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Escritoras

Por: Germán Danilo Hernández

Desde orillas temáticas aparentemente distantes, tres mujeres reconocidas en Cartagena de Indias por sus liderazgos, logros y dificultades, coincidieron en las publicaciones de sus más recientes libros. Me refiero a Olga Acosta Amel, Vivian Eljaiek y Martha Amor.

Olga, secretaria de educación del Distrito, lanzó recientemente “La escuela resemantizada y la potenciación del sujeto”; Vivian, dirigente empresarial, con importante experiencia en lo público, capta la atención de lectores del país con “Blanco y negro”, en tanto que Martha, periodista enfocada en la comunicación corporativa dio cuerpo a un compendio de  sus columnas de opinión sobre temas de ciudad en “La Garita”.

Acosta hace gala de conocimientos y experiencia  en el campo educativo al que ha pertenecido buena parte de su existencia, para hacer un análisis reflexivo en el que propone una reconfiguración de la escuela, procurando que esta incida en el sujeto en la construcción de una visión sobre la vida, las relaciones humanas y la sociedad, desde distintas voces y realidades,  para trascender  de condiciones violentas e inequitativas a la construcción de una sociedad pacifista.

Vivian Eljaiek, a quien se le reconocen un talante aguerrido, seriedad y  rigurosidad en sus decisiones empresariales o de gobierno, deja de lado su visión económica para demostrar también sus fortalezas y valentía en el manejo del dolor y de las emociones como ser humano, dándole un giro a su tragedia familiar para orientar a otras personas e inclusive al cuerpo médico especializado sobre el manejo de las enfermedades mentales, tan comunes como poco admitidas socialmente.

“Blanco y negro” es el relato en primera persona de una madre que acompañó a su hijo a vivir la bipolaridad”. Una lectura desafiante que confronta y estremece al lector. Su lanzamiento  este 19 de julio en el Claustro de La Merced, será un encuentro  en el que probablemente brotarán sonrisas, lágrimas y enseñanzas.

Martha Amor  se protege simbólicamente en la fortaleza de la Garita, para hacer trascender sus opiniones previamente publicadas en columnas sobre las realidades, dramas cotidianos, esperanzas y desesperanzas de su Cartagena amada y de su gente. Es su primer libro, pero su segunda publicación, porque sin proponérselo se le adelantó el libro de cuentos “Todos tienen el mismo nombre”, con lo que asume ahora el reto de seguir transitando también entre la realidad y la ficción.

Cada uno de estos libros, que desde lo local se abren espacio universal, tiene los  respectivos sellos de calidad que le imprimen sus autoras. Aunque no existe una línea  premeditada de articulación entre ellos es posible encontrarla; el tema de educación  y la escuela es transversal a las otras historias, y el drama humano en Blanco y negro”, no es ajeno a las realidades del día a día que se perciben desde” La Garita”. Por ello recomiendo las tres lecturas.