Por: Freddy Machado, Abogado.
Cuando el mal servicio genera una cultura, es muy difícil quitarse ese estigma y, por efecto contrario, la empresa prestadora del servicio se posiciona como la líder o la “mandamás”, pero del caos.
El pueblo tiene esa sabiduría. Un sentido común tan excelso que le permite distinguir, a manera de construcción colectiva, entre lo que es un servicio superior y la prestación que no cumple con los mínimos estándares.
Luego, espontáneamente, aparecen las sátiras, el lugar común, la mamadera de gallo y hasta los memes descalificadores.
Es más: cuando los ciudadanos tienen la posibilidad de viajar a otras latitudes -o que los visiten sus parientes residentes en otras regiones del país-, y comparan los bajos costos del servicio de energía y las ventajas de una prestación regular, nos duele como “costeños o caribes” pues asumimos que se nos sigue condenando al atraso. No podemos ejercer el comercio ni la industria con suficiencia y en nuestros hogares exponemos los pocos electrodomésticos a los bajones e intermitencias del servicio.
Por esas circunstancias -es evidente-, nunca antes un “adiós” había sido tan sentido por estas tierras. Lo curioso es que nos referimos a una empresa de electricidad que estuvo “sin energía” para cumplir con las expectativas de sus usuarios.
Electricaribe no tuvo dinámica, ni capacidad de respuesta y mucho menos empatía con sus sufridos abonados.
En Cartagena, por lo menos, nunca desciframos si las duras jornadas a las que nos sometía la empresa eléctrica, correspondía a mantenimientos o eran racionamientos.
Y, no les miento, la entidad que se despide, era feliz, imperturbable e invicta, quitándonos la “luz” cualquier fin de semana o durante noches calurosas e interminables.
El poder negativo de Electricaribe se consolidó tanto que logró lo que no han conseguido los malos gobernantes que han desfilado por nuestro Estado desde su fundación…. Sí, que pueblos enteros se levantarán y la emprendieran contra sus oficinas.
Un observador descuidado pensaría que una empresa que se jacta de sus socios extranjeros, debía brillar como brilla la empresa de Gas Natural, pero no. En Electricaribe le apostaron a la displicencia y al abuso de la posición dominante.
El sufrido acto de ir a reclamar a sus oficinas, en su momento, era más que una condena y cuestión de perder el día, pues las filas convocaban a barriadas enteras. Eran reyes promediando el consumo pues los contadores no servían.
Esta semana una empresa diferente tomó el control y la prestación del servicio. La desconfianza nos ronda, sordamente, con el nuevo operador pues la filosofía del pueblo se debate entre dos verdades…
– Escoban nueva barre mejor o más vale malo conocido…
En esta oportunidad nos la jugamos con la “escoba” pues necesitamos barrer el pesimismo, las malas prácticas, la indolencia y reducir el exceso de irregularidades de ese “malo conocido” que desde septiembre nos dijo adiós…
La nueva empresa con una buena gerencia, voluntad de hacer las cosas bien y las mejores intenciones, seguramente podrán salir adelante.
En últimas, es cuestión de dignidad. Un buen servicio de energía mejora la calidad de vida de una región y nos permite un escenario más óptimo en la búsqueda de una competitividad para el progreso del hombre Caribe.
Amanecerá y veremos que dice el pueblo…