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El apostolado de Álvaro y Henry

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Por: Bernardo Romero Parra,

La humanidad desde tiempos inmemoriales ha sufrido del paso de pestes que han diezmado a la población, nuestra ciudad no ha sido la excepción, Cartagena ha padecido estos flagelos como la fiebre amarilla en 1651, donde queda afectada toda la población, entre ellos nueve jesuitas y el padre Pedro Claver que en su labor de asistencia humanitaria a la población de negros adquiere la enfermedad y más tarde a causa de ella muere el 8 de septiembre de 1654. Dedicarse a servir a los necesitados así como lo hizo Jesús de Nazareth fue la misión de Claver, darles la mano con amor y curar las heridas en el cuerpo y en el alma de lo esclavizados en una era donde la sociedad los clasificaba como animales fue la diferencia que siglos después lo convertirían en santo.

Hoy en tiempos de la pandemia del COVID-19 que azota la salud de los humanos, encontramos en Cartagena a un dúo de personas que llevan a la realidad el juramento hipocrático que hicieron al recibir sus títulos de médicos: “Desempeñaré mi arte con conciencia y dignidad. La salud y la vida del enfermo serán las primeras de mis preocupaciones. Respetaré el secreto de quien haya confiado en mí. Mantendré, en todas las medidas de mi medio, el honor y las nobles tradiciones de la profesión médica”. Me refiero a los Doctores Álvaro Cárcamo Camargo y Henry Vergara Sagbini, quienes desde hace muchos años vienen desarrollando una excelente labor para mejorar la salud de grupos vulnerables como los adultos mayores y la niñez. Por las emisoras y la conformación de grupos de Guardianes de la Salud, estos galenos promueven cambios culturales en los hábitos de la comunidad como formas de vida saludable.

Llamar al móvil de una persona para hacerle una solicitud y que esta te responda, es un privilegio, que tenemos los que hemos acudido a estos galenos, lo cual sublimiza la labor frente a la pandemia, como es el caso de Álvaro y Henry que sin importar quién es la persona que acude a ellos, sea presencial o vía telefónica, las escuchan para recetar de acuerdo al diagnóstico virtual, que parece hecho como si estuvieran frente a frente, quizás por la alta sensibilidad que han desarrollado en su carrera profesional que los hace percibir a primera vista o al calibrar las voces los males de la salud de sus pacientes.

La misericordia de Dios ha salvado miles de vida en Cartagena, siendo un instrumento directo los tratamientos de Álvaro y Henry contra el COVID, a base de varios medicamentos, pero sin lugar a dudas el amor con que hacen su labor los asemeja al apostolado que San Pedro Claver una vez hizo en estas tierras.

*P.U. Comunicación Social Periodismo. Especialista en Formación de Formadores.

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