Anuncian paro indefinido de transportadores contra peaje de Turbaco
20 mayo 2024
Se vendieron 8 toneladas de productos en mercado campesino en Manga
20 mayo 2024

Maternidad en la era digital: navegando a través de la crianza en un mundo conectado

Maira Martínez Castellar Comunicadora Social y Periodista

Por: Maira Alejandra Martínez Castellar

En la era digital, la maternidad se desenvuelve en un escenario en constante evolución, donde las madres de todo el mundo se enfrentan a desafíos singulares que van más allá de las complejidades tradicionales de la crianza. La crianza en un mundo hiperconectado plantea cuestiones relevantes que merecen ser reflexionadas y discutidas, ya que la estadía omnipresente de la tecnología moldea profundamente la forma en que criamos a nuestros hijos.

La «crianza digital», como lo he querido llamar; no es más que una relación presente con los hijos pero entendiendo que hay otras labores que toca desempeñar precisamente para cumplir con los compromisos que esta conlleva. Es por eso que los colegios con jornada continua son los más apetecidos y los más solicitados por estos tiempos. No podemos olvidarnos de que en la mayoría de los casos son hogares disfuncionales que requieren de una presencia física del cuidador pero sin descuidarse de las labores específicamente de bienestar, hablo de los compromisos ineludibles de la «vida de adultos».

En este sentido, podemos concluir que es casi imposible ser madres o padres completamente presentes y nos toca acudir entonces a la crianza digital y esto representa: videollamadas, consultas vía telefónica y amar a la distancia de una llamada en medio de las ocupaciones a las que diariamente nos enfrentamos. A veces quisiéramos estar más ahí, pero lamentablemente en la mayoría de los casos estar en casa y dedicarnos a criar hijos no es una opción.

Aunque la omnipresencia de dispositivos digitales en nuestras vidas cotidianas plantea, un nuevo conjunto de desafíos en lo que respecta a establecer límites y fomentar un uso saludable de la tecnología desde una edad temprana. Este es otro tema.

Además, no podemos ignorar la presión de la imagen perfecta que impera en las redes sociales. Las madres, al igual que el resto de la sociedad, se ven inundadas con representaciones idealizadas de la maternidad, lo que puede generar sentimientos de insuficiencia y comparación.

Es crucial recordar que detrás de cada publicación perfectamente curada, se encuentra la realidad compleja y multifacética de la crianza, con sus altibajos, retos y triunfos cotidianos.

La maternidad en la era digital es un territorio complejo y en evolución, y es fundamental abordarlo con sensibilidad, entendimiento y apertura. Al hacerlo, podemos nutrir un ambiente en el que las madres se sientan acompañadas y empoderadas, mientras navegan por los desafíos y alegrías de criar a la próxima generación en este desconcertante mundo digital.

Además de los desafíos específicos que enfrentan las madres en esta época, otra tendencia llamativa se está perfilando en el panorama de la parentalidad: la disminución del deseo de ser padres, especialmente entre las generaciones más jóvenes. A medida que la sociedad evoluciona, muchos jóvenes trazan su propio camino, buscando la realización en diferentes aspectos de la vida que van más allá de la crianza. El matrimonio ya no es necesariamente sinónimo de un deseo automático de tener hijos.

Esta dinámica refleja un cambio significativo en las aspiraciones y prioridades de la juventud contemporánea y ofrece un punto de reflexión adicional sobre el rol y la percepción de la maternidad en la sociedad actual. La decisión consciente de no tener hijos plantea preguntas fundamentales sobre la realización personal, la identidad, el propósito y la contribución a la comunidad en un sentido más amplio.

Al considerar este fenómeno en el contexto de la maternidad en la era digital, se torna evidente que la conversación sobre la crianza y la parentalidad debe ampliarse para abarcar una diversidad de perspectivas y elecciones de vida. La maternidad, en su esencia, es una experiencia profundamente individual y personal, y la ausencia de un deseo de ser padres no debería ser motivo de cuestionamiento o juicio.

Maira Alejandra Martinez Castellar
Comunicadora Social -Especialista en Gerencia de Talento Humano