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Hace 48 años llegó al Callejón de Los Relojes en el Centro Histórico de Cartagena, de la mano de un sobrino y desde ese momento se «adueñó» de ese sitio y ha permanecido allí todo ese tiempo, demostrando seriedad, honradez y precisión como los relojes suizos, que con tanto esmero repara.
Se trata de José Miguel Olivares Guardo, un técnico de relojes egresado del SENA, que se ha ganado el cariño de una clientela fiel que con el transcurrir de los años sigue depositando en él, confianza y seguridad.
En diálogo con Mundo Noticias desde su cotizado puesto «El Doble Poder», manifiesta que gracias a su trabajo hoy le agradece a Dios, porque le ha permitido mantener a su familia, apoyar a cinco sobrinos y seguir siendo ese «camellador» que llega todos los días a las 10 de la mañana y se va a las seis de la tarde, de regreso a su residencia en el sector El Progreso del barrio Olaya Herrera.
Se siente orgulloso de su labor, porque le ha permitido conocer muchas personas no solo en Colombia sino en el extranjero, ya que continuamente le llegan esos amigos de Europa y Norteamérica a llevarle sus tesoros costosos para que se los arreglen.
Relojes de las marcas Cartier, Bulova, Rolex, Omega y otras, pasan de manera constante por sus manos para ser reparados.
Se queja contra quienes en muchas ocasiones terminan afectando imagen y la credibilidad de la cual gozan, porque no son personas acreditadas y solo saben cambiar las pilas y «tumban» a los clientes.
«La mayoría de los muchachos saben es colocar baterías y están asesinando los relojes, los dañan cuando llegan a sus manos y terminan diciéndole a los dueños, que ese reloj no sirve y por ello hemos perdido credibilidad y nos tienen como bandidos y rateros», dijo.
Por ello recomienda a quienes vayan a utilizar los servicios de un técnico de relojes, que observen la honradez y seriedad y de esta manera contar con una persona de confianza, a quien le puedan dejar un costoso reloj y no se le vaya a perder.
Olivares, como lo llaman todos, es bachiller del Liceo Bolívar, también es titiritero desde hace 25 años, ya que estudió en la Escuela de Bellas Artes, ha representado al país en eventos internacionales. Hace parte de la Asociación de Relojeros de Cartagena y de la Confederación de Trabajadores de Colombia, Fetrabol.
No tiene hijos, pero tiene un poco de sobrinos a quienes apoya de manera constante.
Recordó con nostalgia que dos de sus grandes amigos en las actividades culturales, Germán Mendoza y Jorge García Usta, ambos fallecidos, le quedaron debiendo unas notas periodísticas que le habían prometido.
Hoy guarda en el «baúl» de los recuerdos fotografías en su celular con personajes de la cultura y las artes en Cartagena y Colombia.
Mientras dialogábamos con Olivares, la clientela no dejaba de llegar a buscar trabajos que le habían dejado, y otros en busca de sus servicios.
Así transcurre el día a día de este reconocido técnico de relojes del Centro Histórico de Cartagena.
