En el Día Mundial del Donante de Médula Ósea, que se conmemora el tercer sábado de cada mes de septiembre, Coosalud destaca la historia de Angely Zúñiga, quien el 16 de octubre de 2020 recibió la donación de este tejido de parte de su hermano menor, Moisés David. Hoy, la pequeña de 9 años goza de una mejor salud y calidad de vida._
Angely Zúñiga es niña muy alegre y activa. Bailar champeta y replicar las coreografías que ve en la red social TikTok hacen parte de sus pasatiempos favoritos. Y hoy puede disfrutarlos mucho más gracias a que, hace poco menos de un año, recibió un trasplante de médula ósea. Ahora se agita menos.
“El proceso más grande que hemos visto en relación con el antes y después del trasplante es el de adaptación a todas estas transformaciones que ha traído consigo la intervención, es decir, ahora las actividades que tiene la oportunidad de hacer están cargadas de mucho más ánimo”, manifiesta Carol Daniela Muriel, psicóloga de la Fundación la Divina Providencia, entidad donde actualmente es atendida la menor.
El 16 de octubre de 2020 llegó el día tan esperado. Dos días después de su cumpleaños número 9, la pequeña recibió, del organismo de su hermano menor Moisés David, la donación de médula. Antes de realizarle el procedimiento, en la Clínica Imbanaco de Cali, Angely fue sometida a 16 días de quimioterapias para bajar sus defensas al máximo y, posteriormente, fue aislada durante tres días para evitar cualquier tipo de deterioro en su salud.
Tras el trasplante, la menor tuvo fiebre, vómito, diarrea, apatía e inapetencia, condiciones normales que pueden ocurrir mientras las nuevas células se acoplan a su cuerpo. “Algo que me impactó mucho de ella fue que en los primeros días no comía, me decía que no tenía hambre, que se sentía muy cansada. A los días llegó un ángel, Reynel, un enfermero de la clínica que la motivó a que se levantara de la cama y, como a ella le gusta mucho la música, empezó a bailar champeta. A partir de ahí comenzó la mejoría y, así con fiebre, se paraba a bailar. Eso nos da una lección tremenda de que, a pesar de los momentos difíciles, uno debe estar con ánimo y salir adelante”, relata su mamá, Gisely Martínez.
No obstante, el camino para llegar a ese momento no fue fácil. La niña, nacida en Cartagena, fue diagnosticada durante sus primeros meses de vida con una enfermedad huérfana denominada anemia de Blackfan-Diamond, trastorno muy raro por el que la médula ósea no produce suficientes glóbulos rojos. Después de varias transfusiones de sangre y constante consumo de corticoides (medicamentos potentes que tienen efectos secundarios, como el debilitamiento de los huesos y que, incluso, pueden causar cataratas) no hubo resultados positivos, razón por la cual los médicos comenzaron a estudiar la viabilidad de un trasplante. Hacia finales de 2019, se confirmó que Moisés David había resultado apto para ser donante. Sin embargo, la pandemia de covid-19 dilató la intervención.
*Un huevo hogar*
La Fundación la Divina Providencia, única institución en el Valle del Cauca con un pabellón exclusivo habilitado para niños trasplantados, acogió a Angely y su madre antes, durante y después del procedimiento. A la fecha, todos los menores trasplantados ingresados en esta entidad pertenecen a Coosalud, EPS que lideró la gestión para que la intervención llegara a feliz término.
“Me gusta compartir mucho con mis amigos en la Fundación. Con los niños juego fútbol y, con las niñas, a las Barbies”, dice Angely.
La institución cuenta con un parque con zonas verdes, resbaladeros y columpios; así como zona de juegos, biblioteca y comedor, entre otros espacios, con el fin de hacer más agradable la permanencia de los pequeños y de sus acompañantes.
Allí, Ivanna, Emmanuel y David son algunos de sus mejores amigos. “Nos gusta jugar a los atrapados y congelados”, apunta David, quien comparte con Angely desde hace varios meses.
“Ella aún continúa tomando medicamentos, de acuerdo con la prescripción médica, y tiene controles cada 15 o 30 días. No presenta resistencia a estos. Obviamente se han originado ciertas complicaciones en el proceso de adaptación al trasplante, pero han sido manejables, por fortuna”, agrega Carol.
*Una nueva esperanza*
Aunque inicialmente se tenía prevista una estancia de solo algunos meses para Angely en Cali, esta se ha alargado para garantizar su bienestar. La buena noticia es que todos son optimistas en que pronto retornarán a la Ciudad Amurallada para reencontrarse con los demás miembros de su familia. Con ayuda de la tecnología se mantienen en contacto todos los días.
“Gracias a Dios y a la EPS llegamos a una buena fundación, acá tenemos otra familia. Es duro dejar a mi bebé, a mi esposo, pero todo el tiempo que sea necesario voy a estar con Angely. Moisés vino a Cali con el papá en mayo, estuvieron dos días para recargarnos de energía”, comenta Gisely.
Actualmente, Angely recibe otra dosis de corticoides y espera completar el esquema de vacunación PAI – Programa Ampliado de Inmunización – para regresar a tierra natal lo más pronto posible y, algún día, llegar a ser modelo y enfermera, tal como lo sueña.
“Deseo que todos los niños que estén pasando por un proceso de trasplante se mejoren pronto, para que se vayan a su casita y estén con su familia y amiguitos”, expresa Angely, con la ternura que la caracteriza.