Copa Airlines inaugura ruta hacia y desde Raleigh-Durha, EE.UU.
24 junio 2024Zarpó travesía ‘Navegando al Corazón del Magdalena: Me enamoro de Bolívar’
24 junio 2024
Por: Germán Danilo Hernández*
“Alicia Berenson, una pintora de éxito, descarga cinco tiros a la cabeza de su marido y no vuelve a hablar nunca más”. Ese intrigante encabezado de la sinopsis del libro “La paciente Silenciosa” de Alex Michaelides fue suficiente argumento para que uno de los integrantes del Taller de Lectura Tertulia y Libros, del que hago parte en Cartagena, inclinará la balanza entre los títulos propuestos para intentar satisfacer los apetitos literarios mensuales del grupo.
Publicada por Alfaguara, y con ganchos marketing que la promocionan como “el nuevo milagro de la literatura europea”, y “un thriller traducido en cincuenta países, que cuenta ya con dos millones y medio de lectores en todo el mundo y cuyos derechos cinematográficos han sido comprados por la productora de Brad Pit” fueron suficientes para aprobar su lectura colectiva.
La historia gira en torno al mutismo voluntario en el que se mantuvo por varios años la autora del referido crimen, condenada y recluida en un hospital psiquiátrico, y de un psicoterapeuta obsesionado por descubrir lo que esconden sus silencios, en los que se encuentra involucrado. Su lectura resulta fácil y entretenida, con buen ritmo que conserva la atención de principio a final, pero sin deslumbrar a muchos.
La crítica literaria no ha logrado consensos frente a la obra del escritor y guionista nacido en Chipre, graduado en Literatura Inglesa en la Universidad de Cambridge. Los comentarios fluctúan entre elogios como el “Thriller perfecto” y los de “una enorme decepción”.
En “Tertulia y libros” entre cuyos integrantes hay varias sicólogas y abogados, los enfoques oscilaron entre referencias a Freud y alusiones a Agatha Christie; al final su lectura: deslumbró a pocos, contrarió a otros, generó aceptación en algunos y finalmente la sumatoria de gustos y disgustos terminó en una calificación aceptable.
Hice parte de quienes reportaron aceptación de la historia sin trascendencias; pero disfruté escuchar entre mis compañeros las múltiples aristas de análisis que generan casi por igual las especulaciones que motiva el asesinato de un ser amado y la decisión de callar como estrategia de defensa y protección de quien es señalado como culpable.
En la literatura, como en la vida, no hay solamente blancos y negros, sino una infinidad de matices interpretativos que se resumen en la célebre frase “para gustos los colores”. Entre las lecciones aprendidas que deja la referida novela, queda una que amerita la recomendación de su lectura: con los silencios también se gritan las verdades.
*Escritor y asesor en comunicación política y de gobierno.