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María del Pilar Beltrán, una mujer de unos 45 años, que se gana la vida vendiendo bollos por la calles de Cartagena de Indias, barría el frente de su humilde vivienda ubicada en un apartado sector del municipio de Arjona, Bolívar, mientras lo hacía, silenciosamente pedía bendiciones del cielo, al bajar la mirada vio a lo lejos a un grupo de Policías que lentamente se acercaban por aquel solitario camino polvoriento, donde ni siquiera hay agua potable y aún se cocina con leña, era el patrullero Ricardo Guzmán Cárdenas y su equipo de trabajo que ese día tenían una misión importante; buscar a los niños cuyas condiciones de pobreza no les ha permitido matricularse en la Escuela.
A medida que el grupo se acercaba muchos interrogantes pasaban por la mente de María, ¿eran acaso los ángeles que ella estaba esperando? Una niña y un niño salieron de la humilde vivienda construida en barro y bareque, eran dos de los menores que la Policía buscaba, como ellos otros 50 estudiantes estaban en la lista de deserción escolar y había que reintegrarlos para evitar que se les enfermera el alma en una zona donde la drogadicción y la delincuencia acechan.
“La campaña que adelanta la Policía Nacional busca contribuir a que no se afecte el bienestar, seguridad y desarrollo de los niños y niñas. Pues en la escuela reciben educación y protección, hacen amigos y reciben apoyo de los docentes”, dijo el patrullero Guzmán, quien ha logrado con la ayuda de comerciantes y personas de buen corazón, apadrinar a varios niños a quienes se les ha entregado toda la dotación escolar para que armados de esperanza regresen a la Escuela donde son esperados por la licenciada Josefina Arango quien también le ha puesto el alma, vida y corazón a la situación de los niños y niñas que no regresan a clases por no tener siquiera un pan para desayunar. La profe al igual que el grupo de Policías teme que tomen el camino equivocado por falta de oportunidades.
La Escuela María Michelsen de López Sede Antonio de la Torre y Miranda ubicada en el sector conocido como “Care Perro”, tiene muchas necesidades por resolver, pero la fuerza de la profe Josefina y el apoyo de los uniformados, se convierte en un motor de impulso para evitar que la pobreza económica sea un obstáculo para el aprendizaje.
Con esta iniciativa los miembros de la fuerza pública buscan alejar a los niños y niñas de problemas como la drogadicción, el alcoholismo, el trabajo infantil, la prostitución y todo tipo de acción delictiva. La orden es ubicarlos a todos para que no queden por fuera del sistema educativo.