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El orden de las cosas…

Por: Freddy Machado

Una juez, muestra un carácter fuerte en el desarrollo de sus audiencias y otro juez, tiene una visión de Dios, que le impide acceder a celebrar un matrimonio igualitario.

Esas dos noticias, originadas desde distintos sitios de la geografía nacional, generaron tendencia en las redes sociales.

Desde luego que puede considerarse válida esa visibilización mediática, pues permite dar a conocer a los ciudadanos que los administradores de justicia hacen parte de la sociedad y al igual que ellos, toman una posición, bien en favor o en contra, de tan polémicas tendencias.

Y es que los jueces, como sus semejantes, asisten a la peluquería, van al supermercado, juegan fútbol, compran libros, son profesores universitarios, son sindicalistas, pagan servicios públicos caros y hasta apuestan al chance.

Y, también se equivocan, pues son humanos.

En principio, las decisiones judiciales y los comportamientos de los jueces, se presume que son ajustados a la ley. Incluso, el mismo ordenamiento prevé mecanismos de corrección en el evento de un equívoco.

Los ciudadanos juzgamos pero las instancias de investigación lo hacen por mandato legal y por tanto, deben garantizar tanto el debido proceso como el derecho de defensa de los investigados y no dejarse influenciar de los abundantes juicios mediáticos.

En mi sentir, lo importante de todos estos cuestionamientos mediáticos, más que juzgar, es consolidar una enseñanza. Los potentes reflectores de la opinión pública deben considerar incluir una reflexión cuando se presentan estas situaciones.

Un primer aspecto, guarda relación con el Congreso Nacional. El poder legislativo sigue omitiendo flagrantemente su deber en cuanto entrar a regular la temática del matrimonio igualitario. Y, muy a pesar del plazo otorgado por la Corte Constitucional, no han promulgado una ley que defina y
sirva de referente a los jueces.

Es imprescindible entonces no seguir aplazando tal directriz constitucional. La idea no es quedarnos en las discusiones -que no construyen- sin superar sus causas. Mientras no se regule esa temática, se mantendrán las circunstancias que dieron lugar al cuestionado fallo del Juez de Cartagena.

En cuanto a las posturas de la juez, no se trata de criticar por criticar su particular estilo de dirigir las audiencias. De alguna manera, su carácter fuerte ha quedado evidenciado. Lo que importa es que, en los escenarios judiciales, se construya en consenso, una cultura del respeto, la cortesía y las buenas maneras pues no sólo abundan jueces con carácter fuerte sino que también se tiene noticia de litigantes, fiscales, ministerio públicos y víctimas, con esos mismos modales.

El incidente de la Juez quedará en el recuerdo y será superado por otras noticias relevantes pero una cultura de un trato exquisito, cordial y respetuoso, sí que urge en los edificios judiciales y palacios de justicia. Las redes sociales seguramente hoy se irán detrás de otra noticia u otro hecho impactante pues las tendencias varían. Sin embargo, el foro judicial y su rutina, exigen que todos sus protagonistas modulen su comportamiento.

Definitivamente, el orden de las cosas debe ser ese: construir a partir de hechos considerados equívocos o polémicos. Pero eso pocas veces resulta viral en las redes sociales.