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Arquidiócesis de Cartagena promueve la prevención en niñas y adolescentes

Cartagena, 22 de julio de 2020.

Desde hace ya seis años, la Arquidiócesis de Cartagena, viene trabajando en la prevención a la violencia, el abuso, la Explotación Sexual Comercial (ESCNA), y la trata de personas, con niñas y adolescentes que viven en las periferias de la Ciudad.

Esta importante labor, es adelantada a través del Programa Talita Qum de la Arquidiócesis de Cartagena, con el que se brinda acompañamiento psicosocial a nivel individual y familiar, a niñas y adolescentes entre los 9 y 17 años, así como apoyo pedagógico y formación en prevención del abuso y la explotación sexual, para que puedan convertirse en agentes multiplicadoras y lideresas, capaces de salir en la defensa de otros y otras niñas en condición de vulnerabilidad y riesgo.

Si de prevención se trata, no habrá trata

Entre los proyectos del Programa Talitha Qum se encuentra el de prevención a la trata de personas, Si De Prevención Se Trata, No Habrá Trata, ejecutado en alianza con la red Defensoras de Vida de las Hermanas Vicentinas, en el cual se capacitaron durante un año 80 personas entre las cuales estaban las 70 niñas y adolescentes del Programa, sedes San Francisco y la María. Los talleres lúdico pedagógicos tuvieron una excelente acogida, ya que, por su pedagogía, creatividad y participación activa de todas las presentes, se logró también capacitar a un grupo de niñas y adolescentes como agentes multiplicadoras, siendo ellas las encargadas de prevenir a través del teatro y la música, a otros niños, niñas, adolescentes, y público en general, especialmente en escuelas y colegios, dejando claro el mensaje de prevención, y las líneas de atención.

“El Programa acoge a las niñas y adolescentes de lunes a viernes en jornada alterna al colegio; los sábados recibe a las adolescentes capacitándolas en emprendimiento, es muy importante para el Programa acompañarlas en sus procesos formativos, porque tenemos grandes sueños con ellas, por qué no, que sean profesionales del derecho, de la psicología, del trabajo social, de la medicina… y que lleguen por qué no,  a ser nuestras alcaldesas, gobernadoras, presidentas en nuestro País”, afirma la hermana Blanca Nubia

López Rendón, religiosa de la Congregación de Nuestra Señora de la Caridad del Buen Pastor, directora  del Programa.

Secuelas del abuso

Según la Ley  1146 del 2007 se entiende por violencia sexual contra niños, niñas y adolescentes, todo acto o comportamiento de tipo sexual ejercido sobre un niño, niña o adolescente, utilizando la fuerza o cualquier forma de coerción física, psicológica o emocional, aprovechando las condiciones de indefensión, de desigualdad y las relaciones de poder existentes entre víctima y agresor.

Es de suma importancia unirse para combatir el abuso y la explotación sexual a niñas, niños y adolescentes, porque las secuelas que dejan estos delitos sobre las víctimas son irreparables. “a nivel psicológico la niña, niño o adolescentes, puede presentar dificultad para establecer relaciones de confianza, alteraciones en el desarrollo cognitivo y emocional, la víctima distorsiona su autoconcepto, autoestima, puede caer en conductas hipersexualizadas, fracaso escolar, trastornos alimenticios, consumo abusivo de alcohol y drogas, entre otros”, afirma Maria Carolina Cardona, psicóloga del Programa.

La comunicación es clave para prevenir y detectar el abuso

La hermana Blanca Nubia, recuerda que la mejor forma de prevenir el abuso a los menores es estando vigilantes y estableciendo relaciones de confianza, comunicación y escucha activa con los niños.  “hay que recordar que las niñas y niños pueden estar en riesgo en su mismo núcleo familiar o en su entorno más cercano, por este motivo es muy importante hablarles sobre sus partes íntimas, y decirles  que nadie las puede tocar ni obligarlos a mostrarlas, dialogar y compartir con ellos, hacerles saber que tienen todo el derecho de decir no cuando sienten que algo va contra su dignidad, que tienen derecho a rechazar un beso o caricia de cualquier persona o familiar si no se sienten cómodos, conscientes de la importancia de construir redes de protección, identificar muy bien a sus vecinos, entre otras medidas de protección”. El llamado que hoy nos hace la religiosa, es el de brindar entornos seguros a los niños, niñas adolescentes y hay que empezar por la familia.  “Durante este proceso yo aprendí que mis partes íntimas no se tocan. Ni la vulva, ni las pompis ni los senos se tocan”, asegura Michelle Bravo Navas, una de las niñas participantes en el proceso.

Activar rutas de atención

La familia, la escuela, el colegio, los vecinos… deben tener claro, cuáles son la rutas de atención frente al abuso, la explotación sexual y la trata de personas; capacitarlos y comprometerlos en la defensa de los derechos de los niños, niñas adolescentes es tarea de todos, por lo tanto, valdría la pena preguntarnos: ¿Cómo estoy previniendo del abuso, la explotación sexual y la trata de personas al interior de mi familia y en su entorno más cercano?