un equipo inglés para participar en ese campeonato intercursos… Exactamente no lo se. Mientras unos dicen que era el equipo de moda en esos años para otros se trató de una ocurrencia de Peña. Sin embargo, la mayoría coincide en que fue idea de Anaya, el que chicaneaba con su colección de revistas de El Gráfico. Dicen que en algún recreo nos leyó al grupo, en voz alta, una crónica que hablaba de la mística y la fuerza de ese onceno.

Anaya era la única persona que he conocido en Cartagena que por esa época, coleccionaba El Gráfico. Esa revista argentina se dejó de publicar en enero del 2018 y había sido fundada en 1919.

Los gustos del flaco siempre fueron muy refinados. Su papá era guía de turismo y él, como el viejo, manejaba un inglés fluido. Mis hijos, egresados de colegios bilingües, se burlan de mi ingles de colegio público que no nos permite ser “competitivos” como conceptúan los psicólogos en las entrevistas de trabajo y yo a los míos les he hablado de Anaya. Pero mi orgullo es la educación pública y El Gráfico, la juventud y el Nottingham son cosas del pasado. Nadie imaginó que un equipo de tercero, el 3-11 de la mañana, disputaría la final con los de sexto.

Llegamos invictos a ese encuentro. Éramos muy jóvenes pero era un lujo tener a Pedraza, Portela, Peña y el mismo Anaya. Con todo, eso no era lo más importante. Nuestra fortaleza era la barra brava que nos apoyaba. También hacían parte del plantel los rendidores: Zenón, Larrota y El Pilli De La Rosa. El resto del 3-11, además de jugar futbol, soñábamos con ser músicos como los integrantes de Los Inéditos (esa banda musical que fundó el profesor Eugenio (QEPD) del área de Música y que triunfó durante muchos años en los Carnavales de Barranquilla). Ese día de la final, el coliseo del Inem estaban presentes unos doscientos alumnos pertenecientes a las dos jornadas.

El coliseo se asemejaba a la Bombonera del Boca Juniors con sobrecupo. Era toda una fiesta. El orgullo de los alumnos contemporáneos de los cursos inferiores del Inem era el Nottingham pues representaba a las nuevas generaciones. Los de los últimos años se sentían humillados e irrespetados en su liderazgo. No hay peor desgracia que una final de un campeonato de fútbol se le asigne a un árbitro displicente y sin carácter.

El Nottingham no se arrugó. La barra brava tampoco. Flórez llevó el saxofón y Ebratt un clarinete con el que practicaban en las tardes por los lados de Agropecuaria. La armonía no distinguía a nuestra barra y para consolidar tal desastre musical los acompañaba Chacón con la tambora. El mejor del Nottingham y el más calidoso era Pedro Nel Pedraza.

Pedro era un delantero de raza y que no se dejaba de los defensores pues desde niño usaba los codos con elegancia para neutralizar a los “pataduras”. Un mediodía en su casa del Alto Bosque, dos años después de la hazaña del Nottingham -ya estábamos en quinto año-, sorprendido e impotente, presenció la llegada y salida presurosa de Gerardo Moncada después que la vieja Soledad le hiciera ver que su hijo estaba era para estudiar y no para jugar en ningún “nacionales”.

El técnico Moncada había visto jugar a Pedro en Medellín con la selección Bolívar juvenil que participó en la Copa Cocacola. El estratega lo abordó en un primer tiempo, anotó su dirección en Cartagena y le prometió que para enero del año siguiente lo visitaría pues Nacional tenía pensado hacer la pretemporada en las playas de Bocagrande. Moncada quedó impactado con las habilidades, movimientos, potencia y técnica de Pedraza. En verdad, Pedro no esperaba la visita, pensó que eran promesas de cazatalentos que se hacen por agradar y la vieja Soledad no entendía esas cosas del fútbol ni del imponderable potencial de Pedro.

Eran otros tiempos pero todavía hoy en Cartagena, en los campeonatos de veteranos, seguimos disfrutando los golazos imposibles y los lujos de Pedraza. La final fue toda una batalla campal. No era fácil sostener un 1 a 0 desde el minuto cinco con ese arbitro perverso. La barra brava -Ebratt, Flórez y Chacón-, ante tanta injusticia, ingresaron al campo de juego, justo o un poco después, cuando el “machete”, usando fuerza excesiva, alzó por los aires al buen Anaya y empezaron los reclamos de los jugadores. Esas calenturas solo las viven quienes han jugado una final y no son “pechos fríos”. Desde la tribuna vimos el saxofón de Flórez brillar con los rayos de la tarde sobre las cabezas de los de sexto. Para el mes de agosto el sol se metía después de las cuatro de la tarde por las rendijas de las ventanas de madera en los altos del coliseo. Quienes transitan por la carretera del Bosque, a esa hora y a la altura del Inem en dirección del Centro, lo saben y lo sufren. Chacón y Ebratt le garantizaron la retirada a Flórez. Esa tarde el Inem conoció la hermandad a toda prueba del 3-11.

En los libros de la Unidad Docente quedaron los registros: “partido suspendido por falta de garantías. Decomisado un saxofón”. Muñoz recomendó no celebrar más campeonatos íntercursos. Bueno, los que han llegado hasta aquí me excusarán por lo desordenado de mis apuntes que he guardado durante todos estos años, ante el temor de no ser fidedigno y por no defraudar el compromiso con los compañeros de mi promoción pero el domingo pasado recibí una señal. No me lo van a creer pero ahora que todos seguimos los juegos del Liverpool de Luis Diaz y que ha renacido nuestro interés por el fútbol Ingles, se ha vuelto a tener noticia del Nottingham Forest. El comentarista ha dicho que es el último de la tabla de posiciones. Aún asi, realizó una hazaña, le ha ganado al Liverpool con el excelente apoyo de su hinchada. Las casualidades se mofan de la nostalgia pues como el glorioso Nottingham del Inem también los ingleses han ganado 1 a 0. Se me ocurre -evocando ese tiempo feliz- que en ese coliseo del Inem de Cartagena hace falta una placa que diga: “Aquí jugó el Nottingham Forest que en el año 78 hizo grandes a los del 3-11”.-

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