La majestad de la justicia y la Inteligencia Artificial

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Por: Freddy Machado

«No se trata de desplazar a los humanos, sino de humanizar la experiencia digital.»
– Rob Garf-

La inteligencia artificial (IA) se metió, a la manera de “ya la luna de enero/entró a la playa”. No existe discusión: la tecnología está de moda y la apuesta -por su llegada-, se magnifica e identifica, con el eslogan de que “ha llegado para quedarse” y mejorar todos los procesos de la sociedad.

Abro una ventana: debo aclarar que la figura de “la luna en la playa”, no me pertenece sino que es inspiración del buen compositor Vallenato, Santander Durán Escalona, en su hermosa canción: El Pescador (Hermanos Zuleta/Álbum, Ídolos) .

Después de la introducción, seguimos con nuestra apuesta -la inteligencia artificial (IA)- y, lo primero que debemos reconocer, desde la perspectiva de la justicia colombiana, es que los nuevos aires de la inteligencia artificial (IA), le vienen bien al sector, siempre afectado con la insuperable congestión judicial.

La inteligencia artificial (IA), activa, agiliza y le da una nueva dinámica al servicio de justicia.

Lo cierto es que esta misma expectativa que se vive hoy, ya se experimentó en el ayer, a principios de los años 90, con la llegada de los primeros computadores a las entidades públicas. Especialmente, cuando medió la transición entre la Fiscalía y los Juzgados de Instrucción Criminal. En esas calendas, la tecnología generó diferentes encuentros y desencuentros, y muchos servidores judiciales optaron por resistirse a cambiar su antigua máquina de escribir y las resmas de papel (y ni que decir del papel carbón).

Son ciclos, y se nos ocurre que la tecnología, cada cierto tiempo, se le da por visitar los predios de Justiniano con sus nuevos avances, a la manera de Melquiades en el Macondo profundo de Gabo.

En el ejercicio de esa transición -insisto-, algunos servidores que se opusieron a los cambios de manera tenaz, se fueron rezagando mientras que los más “modernos”, ganaban por goleada en el cumplimiento de sus labores, capitalizando mejores estadísticas.

Ese mismo temor, el miedo a lo nuevo, hoy se vuelve a experimentar por los servidores judiciales, con la llegada de la inteligencia artificial (IA) y el momento que se vive, es una oportunidad definitiva para la toma de partido, con la esperanza de que la historia no se repita. Es más, en la actualidad, los aciertos y los errores en el uso de la tecnología en la justicia, son aceptados sin que medien descalificaciones pero con el posicionamiento de lo “nuevo”, dudamos que se mantenga esa situación.

Las nuevas tecnologías, como siempre, se integrarán a todos los estamentos de la sociedad, y una vez se consolide el uso de la inteligencia artificial (IA), no serán de recibo ni los pretextos ni los equívocos ni las excusas.

Y, nos viene a la mente una providencia de estos días en la que una alta corte, flagrantemente, dejó en evidencia los rastros de la inteligencia artificial (IA), como calcomanía o tatuaje en la jurisprudencia.

En suma, lo importante en estos escenarios de transición, es que i) Se hagan las cosas de buena fe; ii) Que prime la buena voluntad en adaptarse a los avances y iii) Que se superen las dinámicas laborales en procura de la optimización de las tareas.

La novedad nos permite ser “osados” pero una vez se consolidan los cambios, se nos expulsa de nuestra zona de confort, y entramos en los terrenos en los que equivocarse implica hacer el “oso” y de paso, que se nos clasifica en la categoría de “desactualizados”.

En todo caso, los judiciales tenemos muy claro que, de nada sirven los apoyos de la inteligencia artificial (IA), si no se fortalece la autonomía e independencia (AI) de los administradores de justicia, así como un mejor presupuesto para la Rama Judicial.

En atención a todas las consideraciones anteriores, como diría el remate de cualquier providencia, le damos la bienvenida a las nuevas tecnologías (y a sus visitas cada cierto tiempo) pero, siempre y cuando todos esos grandes cambios puedan integrarse a los valores y a la grandeza de la majestad de la justicia…

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