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”Me retiro, cuando me retoñe la pata de palo”: Armando Morales

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Es poca la gente que conoce por su nombre a Armando Morales Aguirre, uno de los actores festivos protagonistas de las celebraciones de la Independencia del 11 de Noviembre, que con su personaje de Blas de Lezo, poco a poco se ha instalado en la memoria de los cartageneros.

El Niño Morales o Cho Morales se autodefine como un amante de las Fiestas del 11 de Noviembre desde que tiene uso de razón. De sus 59 años, recuerda haberse dedicado con total entrega, durante 24 de ellos, a los festejos que conmemoran nuestro grito de independencia.

“Esto viene conmigo desde la barriga. “Yo crecí escuchando Pie Peluo´ y El Culebrero”, dice Armando, con su típico acento costeño, mientras mueve los hombros y se balancea de atrás hacia adelante.

Delante del bifé de su casa, Cho Morales exhibe los cuatro congos de Oro que por su personificación del almirante español que en 1741 defendió a Cartagena del ataque inglés, le ha otorgado el Carnaval de Barranquilla, así como otros reconocimientos en honor al folclor y su corona del Rey Momo, la cual lucirá con orgullo este año para desfilar en el Cabildo de Getsemaní.

Pero Armando Morales Aguirre, no siempre ha sido Blas de Lezo. Fiel apasionado por sus fiestas, como él mismo dice, no había noviembre que no buscara de qué disfrazarse para bailarse todos los “gozones” y el desaparecido “Patial de Manga”, barrio donde nació y aún vive la mayoría de su familia.

“Cuando era pequeño le robaba el carbón a una señora que vendía fritos por la casa, lo picaba y me tiznaba todito y salía a pedir plata al son de negro, también me disfracé de mujer embarazada, de viejito y de Shakira”, y es que si de disfraces se trata, Armando siempre ha sido todo un personaje.

A sí mismo, “el niño”, como lo llama su familia, recuerda con alegría los inicios del recorrido del desfile de Independencia, al que sigue llamando “el bando”.

“Recuerdo que de pequeño mis padres me llevaban a verlo, cuando el bando salía de la entrada de Bocagrande, llegaba hasta la India Catalina, daba la vuelta y regresaba, entonces yo me ponía a llorar y mi papá me preguntaba, ajá ¿y tú por qué lloras si la Fiesta está empezando? y yo le respondía, no ves que ahora tengo que esperar un año para volver a ver el bando”, cuenta riendo y recalcando una vez más cuánto ama sus festividades novembrinas.

Detrás de este gran personaje, que representa el amor y compromiso que une a todos los actores festivos de la ciudad, que por años han trabajado por el rescate de nuestras tradiciones, hay una gran historia de vida.

Sin dejar de lado el buen humor que lo caracteriza, Armando ha convertido en toda una anécdota el difícil momento por el que atravesó cuando, a causa de un accidente, perdió su pierna izquierda. Y es que este hecho que para cualquier persona podría significar un cambio radical en la vida, para él se convirtió en una preocupación bastante inusual.

“Cuando tuve el accidente, era extraño, pero en verdad lo que más me preocupaba era que las Fiestas se habían acabado para mí, que ya no iba a encontrar disfraces. Me preocupaba más no poderme disfrazar que el mismo hecho de no tener una pierna”, dice con un poco de picardía.

Fue así, como, después de años buscando atuendos que se acomodaran a su nueva condición, porque hasta acostado y metido en un cajón, cargado por amigos, vecinos y familiares, siguió festejando el bando.

Armando recuerda que un día, pasando por el Castillo San Felipe, se fijó por primera vez en la estatua de Blas de Lezo.
“El man me habló: ‘Ey, oyee’, y de inmediato me dije a mí mismo: ese es, ese el el tipo que yo voy a caracterizar, nos hace falta la misma pierna y somos igual de altos”, dice celebrando su ocurrencia.

Entonces le pidió a un amigo cercano (Pepé), quien era carpintero, que le hiciera la pata de palo, artículo insignia de su atuendo y que ha ido puliendo, así como su vestimenta, la cual diseña él mismo, con el pasar del tiempo.

Hoy por hoy, Armando Morales Aguirre conforma junto a otros actores festivos el Grupo Cartagena Antigua, el cual tiene como objetivo seguir siendo parte fundamental de las Fiestas de la Independencia con sus atuendos, alegría y buen ánimo; todo esto con la intención de preservar las costumbres de las festividades contribuir al sueño de ser declarados Patrimonio Oral e Inmaterial de la humanidad.

“Esperamos que con nuestro trabajo, las nuevas generaciones sean cada vez más conscientes de la importancia de tener sentido de pertenencia, que se contagien desde pequeños, que también se haga la tarea en las escuelas.

Armando fue elegido Gran Lancero de la Independencia en el año 2015 junto a Emilia Amor, quien se disfraza de Cartagena Antigua. Es un ícono y autoridad festiva, promotor de las festividades.

“Porque el sentido de las Fiestas, se ha rescatado, ahora es el momento de preservarlas”, comenta Armando, quien asegura, además, que seguirá desfilando con su pata de palo todos los noviembres, en honor a la historia y cultura cartagenera, y que la única manera de que se retire es cuando le retoñe la pata de palo, como le decía, Mamita, su abuela, “¿y sabes tú cuándo es eso? ¡nunca!”

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