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Cartagena imaginada

Por: Germán Danilo Hernández

A medida que avanza la contienda política por  cargos de elección popular en Colombia, se reactivan los diagnósticos, análisis y debates sobre los problemas de las ciudades y departamentos, que sirven como soporte a promesas de soluciones  de quienes aspiran a ser elegidos como gobernantes.

Cartagena no es ajena a esa dinámica y por tanto, circulan profusamente comentarios, estudios y cifras, que interpretados por expertos y neófitos, concluyen que la ciudad quedó estancada desde hace varios años en el pasado; que varias ciudades del país y del mundo le ha cobrado ventaja en materia de desarrollo urbano.

Esta ciudad que el país entero considera suya para divertirse y sacarle provecho, pero toma distancia a la hora de invertir en ella, tiene tantos y tan grandes problemas, que la mayoría de quienes aspiran a gobernarla se sienten salvadores ofreciendo  prontas soluciones a lo más evidentes: disminuir el hambre en sectores vulnerables, contener la inseguridad, ampliar cobertura de servicios públicos, mejorar la infraestructura educativa y hospitalaria, entre otras.

Efectivamente esos frentes son de urgente atención por quien finalmente resulte elegido (a) entre los que sobrevivan a la inmensa lista de precandidatos de diferentes partidos, ideologías y tendencias, que se afanan por encontrar espacios de notoriedad política. Pero ¿Dónde están las propuestas para sacar a la ciudad de su estancamiento urbano y proyectarla al futuro?

Mientras Bogotá controvierte si el metro será elevado o subterráneo, Barranquilla le apuesta a un moderno y novedoso sistema de transporte público; Antioquia impulsa un nuevo puerto marítimo, y se exhiben planos y trazados de carreteras, viaductos, aeropuertos, trenes, y teleféricos de próxima construcción, la agenda de desarrollo urbano de La Heroica está en suspenso.

Se han realizado ejercicios colectivos para imaginar la Cartagena del futuro; existen compendios de proyectos soñados que van desde la recuperación de caños y lagos, hasta la construcción de un puente entre Bocagrande y Mamonal, por solo citar dos. Convendría mucho que quienes aspiran a ser alcalde o alcaldesa de la ciudad, se den la oportunidad de revisar esas iniciativas y generar otras de gran envergadura, que superen el límite obligado de trasladar al mercado de Bazurto y conluir la vía perimetral.

Urge imaginar en grande a  Cartagena con opciones de movilidad, que incluyan por qué no, un tren eléctrico de pasajeros; teleférico y escaleras eléctricas para habitantes de las laderas de la popa y de lomas aledañas; con estrategias de defensa frente al cambio climático; con ingeniosa infraestructura turística que rescate su vocación, con espacios dignos de integración social entorno al arte y la cultura, entre muchas otras ideas. Si nos negamos a soñar la ciudad del futuro estamos condenados a padecer el presente marchando en reversa al pasado.