Jimis José, uno de los cuatro hermanos de la familia Narváez Porto, estaba desaparecido desde mediados de 2010. Su familia nunca perdió las esperanzas de encontrarlo.
Catorce años después de no tener noticias de él, la familia Narváez Porto, en el municipio de Chalán (Sucre), región de los Montes de María, pudo poner fin a la búsqueda de Jimis José, uno de sus cuatro hijos, y empezar así el cierre de un ciclo de dolor suspendido por la desaparición.
El día que concertaron con la Unidad de Búsqueda la entrega del cuerpo de Jimis José, de quien tuvieron noticias por última vez el 6 de julio de 2010, transcurrió en la iglesia cristiana donde se congrega su madre. En Chalán, pueblo de vocación campesina, se dieron cita Rafael y Margarita, sus padres, y Diego, Julia y María Belén, sus hermanos, con el equipo de la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (UBPD) y de la Corporación Narrar para Vivir. Tras tantos años de ausencia de Jimis, nacido el 4 de agosto de 1982, necesitaban un momento de preparación antes de darle el último adiós.
“Recuerdo que él era muy juguetón con nosotros, muy amable con mi mamá”, dijo María Belén, envuelta en una sonrisa discreta y luego de haber escrito con los suyos un mural con mensajes para su hermano. Ella lideró la búsqueda desde septiembre de 2022 ante la Unidad de Búsqueda, cuando solicitó que ubicaran a su hermano.
El día de la entrega digna, la familia, además de recibir apoyo psicosocial, conoció cómo en dos años la Entidad desarrolló la investigación humanitaria y extrajudicial que permitió encontrarlo y que fue asignada al Plan Regional de Búsqueda Montes de María y Morrosquillo, que actualmente tiene un universo de más de 1.500 personas dadas por desaparecidas.
Surlay Sequea, integrante de la organización de la sociedad civil Narrar para Vivir, que acompaña a mujeres víctimas del conflicto armado, sostuvo que en casos como el de Jimis es preciso centrarse en propiciar un ambiente de tranquilidad para recibir el cuerpo.
“Nuestra experiencia indica que la desaparición es uno de los hechos que más afecta a las familias, dado que no tienen conocimiento de qué pasó con su pariente desaparecido, no conocen la verdad, qué pasó, dónde está, y es un proceso muy largo, una búsqueda incansable. Es un hecho que toca mucho a las familias”, subrayó. Sequea acompañó el momento del “Mural del agradecimiento”, que incluyó los mensajes a Jimis José, una especie de diálogo saldado tras años de ausencia.
Esa verdad que la familia anheló durante años la conocieron de un equipo de antropología e investigación humanitaria encabezado por Blanca Arteaga Morales, coordinadora de la Unidad de Búsqueda en Sucre y Bolívar, quien explicó que, una vez ubicado el cuerpo de Jimis José, el equipo técnico científico de la Entidad y del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses se unieron para lograr la identificación plena de esta persona desaparecida en el marco del conflicto armado.
El cuerpo fue localizado en el cementerio Santa Cruz de Manga, en Cartagena de Indias, en marzo de 2024, en el que participaron profesionales en antropología, odontología, un médico legista, criminalistas e investigadores humanitarios y extrajudiciales.
“Esta acción humanitaria contó con la posibilidad de que la misma familia participara en la recuperación del cuerpo y en el procedimiento de verificación por correspondencia post mortem, que se llevó a cabo el mes de marzo de 2024 en ese cementerio”, señaló.
El proceso de verificación por correspondencia post mortem consistió en comparar la información de la primera necropsia medicolegal con los hallazgos del examen del cuerpo por parte del mencionado equipo interdisciplinario. El resultado concluyó que se trataba del cuerpo de Jimis, por lo que, durante los días de la intervención al cementerio, María Belén y Diego ya sabían que estaban cerca de recibirlo de vuelta.
“En septiembre tuvimos la oportunidad de corroborar la identificación de Jimis de la mano de Medicina Legal. Esta acción humanitaria contribuyó así a cerrar este ciclo de dolor y a ratificar que la búsqueda repara”, resumió Arteaga.
Alrededor del proceso de búsqueda también fue clave el apoyo brindado de manera voluntaria y decidida por la Corporación Humanitaria Reencuentros, cuyo propósito es apoyar la búsqueda de personas dadas por desaparecidas por el conflicto y en la que participan firmantes del Acuerdo de Paz.
Fredy López Martínez, miembro de Reencuentros, y quien ha vivido varias entregas dignas de cuerpos, señaló que para la corporación es satisfactorio ver cómo las familias experimentan el agradecimiento por su trabajo de ayudar a encontrar a las personas desaparecidas.
“Queremos seguir trabajando de la mano con la Unidad de Búsqueda y dando estos resultados. Es lo más lindo para nosotros, que nos entreguen los seres queridos y darles su cristiana sepultura”, consideró.
Después de una ceremonia y en medio de una tarde lluviosa, la familia de Jimis José dejó su cuerpo en el cementerio de Chalán. Tiene nombres y apellidos y una cita que su familia quiso dejar patente para tranquilidad suya y de él: “El que habita bajo la sombra del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente”.
Otras entregas dignas
La entrega del cuerpo de Jimis José se suma a las de otras personas dadas por desaparecidas como resultado de la intervención al cementerio Santa Cruz de Manga, que permitió que otras ocho familias de Riosucio (Santander), Valdivia (Antioquia), Santa Rosa del Sur (Bolívar), Manaure (Cesar), Magangué (Bolívar), Ayapel (Córdoba) y Chalán (Sucre) tuvieran de vuelta a sus familiares para inhumarlos dignamente.