Educación y transición energética: Desafíos para la construcción en Colombia 

• Datos de las Naciones Unidas señalan que la construcción es responsable del 37% de emisión de gases efecto invernadero.

• En Colombia solo se titulan el 22,7% de los ingenieros energéticos que se demandan.

El sector de la construcción es uno de los que más consume energía y responsable de la emisión de gases de efecto invernadero (GEI). Es así que según el Programa de Medio Ambiente 2022 de las Naciones Unidas indica que en la actualidad esta industria contribuye con el 37% del GEI, liberado a la atmósfera en relación a la energía utilizada. Dado este contexto es que este gremio de la construcción en el caso de Colombia se enfrenta a varios desafíos respecto a su transición en energías renovables.

La cofundadora y COO de Cleanlight Camila Svec, respecto a lo anterior señala que, “los principales desafíos que enfrenta la industria colombiana en esta etapa de su transición energética incluyen los costos iniciales para tecnologías más sostenibles, falta de conciencia sobre sus beneficios, necesidad de capacitación técnica y la adaptación de infraestructuras existentes”, comentó.

Además, agrega que superar estos obstáculos requerirá políticas gubernamentales incentivadoras, programas educativos, apoyos financieros y una estrecha colaboración público-privada, puesto que la adopción de prácticas más sostenibles es fundamental para reducir emisiones y promover un desarrollo sostenible en el país. En el caso de la educación, según Camilo Navarro, Director de Ingenierías de la Fundación Universitaria Salesiana, la cantidad de graduados por año en este campo de la Ingeniería Energética es tan  solo de 160 profesionales, en comparación con las vacantes ofertadas por el Servicio Público de Empleo (SPE) para estos perfiles que se eleva a 703, lo que representa solo el 22,7% de la demanda real de habilidades en el país.

Por otro lado, mencionó la experta, que la incorporación de estas energías, por ejemplo, en proyectos de construcción en Colombia, como pueden ser los megaproyectos de vías, conlleva beneficios económicos, aunque en el país no se incluyen estás fuentes de energías en las carreteras. “Entre las ventajas que se destacan está la reducción de costos energéticos, la estabilidad de precios y los incentivos fiscales. Además, ofrece ventajas ambientales al reducir las emisiones de CO2, preservar recursos naturales y mejorar la calidad del aire. Estos aspectos fomentan la sostenibilidad a largo plazo y la resiliencia de la infraestructura, lo que es esencial tanto desde una perspectiva económica como ambiental”, citó Svec.

Un caso de lo mencionado anteriormente sucede en Estados Unidos, ya que el gobernador de California, Gavin Newsom, cita el portal mexicano ZBR ha aprobado una legislación (SB 49)  que abre una ventana para una evaluación destinada a determinar la posibilidad de aplicar energía renovable, como paneles solares, a lo largo de la extensa red de carreteras del estado. California cuenta con más de 15,000 millas de autopistas estatales y, en consecuencia, una cantidad considerable de terrenos adyacentes que podrían aprovecharse para este fin.

En esa línea la COO de Cleanlight Camila Svec, puntualiza que para este sector de la construcción los productos energéticos más eficientes incluyen sistemas de energía solar, sistemas de gestión inteligente, tecnologías de aislamiento térmico y materiales de construcción eco-amigables. “Estos productos permiten una reducción significativa en el consumo de energía, por ejemplo las torres móviles de Cleanlight aprovechan la energía solar de manera eficiente y sostenible para proporcionar iluminación, comunicaciones y seguridad, lo que contribuye significativamente a la eficiencia energética en proyectos de construcción”, explicó Svec.

Por último, es importante resaltar que en mayo de este año se realizó el primer Congreso Camacol Verde en Pereira, en donde Guillermo Herrera presidente de Camacol, dio a conocer que el sector de la construcción cumplirá las metas de reducción de 93,000 toneladas de GEI para el 2025, cinco años antes de lo previsto.