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Por: Freddy Machado
“Tal vez sea la propia simplicidad del asunto lo que nos conduce al error”
-Edgard Alan Poe-
Errar es humano, lo inhumano es persistir en los equívocos, especialmente cuando muchas voces nos muestran los desaciertos, fallas y el despropósito de nuestras malas decisiones.
Lo decimos por el Consejo Superior de la Judicatura (@Judicatura) que se dejó llevar por los “cantos de sirena” del pragmatismo anglosajón, convencidos que con la implementación del Sistema Penal Acusatorio, el 90% de los procesos penales, culminarían echando mano a los “preacuerdos y negociaciones”.
La @Judicatura que conoce las estadísticas y los resultados de la práctica judicial, ha tenido noticia -oportunamente y de primera mano-, en cuanto a que muchas decisiones de las altas cortes, frenaron la dinámica de tales “preacuerdos y negociaciones”. De esta triste manera, murió el “sueño americano” del derecho penal colombiano. Sin embargo, la @Judicatura, en un error de cálculo, ya había dado la orden de reducir en un 50% la planta de personal de los juzgados penales pues se “suponía” que su carga laboral sería menor.
Y, con los empleados “retirados” de los juzgados se “inventaron” los Centros de Servicios. Esa genialidad tenía una segunda intención: la @Judicatura ganaba entonces en burocracia pues ahora tenía la calidad de “nominador”.
Es bueno hacer dos observaciones respecto de esa decisión: i) La Constitución de 1991 no consagró la facultad nominadora a la @Judicatura, más allá de su planta de personal y ahora tiene luz verde para ello; ii) La Ley Estatutaria de la Justicia, no incluye el instituto de los Centros de Servicios en materia penal (¿legisla la @judicatura?).
En esta oportunidad, el reclamo más trascendental no está determinado por los propósitos burocráticos de la @Judicatura, entidad que siempre procuró tener vocación nominadora sino que al limitar el número de servidores de los juzgados penales, el trabajo que antes hacían seis empleados ahora lo realizan sólo tres.
Más claro: si un juzgado penal, que por razones de congestión judicial, asume la carga de 5 juzgados, ahora esa carga la soporta la mitad de la nómina (audiencias, tutelas, sentencias de primera y segunda instancia, habeas corpus, etc.).
El desgaste de los servidores es total. Pero la @Judicatura mantiene la medida por pura obstinación y ahora se desentiende pues es, toda “oídos sordos”.
La reflexión que nos hacemos desde los juzgados penales es, hasta cuándo los servidores deben seguir soportando una carga de trabajo desproporcionada. Por eso decíamos al inicio: errar es humano pero persistir en el yerro, es una desinteligencia institucional.
OTRO SÍ: Los servidores afectados ruegan que les nombren un escribiente o un sustanciador para aliviar la carga, y continúa el silencio sordo de la @Judicatura. Lo peor es que cada vez que la @Judicatura tiene la oportunidad de ampliar las plantas de personal de la Rama Judicial, nunca tienen en cuenta a los juzgados penales.