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Por: Javier Ramos Zambrano*
“Soy el conductor que cometió la infracción el día sábado con los turistas. Ya estoy dando la cara para afrontar la situación y quiero pedirles disculpas. No va a volver a pasar. Invito a todos mis compañeros de la mancha amarilla, a que le ‘bajemos dos’, porque en realidad no soy el único, simplemente fui el que estuvo involucrado, pero los invito a manejar la tarifa moderada y vamos a portarnos bien, compañeros”, esto dijo Euclides Correa, el taxista que cobró 100 mil pesos por una carrera mínima (entre el Muelle de La Bodeguita y Getsemaní).
Esta es la disculpa noticiosa más reciente de un taxista en Cartagena, de esas que se dan cada vez que una infracción o un abuso en el cobro de la tarifa, se hace viral gracias a los videos que viajan por redes sociales.
“Cometí una infracción y le estoy pidiendo disculpas a la Alcaldía por el patrimonio histórico de la comunidad cartagenera, también le pido una disculpa al gremio de taxistas de la ciudad. Estoy dispuesto a prestar un servicio social, yo soy responsable de mis actos y estoy dispuesto a corregirlos”, estas, por poner otro ejemplo, fueron las palabras del taxista Francisco Clema, quien a finales de agosto pasado fue captado transitando con su vehículo por debajo de la emblemática Torre del Reloj.
Podría seguir escribiendo sobre todas las quejas que en menos de un año se han hecho públicas, en las que los taxistas son protagonistas, y no me alcanzaría el espacio de la columna. Lo primero que la mayoría de los lectores seguramente piden es que les suspendan la licencia y se ejerza autoridad, como pasó con Euclides. Y no está mal, pero es hora de una fuerte estrategia de cultura ciudadana que ayude a que casos como estos no sean tan repetitivos. Y no me refiero solo a taxistas.
La Alcaldía de Cartagena, que sin duda está teniendo un impacto en sus comunicaciones, podría llamar a esta campaña integral: ¡Bájale dos!, la frase viene del mismo taxista, que habla cómo la mayoría de nosotros. Ese mensaje, bien construido, puede llegar al vecino que cualquier día de la semana prende su equipo de sonido a todo volumen, sin importarle la tranquilidad del otro; le llega al conductor de carro o moto que se mete al carril del solobús; le llega al que va a toda velocidad y no respeta la cebra ni los semáforos. ¡Bájale dos! al que saca la basura los días que no pasa el camión recolector. ¡Bájale dos!, al que arroja los desechos al caño. ¡Bájale dos!, al que se mete en contravía, a los que parquean en plena vía y arman trancón. ¡Bájale dos!, a los que no recogen las heces de su perro. ¡Bájale dos!, a los que suben a tres en una moto; a los que se cuelan en Transcaribe…
Lo anterior, con videos, vallas, piezas publicitarias, y por qué no, el mismo Euclides en la calle llevando el mensaje, ya que hoy es un desempleado más.
*Periodista y Profesor. Magíster en Comunicación.