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Por: Eleana Martelo Tirado

 

Bien decía el poeta y novelista francés Jean Cocteau que “la riqueza es una actitud innata de la mente, como la pobreza”. Y no es descabellado pensarlo. Tampoco es vaga la pregunta sobre qué mueve a una persona con pocas oportunidades a lograr lo que anhela.

 

La respuesta se resume en una sola palabra: sueños…esos por los que se lucha con disciplina y perseverancia. Y no hay mejores calificativos para definir a Luis Andrés Cassiani Herazo, un estudiante cartagenero -de 20 años- que nació en uno de los barrios más marginales de la zona suroriental de Cartagena y donde se concentra un gran cordón de pobreza de la ciudad.

 

Allí, en esa comunidad, también, una de las más grandes de La Heroica, nació este joven afrodescendiente, a quien la pobreza en varias oportunidades amenazó con derrumbarle la esperanza de un futuro mejor, pero su constancia y entrega rompieron los paradigmas.

 

La cartilla de inglés

 

A los 10 años, cuando a muchos niños les seduce la mente los juegos y los carros, Cassiani tenía una exótica fascinación por el inglés. Aprender ese idioma se había convertido en su obsesión.

 

“Desde muy pequeño tenía afinidad con los idiomas. Cuando tenía 10 años mi madre me regaló una cartilla de inglés, de esas que valían 1.000 pesos y que vendían en los buses. No tener el dinero para pagar un curso de inglés me frustraba, así que ese fue el regalo de cumpleaños que me dio mi mamá. Fue lo mejor que recibí, así fue aprendiendo autodidácticamente el inglés”, relata con una sonrisa de satisfacción, mientras el equipo de Comunicaciones del Mayor conversamos con él en el segundo piso de la institución, casi que a las afueras de la Oficina de Relaciones Internacionales (ORI).

 

A su llegada al Mayor, en 2015, siendo un primíparo en el programa de Tecnología en Turismo e Idiomas, fue perfeccionando la técnica. Hoy, egresado hace cuatro meses, no solo habla el inglés fluido, sino que también se comunica en francés, como si fuera su lengua innata.

 

“La institución me ha permitido ser bilingue, desempeñarme y foguearme, no solo aquí sino afuera. Estudiar aquí me ha llevado a otros campos, me ha dado a conocer, a exponer temas sobre la identidad de la cultura afro. Eso me apasiona muchísimo”, recalca.

 

Experiencias fuera del país

 

Su excelente desempeño en el salón de clases y como pasante en ORI, se reflejaron en sus notas académicas y lo llevaron a ganarse el respeto de toda la comunidad estudiantil. Su nombre no pasa desapercibido, y es precisamente esa entereza y la pasión que le imprime a cada cosa que hace, lo que le ha permitido tener dos experiencias académicas fuera del país.

 

“Mi primer viaje fue un intercambio académico de dos meses en una escuela de Toluca (México), donde enseñaba inglés. El segundo viaje, fue con la Ruta de Investigación para la Paz, que se realizó en Ciudad de Panamá (Panamá). Allá manejé un proyecto de investigación que incluía a víctimas del conflicto armado afrodescendiente”, explica.

 

Sueño cumplido: Beca Martín Luther

 

Aunque a Casianni, como le dicen por cariño, las necesidades y la escasez de dinero le hacían burla en sus narices, ese extravagante deseo de jugársela por triunfar pudo más.

 

Su batalla contra la adversidad era tan intensa, que el ímpetu de ser alguien en la vida tomó la delantera y el cambiar las fiestas por los libros, terminaron -en 2017- dando fruto…se ganó la beca Martín Luther King Jr, auspiciada por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), el Colombo Americano y la embajada de ese país.

 

“Me la gané gracias a la ORI, a la profesora Sandra Osorio y a una conocida que se llama Airlin Pérez, ellas me apoyaron mucho. Ganarme esta beca era un sueño que yo tenía. Cuando entré al Mayor veía que mis compañeros se postulaban y ganaban, y yo también quería hacerlo. Hoy Somos 21 becados de varias instituciones de educación superior, a quienes nos dieron la oportunidad de realizar un curso de inglés y un curso de liderazgo”, sostiene de pie y cruzado de piernas, recostado al balcón del segundo piso.

 

Funcionario y nuevamente estudiante

 

Su impecable historial académico lo tienen hoy siendo uno de los nuevos docentes ocasionales y el auxiliar de cooperación de paz de la Oficina para la Paz, del Colegio Mayor de Bolívar.

 

Se pica por enseñar inglés a los jóvenes, por transmitir esos conocimientos que adquirió estudiando 21 niveles de inglés en el Colombo, los vecinos de la institución.

 

El amor que este joven, de padres palenqueros, le tiene a la educación es inexorable. Ahora no solo es un docente del Mayor, sino que sigue llenando la vasija del saber estudiando el programa de Administración Turística.

 

“Hay que soñar”

 

Sin titubear dice que los jóvenes debemos soñar más y ser perseverantes.

 

“La vida siempre va a tratar de tumbarte, de golpearte, pero es tu decisión, eres tú quien persigue tus sueños. Lo que quiero es que los estudiantes se atrevan a soñar y entiendan que el desempeño académico sí es importante, porque en la universidad es donde aprendemos todas las cosas que aplicaremos en la vida, donde nos trazamos muchas más metas”, señala.

 

Y con una necesidad casi que apremiante, exclama: “La vida hay que verla metafóricamente, no es algo literal que hay que vivir. Es meramente compromiso, dedicación y mucha constancia”.

 

Luis Cassiani es el mejor ejemplo que ni el color de piel en una sociedad tan racista como la nuestra, ni las pocas oportunidades, ni las voces en contra, son impedimento para forjar un espíritu emprendedor que quiera comerse el mundo, pues no hay fuerza motriz más poderosa que la voluntad.

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