Se cierra el telón pero continúa la función

Por: Luis Carlos Betancourt

Que el 2025 sea como compartir una naranja o una mandarina, de a poquito y que alcance para todos.

Como encontrar una bonga, un almendro, un palito de caucho o un palo de mango en medio de un sol inclemente. Como bailar abrazados en mitad de la calle, en medio de la noche, sin musica, solo imaginando una cancion de amor.

Como mirarse en silencio y saber con certeza a través de los ojos del otro, lo que está pensando, lo que está sintiendo.

Como maravillarse al observar el cielo en los charcos después de la lluvia, sentirlo tan cerca y entender que está tan lejos.
Como estar a solas, en compañía de uno mismo y a gusto con todos los silencios.

Hoy quiero brindar y pedir que la vida tenga la algarabía y las risas de un patio de recreo.
Que los conflictos sean como los de los colegios de antes, donde todo se resolvía con pedir disculpas, estrechar una mano, abrazarse y prometer que no lo volveríamos a hacer.

Que no falten las ganas de bailar, de cantar, de reir, de contarnos a nosotros mismos, de compartir la mesa y el camino de regreso a casa.
Que no falte el verde qué se ve a través de la ventana, ni la luz que atraviesa esa misma ventana que hoy son los ojos del corazon sincero que despide con la satisfacción del aprendizaje, legado de lo vivido y recibe con esperanza, alegría y optimismo, lo que está por venir.

Que vuelva la fe a tu corazón, a tu casa, a la esquina, a todas las esquinas del mundo, para que juntos soñemos con algo siempre mejor.

Feliz y bendecido 2025.