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Metáforas y elecciones

Por: Germán Danilo Hernández

Uno de los comentarios más ácidos para descalificar a los candidatos punteros en la primera vuelta de la elección presidencial fue de autoría del prestigioso estratega Luis Duque García, asesor de campaña del derrotado Federico Gutiérrez. En una columna de opinión titulada “¿Qué pasará mañana?” dijo: “Espero que no me toque el 19 de junio escoger entre Petro y Rodolfo. Sería como escoger entre la gonorrea y la sífilis”.

En el mismo escrito calificó el modelo que representa el candidato Rodolfo Hernández como “demagogia arrabalera con toneladas de autoritarismo senil”. Lo que no calculó el respetado consultor fue que su asesorado, al momento de admitir la contundente derrota en las urnas no solo omitió reconocer la victoria de Petro, sino que anunció de inmediato su respaldo a Rodolfo.

Si la premisa de Duque, a quien aprecio y respeto en el universo de la comunicación política, es compartida literalmente por los partidos, movimientos políticos y seguidores de Fico, su decisión de respaldo electoral sería el equivalente a pretender acabar una enfermedad con otra de consecuencias más catastróficas. Usando sus propias palabras, decidieron quedarse con “la sífilis” y asumir como propio su eventual triunfo el próximo 19 de junio.

No me agradan las metáforas denigrantes para referirse a las personas, independientemente de las antipatías que generen, pero en el estricto sentido político interpreto que  la frase de Duque recoge el sentir de un sector de la extrema derecha del país, que antes de aceptar la victoria del candidato de la izquierda, prefieren ver al país contagiado con un mal que los médicos describen así:  Los síntomas de la fase avanzada incluyen dificultad para coordinar los movimientos musculares, parálisis, entumecimiento, ceguera y demencia. La enfermedad daña sus órganos internos y puede causar la muerte”.

En la primera vuelta Colombia escogió por mayoría apabullante la opción que considera representa mejor sus deseos de cambio, señaló una segunda alternativa de renovación, y con ello dio un NO rotundo a quien representaba el establecimiento. La elección entre los dos actuales candidatos se debería orientar ahora por sus propuestas, ideas, talante de gobernante, y no por los estigmas impuestos por sus detractores.

Soy respetuoso de ambos candidatos, pero encuentro que el discurso de Rodolfo en campaña se diluye con la llegada como aliados de la formula ya derrotada, además de sus evidentes matices de autoritarismo e intolerancia a la crítica. Sin ser un obsecuente seguidor de Petro, pienso que representa menos riesgos para la institucionalidad, y que encarna un propósito de cambio social mucho más claro. Por ello el próximo 19 de junio votaré por él, y acataré con absoluto respeto y sentido democrático la elección de la mayoría de colombianos, cualquiera que esta sea.