Importancia de la lactancia materna en la salud de recién nacidos
26 febrero 2023En mi presencia ningún insulto al presidente Petro: Álvaro Uribe
26 febrero 2023
Por: Freddy Machado
Recordando a Óscar Collazos y con el perdón de mis amigos los ciclistas…
En Cartagena, urbe en la que los parques no abundan -y son una cosa excéntrica- tenemos un parque de unas 14 hectáreas, con una belleza sin igual y con la magia del mar como telón de fondo. Lo administra muy bien el Consorcio Vía al Mar/ANI y por su importancia, ese ente está en mora de realizar más aportes económicos en procura de que el sitio se consolide como el mejor parque de la ciudad.
El Parque Lineal de Crespo es una obra que se concibió como una respuesta al impacto negativo -en términos ambientales- que produjo la construcción del Túnel de Crespo (siempre se me ha ocurrido que más que un túnel, la obra se asemeja es a un canal).
Lo más significativo es que el Parque Lineal de Crespo convoca -y logra reunir con éxito- a todos los vecinos del barrio -sin distingo-, como también a los residentes en los sectores aledaños y a muchos cartageneros que reconocen la optimización de ese espacio por lo acogedor y espléndido.
En el imaginario colectivo, por regla general, los parques se visitan con el propósito de recreacion. Esto explica y justifica el por qué a estos escenarios se les llama también “paseos”. En atención a ello, le he preguntado a un amigo Curador sobre la diferencia entre estos dos conceptos y me ha dicho que el “paseo” es un parque lineal que sirve o puede ser utilizado de limite entre zonas.
La frase, “al parque vas a pasear” es muy ilustrativa ya que las 14 hectáreas del parque lineal de crespo, nos invita precisamente a caminar con libertad por todos sus entornos. Sin embargo, no todo es paz y sosiego. Esa invitación a pasear está amenazado por unas señales que advierten que la calzada del parque corresponde a una ciclovía.
Y digo amenaza porque algunos ciclistas la usan como velódromo (resalto el uso del término “algunos” que indica que no son todos).
El equivoco se presenta porque los ciclistas deambulan por el parque asumiendo que la vía les pertenece y que tienen en su favor una preferencia absoluta que los autoriza a desplazarse raudos en busca de la vía al mar.
Ese riesgo, a la manera de “peligro: velocípedos en la vía”, lo asumimos quienes nos desplazamos por el parque y en especial, los ancianos y los niños. Entonces, se hace necesario una conciliación entre los señores ciclistas y los personas que paseamos por el parque.
Es viable que los ciclistas reduzcan su velocidades pues muchos se desplazan en grupos, y muestran su molestia para con los peatones por el hecho de tener que compartir calzada. Incluso, algunos usan un silbato y nos piden permiso de manera enérgica.
Sin duda, no hay discusión en cuanto a que los tramos construidos en asfalto, son ciclovías y por esencia, ese espacio le corresponde a los ciclistas. Tampoco existe mayor debate en cuanto que no puede permitirse que los “motorizados” invadan la zona. Ese sí que es un peligro.
Finalmente, la idea de estas líneas es entrar a conciliar -y sensibilizar- en cuanto a que el uso de la calzada del el parque lineal de Crespo corresponde tanto a ciclistas como peatones. Luego, el parque no es una ciclovía en exclusiva y mucho menos un velódromo pues se debe garantizar la armonía entre todos sus usuarios.