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Un exquisito regalo de chocolate recibieron los niños de las manos del chef ejecutivo Patrice Guaus y del chef pastelero Jeisson Camilo Méndez, quienes convirtieron en realidad su sueño de crear un gran tren de chocolate que le llevara alegría a los niños menos favorecidos de la costa Caribe.
Así, el equipo de la pastelería del hotel en cabeza del chef Guaus y del chef pastelero Jeisson Camilo inició su camino para volver ese sueño realidad con el Tren de los sueños de Chocolate. Luego de 50 horas de trabajo y la utilización de materiales e ingredientes 100 por ciento colombianos, incluido el chocolate, del cual utilizaron más de 60 kilos, se creó esta obra de la gastronomía que estuvo exhibida en el hotel durante las fiestas de diciembre y hasta el 6 de enero. Después se derritió y se convirtió en 60 barras de chocolate que fueron entregadas a los niños de la comunidad.
La inspiración les llegó del amor por compartir en esta época de diciembre. Para el chef Guaus: «Soñamos con un mundo mágico, donde el tiempo se detiene y los sueños se hacen realidad. En este mundo había una locomotora que sólo funcionaba en esta época del año. Las ruedas avanzaban a lo largo de las vías, llevando los regalos de Papá Noel a los niños desfavorecidos de la costa caribeña. Con su sonido único, profundo y lleno de promesas, anuncia momentos de pura magia, de risas que nacen en el corazón y de esperanzas que se encienden como estrellas, para que olviden por un momento sus días duros.»
«Era un tren que no sólo atravesaba paisajes, sino que también borraba las preocupaciones de los pequeños, llenándolos de felicidad y un cálido resplandor que se extendía en el aire, como un abrazo invisible. Ese día, el reloj olvidó su paso y todo se volvió posible: un rincón de alegría infinita donde los sueños se revelaban envueltos en risas y sonrisas. La locomotora continuó su viaje, dejando atrás un camino de pura magia, donde el tiempo no importa y solo existe la luz del amor, la esperanza y la magia de la navidad.» reflexiona el chef.
Para el chef ver el rostro de los niños fue lo mejor de la jornada «Nos emociona que desde nuestro trabajo podamos contribuir hacer felices a estos hermosos niños», asegura el chef, «es un regalo para los pequeños, un pedazo de magia en cada bocado, una chispa de dulzura que se desliza por las sonrisas que brotan del alma, como un pequeño resplandor del universo, un instante robado al tiempo, donde los sueños siguen vivos».
De esta manera, Sofitel Barú Calablanca Beach Resort continua con su compromiso con la comunidad dentro de su gran estrategia social que incluye, además, programas de formación, apoyo al talento y al trabajo y desarrollo de las comunidades de Barú.