Poeta y docente Winston Morales Chavarro invitado al XIV Festival Internacional de poesía en México
17 marzo 2024
Oficial de policía a responder por muerte de detenido en Estación Chambacu
17 marzo 2024

Hoy, los 100 años de Estefanía Caicedo en Olaya Herrera

Compártelo:

En la Casa de la Cultura que lleva su nombre en el sector La Puntilla del barrio Olaya Herrera de Cartagena, hoy domingo 17 de marzo, conmemoran los 100 años del nacimiento de gran maestra del bullerengue Estefanía Caicedo.

A partir de las 3 de la tarde en la Biblioteca Caimán de este escenario cultural, se realizarán diversas actividades para recordar a esta gran figura del bullerengue en Colombia, aseguró el poeta Martín Salas, organizador del evento.

Expresó que se realizará un Conversatorio sobre su trayectoria profesional y una de las principales cantadoras de la tradición en el Caribe.

Su hijo Víctor Medrano, hará presencia como también folcloristas y amigos de Estefanía. Será un evento abierto al público.

Esta cantadora fue instructora de danzas y fue la maestra de «Totó» La Momposina.

Hoy 17 de marzo, Estefanía Caicedo Páez, la Cantaora del Monte, estaría cumpliendo cien años.
El centenario de ella es un signo de arte, de manera preferente, con el bullerengue tanto en el aspecto compositivo como en el canto, magisterio sencillo, hilado con memoria creativa, belleza melódica suavidad, dulzura y resistencia al saberse heredera de la cultura afroamericana y, en especial, exponente genuina de la cultura afrocolombiana, de un canto inspirado en la hermosura de la naturaleza, porque ella, en sí era lo que también cantaba, naturaleza pura, por ser parte del monte y guardiana divulgadora de la memoria ancestral devenida en canto, escribió el maestro Enrique Muñoz Vélez.

«En su voz los fandangos de lengua y las variantes de los bailes cantaos tuvieron noticias, promoción, divulgación y preservación como guardiana de la tradición africana en la tierra de Colombia». A ella nadie le enseñó a cantar, simplemente, lo hacía como un viejo oficio herencia de sus mayores, de aquellas mujeres negras que intuyeron que en el canto había parte de sus vidas; y en la África milenaria cantar siempre ha sido un magisterio de honda tradición, dice igualmente en una publicación de laplazacartagena.com

La recuerdo ejerciendo en las lomas del barrio de Nariño y en la Loma del Diablo de Torices los cantos de funebria con cuerpo presente, y en los novenarios. Estefanía Caicedo con el mechón de pelo cano en la maraña entrenzada de su caballera, exponía con garbo y gracia los cantos de lamento y de semblanza de vida vívida del difunto, era una manera sin más plazos para enrumbar el camino de regreso, su voz de cantadora primordial acompañada por palmas y voces responsoriales en la más íntima ceremonia del lumbalú palanquero o de los bundes de velorios que había aprendido por la línea paterna y en la voz de su abuela.

LA ROCHELA

Estefanía Caicedo Pérez, nace el 17 de marzo de 1924 en el caserío Caño Salao del corregimiento de Rocha en jurisdicción del municipio de Arjona (Bolívar). Rocha una población que deriva su nombre de las rochelas, lugares de negros, blancos e indígenas huidizos de las leyes coloniales en cercanía al Canal del Dique. Su padre provenía de las tierras del Pacífico y por la vena materna estaba ligada a la región Caribe.

Ella mixtura étnica de naciones africanas asentadas en América en su torrente sanguíneo bullía los cantos de las poblaciones negras del Pacífico y del Caribe a manera de síntesis territorial y cultural. A edad temprana va a vivir a Arjona centro agrícola y despensa comercial del Ingenio Central Colombia (Sincerín), donde le tocó ver y escuchar a decimeros andadores y alegrar el oído, la vista y el cuerpo a través de los toques de marímbulas pulsadas por cubanos y palenqueros en los tiempos de solaz a las faenas de comercialización de la caña.

La voz de monte de Estefanía Caicedo le dio prestigio como una de las cantadoras más reconocida del folclor colombiano, hizo suya los cuadros de costumbres heredados del campo y los difunde preservando las características del lenguaje, tonos y acentos en la canción, y en su tránsito a la vida urbana en Cartagena de Indias, ella va avecindarse en Chambacú donde más tarde integraría en 1959 el Grupo Folclórico Malibú, dirigido por Sergio Morelos.

El 31 de agosto de 1988 se apagó por siempre la voz de esta extraordinaria cantadora.

Compártelo: