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Las tres enfermedades más comunes en profesores con el regreso a clases

Tired young teacher sitting by desk in classroom and touching nose bridge after several lessons

Trastornos de la voz, el sistema musculoesquelético y psicosociales, las dolencias más comunes en los profesores con el regreso a clases 

Controlar el estrés, mejorar la autoestima, fortalecer las relaciones interpersonales y promover el descanso son solo algunas de las ventajas de fomentar el autocuidado entre los profesores. 

 El bienestar físico y emocional de los profesores impacta directamente en la calidad de la educación y su promoción es una tarea pendiente. De acuerdo con el informe Enfermedades de origen laboral en docentes escolares: una revisión sistemática”, las enfermedades más comunes de esta población son los trastornos de la voz (51,1%), el sistema musculoesquelético (23,4%) y psicosociales (21,3%).  

 Las actividades diarias de los maestros, que en muchos casos no son solo educadores, sino que ejercen como cuidadores de sus estudiantes, pueden dejar secuelas en su salud. “Los profesores ejercen su profesión la mayoría del tiempo de pie y su voz es un recurso fundamental, construyen relaciones interpersonales con sus estudiantes y tienen cargas administrativas que muchas veces son imperceptibles desde afuera. Además, están en contacto con población infantil y adolescente que son propensas a enfermedades infecciosas y virales”, explicó Thomas Cuellar, Medical Manager de Sanofi CHC. “Este contexto explica porqué esta población es propensa al estrés o síndrome burnout, laringitis crónica y enfermedades osteomusculares”.  

Trastornos de la voz 

Cuando los profesores sobreexigen su voz dentro del salón de clase se exponen a sufrir de disfonía, una afección común para esta población. La disfonía puede ser funcional, causada por el esfuerzo vocal, y orgánica, donde se altera la voz por una lesión del sistema como la laringitis. 

 Para reducir el impacto de los trastornos de la voz en los docentes es importante impulsar prácticas de autocuidado como beber agua frecuentemente e ingerir alimentos lentamente, bostezar para relajar la garganta y evitar gritar, cuando sea necesario subir el tono de la voz se pueden usar recursos tecnológicos como los micrófonos con altavoz.  

 Enfermedades del sistema musculoesquelético 

Dictar clase de pie por períodos prolongados o mantener posiciones incómodas y estáticas para atender a los estudiantes son factores de riesgo para la aparición de lesiones en el aparato locomotor de los docentes, que pueden generar desde molestias leves causadas por la inflamación, disminución o pérdida de fuerza muscular hasta la limitación funcional. 

“Implementar pausas activas durante la jornada laboral y una rutina de ejercicio son dos prácticas de autocuidado que pueden reducir la aparición de esta clase de enfermedades en los profesores. Es importante que cuando se presente una dolencia del sistema musculoesquelético no dejarlo pasar por alto para tomar medidas a tiempo”, añadió Thomas Cuellar, Medical Manager de Sanofi CHC. 

Salud mental 

Los profesores tienen un rol fundamental en la vida de los estudiantes y esto conlleva cargas emocionales que pueden impactar su salud mental, además, son responsables de labores administrativas que extienden su jornada laboral más allá de las aulas de clase. “Estamos en un momento de la historia donde hablar de salud mental dejó de ser un tabú y tenemos acceso a información certificada del tema. Así que los docentes que identifican en sí mismos síntomas de depresión o ansiedad pueden buscar el apoyo profesional necesario e implementar prácticas de autocuidado que fortalezcan su autoestima”, finalizó Thomas Cuellar, Medical Manager de Sanofi CHC. 

 Conociendo las dolencias más comunes entre los docentes es importante considerar el autocuidado como una práctica que ayudaría a mejorar su bienestar, y que puede ser implementada mediante las siguientes actividades: aprender sobre salud, realizar actividad física, cuidar la salud mental, implementar una alimentación saludable, limitar hábitos o prácticas de riesgo —fumar, consumo nocivo de alcohol—, promover una buena higiene —lavado de manos, por ejemplo— y usar responsablemente la automedicación, los bienes y servicios de salud.