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Así eres tu Cartagena…

Por: Yolanda Wong Baldiris, Abogada

La composición e interpretación del himno de las fiestas novembrinas del músico y folclorista Pedro “Ramayá” Beltrán nos deja una descripción en un conjunto de elementos hermosos que hacen parte de lo que es Cartagena de Indias. Su talento logra enlazar la geografía, el valor cultural de las fiestas novembrinas, la fe en San Martín, la historia con el Camellón de Los Mártires e impulsa sentimientos como la “alegría sin fin” que llevamos innata en los que nacimos en el Caribe.

Ha dicho el periodista Juan Gossain que somos un sancocho de gentes. Creo que está en lo cierto, puesto que nosotros hemos sido receptivos a todas las culturas convirtiendo a Cartagena en una experiencia vivencial.

Desde nuestro descubrimiento, tuvimos negros y españoles en la triste historia de sometimiento y venta de esclavos, mercado que hizo que vinieran a nuestro territorio corsarios de muchas partes del mundo, especialmente franceses e ingleses, quienes abrieron camino a piratas industriales holandeses, y como para afianzar mas la mezcolanza aparecieron los chinos y árabes. Así se acomodó la deseada prole en las indias.

Esa revoltura con el mejor sabor a costa no sólo ha hecho un sancocho, sino un menú sin igual de gente en Cartagena. Sin lugar a dudas inspira a continuar creyendo en que es “La Fantástica”, de Carlos Vives que está a orillas del Mar Caribe como símbolo histórico, en la voz de Claudia de Colombia. Esa misma que susurró el gran Juan Carlos Coronel, con el estribillo “donde el sol sale sonriente, donde es buena gente con amor y dulzura”, y la que finalmente en nuestros tiempos se muestra como la ciudad donde se van a quedar bailando champeta, de acuerdo a las mezclas de Dj Dever y Kevin Florez. Si, esa la que todos amamos y por la que estamos luchando desde muchas orillas.

En medio de la crisis y en sus 487 años creo que esas murallas nos siguen diciendo que somos fuertes ante la adversidad, pero que, además, tenemos toda la casta para gestar la destrucción de la curva epidemiológica del Covid-19 que hoy nos agobia.

Nuestra genealogía, que contiene de todito, nos hace luchadores por naturaleza y activistas de causas que identifican la defensa de ese linaje único de los criollos getsemanicenses, del salsero toricense, de la picotera de El Porvenir, del yuquero de El Socorro y de los DJ de Bocagrande.

Por todo este conjunto de raíces se nos hace muy fácil disfrutar en nuestro paladar donde Muñol una buena empanada china de pollo con Kola Román, un quidbe con jugo de corozo en M Cocina , una buena paella del chef Julián, una cazuela donde el gran Bony o irnos a Pizzas San Guilliano por una promoción dos por uno. Nadie puede creer que esos empresarios, todos locales, pero sus ancestros marcaron en ellos el paladar que nos antojaría disfrutar en nuestra gastronomía. Seguimos comiendo patacones en el Palito de Caucho esperando al embolador de turno, cruzamos a merendar donde Sincelejo o al Sombreron un cóctel de frutos del mar, pero lo más risible es nuestra nomenclatura que siempre va precedida de un gran punto de referencia, tales como por la tienda de la carpa roja o doblas a la derecha donde esta la chazita y preguntas en la casa de la reja negra.

Tenemos patrimonios que jamás los conversamos, pero son intocables como el palito de caucho del palacio nacional, las jardineras del parque de Las Flores, las bancas del parque de los estudiantes, la virgen del Carmen del parque de Blas de Lezo o el campo de sótboll de Daniel Lemaitre. Así mismo, conservamos iconos que obedecen a nuestro entorno como las costureras del pasaje Colombia, los Zapateros de la Plaza del Joe, los relojeros del Colmenar y las ollas populares de Bazurto.

La tienda de la esquina, el tóxico de la tarde, la mesa de fritos o comer un boli de galleta son planes que se viven a diario en esta ciudad y que nos identifican como la gente buena y fresca que somos.

A veces me pregunto que si en otra ciudad hay tantas cosas buenas y juntas como en la nuestra. No encuentro ninguna con el conjunto que recuerdo hoy, ni siquiera en las llamadas desarrolladas. Por eso hoy en su cumpleaños sigo creyendo en ella, en su gente y sus talentos.

A la mujer morena que por el camellón pasea y el negro que la desea… le deseo feliz cumpleaños porque es fantástica y heroica una y mil veces mas.