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El Karma

Por: Freddy Machado.

(A PROPOSITO DE LAS ELECCIONES A LA COMISIÓN INTERINSTITUCIONAL DE LA RAMA JUDICIAL)

En honor a la verdad, no sabemos a ciencia cierta qué “Karma” está pagando el Consejo Superior de la Judicatura, en cada una de las gestiones que emprende. Obsérvese que no usamos el término “improvisación” sino que hemos preferido emplear el vocablo “Karma”, procurando que la Corporación reflexione y acepte que uno no puede ir por la institucionalidad de “tumbo en tumbo ni del timbo al tambo”.

Tres ejemplos nos muestran la dimensión exacta de nuestras afirmaciones, pero claro, sabemos que abundan y son muchas más situaciones. Veamos:

(i) El contrato de digitalización de expedientes en todo el país, (ii) el avanzado y dinámico programa de EFINÓMINAS y (iii) las Convocatorias a los Concursos de Mérito. Estas tres experiencias no son consecuentes con las expectativas de los servidores y usuarios de la justicia.

Pues bien, el pasado viernes 6 de agosto de 2021, la Judicatura adelantó las elecciones en las que se debía definir quién asumiría la Representación de los Trabajadores ante la Comisión Interinstitucional en el periodo 2021-2023. La expectativa era general en atención a los cambios ordenados en la Reforma a la Ley Estatutaria de la Administración de Justicia y cuya entrada en vigencia pende del concepto de la Corte Constitucional.

Y, fíjense que la sola postulación de unos 11 candidatos, indica que el tema resulta supremamente interesante para los judiciales de Colombia.

Una vez llegado el día y, autorizada la elección en forma virtual, lo menos que podía hacer la Judicatura era garantizar una elección transparente, con una tecnología acorde con el número de servidores y facilitando el acceso al sistema. No se trataba de cumplir con las simples formas sino de materializar un debate electoral democrático y legítimo. Máxime cuando las elecciones a la Comisión Interinstitucional se han caracterizado por una abstención excesiva.

Esta vez las fallas técnicas presentadas y las limitaciones del sistema, jugaron en favor de la abstención.

En efecto, el Karma de la Judicatura nos enseñó toda su luz, esplendor y grandilocuencia. Los correos institucionales de muchos servidores de la fiscalía, juzgados y tribunales, aparecieron bloqueados e inactivos, impidiendo el ejercicio de su derecho al voto. Esa sola irregularidad, desnaturaliza cualquier certamen electoral serio y nos plantea la necesidad de enderezar las cosas. Ocurrió también que, a otro grupo de servidores de los juzgados con correos habilitados, el sistema les comunicó que no les entregaba la clave para votar porque no existía un correo asociado a su documento de identidad.

Mi experiencia personal como candidato -el No 9 en el tarjetón-, es que sólo pude votar a la 1:00 P.M., estando dispuesto a hacerlo desde la apertura de las elecciones, tal como le consta al Ingeniero Baquero, persona responsable de Sistemas. Incluso, para poder votar se hizo necesario el uso de mi correo personal, no el institucional. Ese “extraño” bloqueo también lo vivieron otros servidores pues así se tiene noticia.

Es curioso que muchos de esos impases se presentaron en la Costa Caribe, Cauca, Casanare, Boyacá y otras seccionales en las que la Organización Sindical que represento, conforme a la tradición de elecciones anteriores, suele participar masivamente y a plenitud.

Lo más decepcionante es la displicencia del Fiscal General de la Nación, caracterizado por delegar su asistencia a la Comisión Interinstitucional -muy a pesar de que solo es una sesión por mes-, en estas elecciones no mostró mayor interés y existiendo fallas certificadas por el Director de Comunicaciones de su entidad, no reportó semejantes novedades como «muy graves» en términos de credibilidad, legitimidad y transparencia en tal ejercicio democrático.

Y, con todos esos “hallazgos”, como diría un buen investigador de la Contraloría, la presidenta del Consejo Superior de la Judicatura validó las elecciones y asumió la “normalidad” del debate electoral, muy a pesar de los sinsabores del colectivo de judiciales que no pudieron ejercer su derecho. La presidente del Consejo Superior de la Judicatura, muy oronda, declaró el nombre del supuesto ganador y no permitió dejar constancias de tal caos.

El balón queda ahora en los terrenos de los calificados presidentes de las altas Cortes -integrantes de la Comisión Interinstitucional- pues a ellos les corresponde definir la validez del proceso electoral y confirmar o descartar la razonabilidad de los cuestionamientos planteados por los participantes en el debate.

La sensación que ha quedado es que la Judicatura solo quería cumplir con las formas del proceso electoral y que se desentendió por completo de las garantías tanto de los electores como de los diferentes aspirantes.

…Mientras tanto el karma del Consejo Superior de la Judicatura seguirá rondando -y rodando-, del timbo al tambo.