Hay lugares que no necesitan esfuerzo para enamorar. En Cartagena, basta un par de ingredientes bien combinados—vistas al Caribe, una brisa que lo envuelve todo y una copa en la mano—para crear un momento que se siente perfecto. Y, aunque la ciudad siempre ha sido un destino de postales, hay un nuevo rincón que está redefiniendo cómo se vive su escena gastronómica y su ya clásica cultura del atardecer.
La recién inaugurada terraza VIP del Hotel InterContinental Cartagena es más que un mirador: es un espacio que entiende lo sofisticado desde la comodidad, la intimidad y la autenticidad.
Un nuevo clásico para los atardeceres cartageneros
Lo primero que se percibe al llegar es la amplitud del cielo y la cercanía del mar. Es fácil olvidarse del tiempo cuando los tonos naranjas empiezan a teñir el horizonte y al olfato comienzan a llegar las fragancias salobres que se mezclan con el aroma de una cocina que apuesta por lo fresco y lo local.
Su carta combina la herencia caribeña con técnicas modernas, pero sin perder la esencia de una cena que se disfruta sin prisa: platos pensados para compartir, mariscos en su punto, sabores que saben a costa sin ser predecibles. Si el plan es observar el atardecer en el lugar correcto, este es el punto de encuentro.
Experiencias internacionales para locales:
Una cata de vino organizada por el hotel y sus aliados, sirvió como punto de partida para que invitados especiales conocieran de primera mano este espacio intuitivo y agradable. Fue un recorrido sensorial en el que el maridaje fue clave para resaltar sabores y texturas.
Justamente, fue allí donde sabores del Caribe encontraron su contraparte perfecta en técnicas culinarias de distintas latitudes, dando vida a un menú diseñado para resaltar la armonía de las notas del vino: mariscos fresquísimos con salsas cítricas y especiadas, cortes de carne madurados con reducciones profundas y texturas que envuelven el paladar, fueron parte de una experiencia donde la comida y el vino se encontraron en un diálogo sin fisuras.
La selección de Zona K Importados no fue un simple acompañamiento, sino un hilo conductor que hilvanó la historia de cada maridaje. Cada etiqueta elegida amplificaba la propuesta del chef, creando momentos donde el vino y la gastronomía parecían hechos el uno para el otro. Y como en todo gran ritual, los detalles marcaron la diferencia: San Pellegrino y Acqua Panna, patrocinadores del evento, se encargaron de refrescar el paladar en cada pausa, afinando los sentidos y permitiendo que cada cepa se mostrara en su mejor versión. No fue solo una cata, sino un viaje de sabores y texturas en el escenario perfecto.
En este espacio, los asistentes exploraron etiquetas cuidadosamente seleccionadas, mientras la brisa marina se mezclaba con las conversaciones pausadas y las vistas al Caribe. El hotel apuesta por hacer de esta nueva zona un punto de encuentro de culturas y saberes, donde lo local se resalta y, al mismo tiempo, se conecta con experiencias internacionales que invitan a los cartageneros a apropiarse de su ciudad de una manera diferente.
Un escenario donde cada detalle cuenta
Además de su propuesta gastronómica, la terraza es en sí misma un espectáculo visual. Más que un simple mirador hacia la inmensidad del mar, esta terraza es una declaración de intenciones: aquí el diseño no es solo estética, sino una experiencia en sí misma. Cada elemento ha sido pensado para fundirse con la brisa, con la luz cambiante del atardecer y con la atmósfera íntima que transforma una visita en un momento especial.
El responsable de esta armonía es Premier Alquileres y Eventos, cuyo mobiliario vistió y definió el espacio de acuerdo a esta ocasión. Las piezas, elegantes sin esfuerzo, invitan a quedarse por horas conversando y presenciando el espectáculo natural que ante los ojos de los espectadores sucede, un equilibrio perfecto entre sofisticación y comodidad.
A esto se suma el impecable trabajo de JAC Design, que tejió los detalles finales con la precisión de quien entiende el poder de la sutileza. Iluminación suave que resalta sin invadir, texturas naturales que dialogan con la brisa y una paleta de colores que refleja la esencia de Cartagena sin caer en clichés. Nada aquí se siente impuesto. Todo fluye con naturalidad, convirtiendo la terraza en un destino en sí mismo—un rincón que no solo se disfruta, sino que se recuerda.
Ocasiones Increíbles: la propuesta del Hotel
Ubicada en un rincón privilegiado de la ciudad, la nueva terraza VIP del InterContinental Cartagena no solo es un mirador al mar Caribe, sino una experiencia que eleva la forma en la que locales y viajeros disfrutan de la capital del Caribe colombiano. Aquí, el tiempo se detiene cuando el sol comienza a teñir el cielo de tonos ámbar y la brisa marina envuelve cada mesa con una promesa de noches inolvidables. Hoy, más que grandes espacios ostentosos, el lujo se esconde en lo pequeño, en lo íntimo. Esta terraza ha logrado ese balance perfecto: un ambiente acogedor, escondido en un gran espacio de talla internacional, que no solo invita a desconectarse, sino a sentirse parte de algo especial.
Más allá de ser un destino turístico, Cartagena está consolidándose como un lugar de experiencias auténticas para su propia gente. En esa línea, el hotel ha apostado por crear actividades que invitan a los cartageneros a redescubrir su ciudad desde nuevas perspectivas, ofreciendo espacios para la creatividad, el aprendizaje y el disfrute: clases de cocina internacional, sesiones artísticas de pintar y degustar vinos, clases de pilates y yoga al aire libre, sesiones de yoga bajo la luna llena, cenas tipo speakeasy, entre otras.
Los hoteles InterContinental alrededor del mundo han sido el escenario de generaciones de celebraciones, ofreciendo un telón de fondo inigualable para las ocasiones más memorables de sus huéspedes durante más de 75 años. Como anfitriones y curadores, su misión es convertir cada encuentro en una ocasión verdaderamente ‘Increíble’.
