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Por: Freddy Machado
“La ira ofusca la mente pero hace transparente el corazón”
-Niccoló Tommaseo-
Una contradicción se define como “una negación y afirmación que se enfrentan una a la otra y recíprocamente se destruyen” y para efectos de este artículo, se asume que una contradicción es, “hechos o palabras que incluyen discordancia”. Incluso, la cita inicial también envuelve una contradicción.
En ese entendido, se me ocurre que el edificio donde funcionan los juzgados penales de Cartagena (Sistema Penal Acusatorio), debería llamarse “La Contradicción” pues
es impresentable que la Rama Judicial proporcione a sus servidores, oficinas con espacios tan limitados, precisamente cuando una de sus jurisdicciones (laboral), es la competente en garantizar, de manera integral, los derechos de los trabajadores.
Una oficina -como la de los juzgados penales en Cartagena- con esas dimensiones (ocho (8) metros de largo por dos (2) metros de ancho) y en la que laboran 4 servidores y 3 judicantes, sencillamente, es un despropósito.
La ARL de la Rama Judicial, cuyos promotores viven visitándonos, admite en privado que, ese edificio no reúne las condiciones adecuadas para laborar y aún así, la entidad administradora de riesgos laborales guarda un silencio cómplice, en vez de exigir al empleador, la reubicación de esas oficinas para garantizar la salud mental de los judiciales que trabajan en ese inmueble en condiciones muy inadecuadas.
Lo peor es que en ese edificio, la situación por razones de hacinamiento. resulta más grave, y aparatosa, con respecto a los compañeros del Centro de Servicios del sistema penal acusatorio (secretarías comunes). Ellos suman unos 60 servidores y para sus labores, se les ha asignado una oficina de unos 50 M2 y lógicamente, esos puestos de trabajo están tan congestionados, hasta el punto que la temporada de gripa pos pandemia, no abandona esas instalaciones pues el virus se vive renovando, en un dinámico y constante flujo y reflujo.
Y, en el Edificio La Contradicción se asegura que “la gripa vive en ese gran salón”.
En estos días, los compañeros del centro de servicios han ganado cierto respiro pues se les amplió el espacio, habilitando para ello, una de las salas de audiencias (a manera de anexo u otrosí). Imagínense, en vez de aumentar el número de salas de audiencias, se ha preferido su reducción.
Uno de los compañeros que labora en el centro de servicios del sistema penal acusatorio y que vive afectado con esa gripa “atípica, jurídica y no especificada ”, anda preocupado con esa ampliación de las oficinas pues insiste en que el mensaje que se nos ha enviado es muy claro: estamos condenados a laborar en el Edificio La Contradicción por muchos años.
Es decir, en vez de buscar una solución que implique la reubicación o un cambio a un inmueble más cómodo y digno, se sigue apostando es en favor de la permanencia en el edificio La Contradicción.
Y este año, cumplimos 10 años de hacinamiento (2014/2024).
El Ministerio del Trabajo seccional debería hacer una inspección in situ para confirmar que la justicia penal en materia de locación, está en una situación crítico-caótica y que la judicatura está en mora de ubicar a los juzgados penales en unas oficinas acordes y confortables, en consideración al estresante servicio que prestan los judiciales. También la ARL debería hacer un estudio a los puestos de trabajo e indicarle a la judicatura -con autoridad- que no puede continuar con ese abuso.
El Ministerio del Trabajo debería tener el presente escrito como una queja formal o si lo prefiere, avocar oficiosamente el asunto y dar apertura a una investigación en la que se confirme lo que aquí se ha puesto en conocimiento de la opinión pública.
Espero que el día programado para la inspección por el Ministerio del Trabajo, les funcione el ascensor pues ese aparato es otra contradicción ambulante…
Los juzgados administrativos y laborales en Cartagena, por ejemplo, gozan de unas instalaciones flamantes y muy amplias, lo mismo que los Tribunales, si se comparan con los oficinas de los juzgados penales. Sin duda, la justicia es la cenicienta del poder público y la justicia penal, es “la cenicienta de la cenicienta” pues pasan los años y no se nos escucha.
El nivel central en los últimos 10 años ha venido “amagando” en construir un palacio de justicia para Cartagena, y muchas veces -impunemente- se han redireccionado los recursos asignados con destino a otros asuntos, mostrando la gerencia de la justicia una displicencia absoluta y un desinterés en resolver un tema que ya no da más espera.
La solución que se ha planteado siempre se ha condicionado a la “venta del Cuartel del Fijo” dizque para obtener mejores recursos, en vez de conservar semejante joya arquitectónica como una casa museo de la justicia colombiana, para que propios y extraños puedan acceder -y conocer- en el centro histórico, no solo los personajes y los momentos más significativos de la justicia en Colombia sino también, cómo es, en su interior, una construcción colonial.
Dicen Mike Char en Olímpica que “desde septiembre… se siente que viene diciembre” y en los juzgados penales de Cartagena, vemos que se acerca el 2025 y los servidores seguiremos hacinados y deambulando en la misma “Contradicción”.