Desarticulan banda dedicada al turismo sexual en Cartagena y Medellín
7 noviembre 2023Entre enero y septiembre, disminuyeron denuncias por delitos informáticos y fleteo: Asobancaria
7 noviembre 2023
A menos de una semana de conocerse los resultados de las Pruebas Saber 11 del Icfes, la muerte le arrebató a Andrés Mauricio Vega Julio, la satisfacción de enterarse que es el estudiante con el mejor puntaje en la historia de la institución educativa Corazón de María del barrio San Francisco.
La vida no le alcanzó para disfrutar de ese placer y ese triunfo bien merecido por el esfuerzo, dedicación y empeño que le puso a las Pruebas Saber 11.
Cómo todo joven con sueños de alcanzar metas, Andrés Mauricio con sus 16 años, esperaba ansioso estos resultados y así se lo hacía saber a las personas con las que compartía sus sueños; la coordinadora Jackeline Esquivia y algunos de sus profesores, se convirtieron en las personas de más confianza y a quienes les manifestaba todo ese cúmulo de expectativas dentro de su proyecto de vida.
Ocho días antes de conocerse los resultados de las Pruebas, la muerte lo sorprendió en una tarde de juego en las playas del barrio Crespo, tras correr detrás del balón que ingresó al agua del mar Caribe y, con tan mala suerte que las olas traicioneras lo arrastraron a lo profundo, haciéndole perder su estabilidad y morir por inmersión.
La Coordinadora lo describe como un estudiante aventajado, serio, responsable, con muchos valores y además venía de ser el primero en los tres simulacros que se hicieron en los llamados cursos de preIcfes, lo cual lo perfilaba con mejor desempeño en las pruebas.
Se mostró muy dolida con esta repentina desaparición, porque Andrés Mauricio, dio todo de sí, era inteligente, respetuoso, colaborador e integral porque era también monaguillo, al servicio de la iglesia.
Fue un hijo ejemplar, su vida académica transcurrió en Corazón de María, ya que desde preescolar comenzó allí, y sus primeros pasos y hasta los últimos, los dio en ese colegio, señala.
Destacó la fortaleza de la madre de Andrés Mauricio, la señora Eusebia Julio, porque pese a la pérdida de su hijo, ha sido una mujer fuerte y agradecida con Dios, por haberle permitido vivir todos estos años con su él.
Por ello, para el día de la graduación, la señora madre del joven, fue invitada a este acto a recibir el grado póstumo de su hijo. Ese mismo día, 29 de noviembre, será una ceremonia diferente, teniendo en cuenta que otro joven de la misma promoción Edwin Xavier De Arco Campo, murió también en un hecho registrado en el barrio San Francisco y a su madre, igualmente le será entregado el grado póstumo. Andrés Mauricio, murió ahogado el pasado 27 de octubre, mientras que Edwin Xavier, fue asesinado junto a su abuela el 2 de noviembre.
Por otra parte, los profesores de Andrés Mauricio manifiestan verlo siempre apasionado y con determinación por conseguir un buen resultado en las pruebas Saber, que le permitiera ingresar a universidades públicas o ser merecedor de las becas que se ofrecen actualmente para brindar más oportunidades a estudiantes que no cuentan con recursos suficientes para financiar una universidad privada.
Mauro, como le decían cariñosamente, se impulsó a sí mismo teniendo una visión que lo mantuvo alejado de todas las problemáticas que existen en una zona vulnerable como San Francisco; nunca se le vio en problemas de convivencia, de drogas, de pandillas, y entre otras tantas dificultades que deben sortear a diario los chicos de ese entorno.
Uno de sus profesores expresa que su desempeño académico siempre había sido incuestionable y se caracterizaba por ser más práctico que estético, le interesaban más las cuestiones de fondo que de forma, y fue por esa misma razón, que tuvo un bajón significativo en sus calificaciones a mitad de año, ya que, para él un boletín escolar de notas había pasado a un segundo plano, mientras que las pruebas Saber se habían convertido en su única prioridad.
Poco después de estar al tanto de las consecuencias que le generaron esa manera de enfocarse, él mismo expresó: “Lo veía venir, sabía que algo así iba a suceder. Ese era el precio que tenía que pagar, y no me arrepiento.” Mauro lo apostó todo por esas pruebas y al final, el tiempo terminó dándole la razón, y aunque su estancia en este mundo no fue suficiente para sentirse orgulloso de lo que había logrado, todos los que lo conocimos llevaremos eternamente en nuestras memorias sus recuerdos con el mismo gozo que él está ahora compartiendo con Dios.