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La suerte está echada

Por Juan Carlos Guardela

Un daño evidente de la corrupción es que la participación en las urnas y la representación política no están conectadas. Los ciudadanos sienten que sus necesidades no son atendidas por los políticos tradicionales, lo que lleva a buscar alternativas en individuos que prometen cambios. La idea de que los “políticos profesionales” son ineficaces y tramposos, ha fomentado la creencia de que «cualquier persona» podría hacerlo mejor.

Por eso hoy aparecen numerosos «outsiders» como reflejo de esa insatisfacción. Sin embargo, esta perspectiva subestima la experiencia necesaria para abordar cuestiones complejas y tomar decisiones informadas que afectan a la sociedad en su conjunto.

Esta realidad nos impone un dilema. Por un lado es positivo el hecho de que  la política se haya vuelto más accesible debido a la conectividad digital y las redes sociales y es bueno que personas de diversas trayectorias incursionen en ese contexto, a ello se suma una notable construcción de ciudadanía. Asunto que estaba en mora.

Lo que no es bueno es desconocer la importancia de una base de conocimientos y que dejen de lado el compromiso genuino. La falta de experiencia puede resultar en decisiones desinformadas o soluciones simplistas para problemas complejos. La política verdadera requiere más que una vocación ocasional; necesita un entendimiento profundo de los procesos y desafíos.

Hace unas semanas la Registraduría anunció que hay 132.553 candidatos a las elecciones territoriales de 2023. Una cifra récord. Surge entonces la pregunta: ¿todos están preparados? Obvio que no.

Por ahora la suerte está echada. Esperemos que, entre tantos, se encuentren opciones dignas. La única salida que tiene éste berenjenal es que pueda surgir, por fin, la democracia deliberativa: esa teoría política que sostiene que las decisiones deberían ser el resultado de un debate justo y razonado en pro de una gobernanza en la cual se confiere voz a personas de todos los estratos en las deliberaciones que influyen en las decisiones. Es un escenario en el cual todos deberíamos sentirnos obligados a participar.