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El compositor guajiro regresa con una pública declaración de amor, mezclándose en alguno de sus apartes con desconsuelo, hasta llamar lágrimas que abonan de aflicción a su corazón.
Por Juan Rincón Vanegas
@juanrinconv
En este espacio aparece el compositor que toda la vida se ha dedicado a mimar las letras, para de inmediato presentar la película del sentimiento en flor y pedirle al pentagrama que reciba sentidas notas. De esta manera Efrén Calderón Cujia, el compositor guajiro, nacido en San Juan del Cesar, destapa las ilusiones presas a las que muchas veces tuvo el honor de darles permiso para volar al infinito.
En los últimos tiempos tres canciones han sido motivo de su inspiración, la primera grabada por Jorge Oñate y Álvaro López, en el año 2016, llamada ‘Seductora’; la segunda en el año 2018, ‘Luna blanca’, con Iván Villazón y Saúl Lallemand y la tercera recientemente por el cantante Rafa Pérez, titulada, ‘Reina alfa, Reina omega’.
Las tres canciones tienen esa figura del amor anhelado y de aquello que por más que se quiera escribir pocas veces encaja dentro de las distintas facetas de la vida. En fin, es donde el sol y la luna no solamente son protagonistas del día y la noche, sino que van más allá de las peregrinaciones perdidas y las lágrimas ocultas. Además, sin poder detener el tiempo al tener la nostalgia herida, el silencio ocupado y sentir hasta el eco de sus pasos lentos que iban sin ningún sentido.
Cuando Efrén Calderón toma su guitarra las letras le hacen la venía porque saben que las va a juntar para meterlas entre comillas, y en el medio presentar esa esencia de la dulzura donde aparece la luna sanjuanera vestida de mujer.
Por cosas de la vida había dejado descansar la inspiración, pero de repente regresó el soñador por un sendero florido, trayendo de la mano a una dama a la que solamente lo unió un adiós, quedando la marca que se expandió por todo el cuerpo.
La historia del folclor vallenato lo tiene enmarcado entre los mejores, porque puso a volar con su pensamiento a una gaviota herida, hizo posible que las campanas doblaran en su alma, porque un amor partió por los caminos del olvido, y no contento con eso, pasó a esconderse en su soledad porque el sol del dolor con su calor lo perseguía hasta por dentro. Ese sueño lindo era un martirio eterno, pero se quedó platicando sin mirar atrás.
De todas maneras, su inspiración le permitió acariciar el desvelo constante para que el llanto no fuera más largo y las añoranzas calcaran la fotografía de su afligido sentimiento. Eso era como morir sentado en la tribuna del ayer, donde se podían contar los espectadores.
La reina que tocó su corazón
Después de auscultar la vida por tiempo indefinido ahora le regaló al cantante Rafa Pérez, la obra donde una reina se dibujó en su pensamiento y la pintó de pies a cabeza. Además, en el recorrido dejó una frase en su corazón. “Ahí la ví perdida en el tiempo, buscando distancias, matando recuerdos”. Y añadió que pudo también verla llorando en silencio y soñándolo en sueños. Esa ocasión le permitió volar agarrado de pocos versos para no caer cuando el viento estuviera en contra.
Efrén Calderón volvió a fijarse en el amor que ha sido testigo de sus andanzas, y donde su guitarra copió a cabalidad todo lo que siente, para que las letras le hagan el coro y puedan expandirse por los oídos del mundo vallenato.
La canción tiene ese toque de melancolía que gira al compás de su entorno cercano y lejano. “Era un día muy extraño, no había luces, ni sombras, ni luna, ni ese sol que calienta. Se notaba la ausencia, había olor a tristeza y se oía el sonido del silencio”.
Estando en esa encrucijada y pasando por la calle que conduce al corazón del alma no pudo aguantar, cayendo en el remanso de su llanto. Entonces entregó el más sentido verso. “Soy sentimental, si me vas a amar, no has de lastimar, lo que herido está. Una dama, y ahí la quise con el alma. Con el alma, porque el alma nunca muere”.
Al final llamando recuerdos pudo hacerse sentir para rematar aquella historia que lo tenía preso y azotado por el cosquilleo del desconsuelo. “Le dije allí que un mundo de llanto y de duelo no ayudan, no son nada bueno. Y le hice saber que el agua con sed alivia el dolor del adiós más eterno”.
Por su parte el cantante Rafa Pérez, sobre la canción ‘Reina alfa, Reina omega’, indicó. “Ese canto recoge el sentir de Efrén Calderón, un hombre que le canta al sentimiento teniendo presente su experiencia. Se nota la esencia de la vida vista desde el campo del amor. La respuesta a la canción es extraordinaria porque es una vivencia que sucede muy a menudo”.
Desfile de recuerdos
Cuando la luz de la aurora corría a matar la oscuridad para hacer brillar el nuevo día, el compositor por fin sintió el descanso de aquel trance donde una mujer se adueñaba de su memoria y hacía posible derrotar el dolor a través de versos y melodías. Sí, en ese canto ahora desfila de principio a fin por la pasarela de la evocación aquella reina vestida de gloria, mientras él sigue luchando contra el viento.
El compositor se quedó mirando al infinito teniendo presente aquella vez cuando el gallo cantó y el amor no despertó. Ahora, ese momento le servirá de insumo para un nuevo canto, donde la inspiración aterrice con la fórmula precisa para desatar el nudo que le amarra hasta el corazón. Adelante maestro, que las agonías de la vida comienzan y terminan cuando un soñador apaga la luz del destino. Entonces, no tiene otra alternativa que marcharse musitando palabras de amor adornadas con instantes irrepetibles.