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El INPEC confirmó este mediodía que falleció en un hospital de la ciudad de Valledupar, uno de los peores violadores y asesinos en serie de niños en Colombia, Luis Alfredo Garavito, y quien pagaba una condena de 40 años de prisión por la violación y asesinato de cerca de 200 niños en Colombia.
Garavito, era conocido como “La Bestia” o “El Monstruo de Génova”, y se encontraba pagando su condena en la cárcel La Tramacúa de la capital del Cesar, y su muerte le sobrevino en la clínica Nueva Santo Tomás del Caribe, donde permaneció hospitalizado a raíz de un cáncer.
Si bien inicialmente lo condenaron a 1.853 años y 9 días de prisión, tuvieron que rebajar el monto a la pena máxima del momento porque era inviable una condena tan larga. “La Bestia”, como era llamado Garavito, fue acusado de abusar sexualmente y asesinar, por lo menos, a 172 niños entre 1980 y 1999, informó el diario El Colombiano.
Para esa época, Luis Alfredo Garavito se convirtió en uno de los principales objetivos del CTI, que logró capturarlo en 1999 y meterlo a prisión, en la que ha estado hasta la fecha. Desde entonces, el pederasta fue condenado a la pena máxima en Colombia, equivalente a 40 años de prisión, de los cuales logró descontar más de 20 por sus años de cárcel y su buen comportamiento intramural que también le otorgó varios beneficios.
El infanticida más peligroso de Colombia se disfrazaba de todo tipo de profesiones para engañar a los niños y jóvenes que luego se convertirían en sus víctimas. Haciéndose pasar por sacerdote, anciano, vendedor ambulante, habitante de calle, entre otros, lograba secuestrar a menores, entre los ocho y 16 años de edad, en al menos once departamentos de Colombia.
“La Bestia” padecía de una leucemia que le provocó un cáncer en el ojo. En abril pasado, se conocieron imágenes que demostraban su deplorable estado de salud. El registro fotográfico fue posible gracias a las entrevistas realizadas por la editorial Testigo Directo, que envió a dos periodistas, Rafael Poveda y Kevin Pinzón, para hablar con el asesino.
Foto cortesía El Colombiano.