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Varados pero con Ferrari…

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Por: Fredy Machado, Abogado

Nos dijeron que la Reforma era una panacea. Que el 80% de los procesos se resolverían por principio de oportunidad y por preacuerdos. También insistían en que a juicio oral, sólo llegaría un 20% de procesos.

El Consejo Superior,
ni corto ni perezoso, por todo lo que se auguraba, de los seis empleados de los Juzgados Penales del Circuito, se quedó con tres de ellos. Entonces, para asegurarse una burocracia, creó el embeleco de los Centros de Servicios, instituto que no aparece consagrado ni en la Constitución de 1991 ni en la Ley Estaturia de la Justicia.

Nada de lo que se predijo, resultó. Todo lo contrario. Solo él 20% de los procesos se resuelve por Preacuerdos y con los últimas jurisprudencias, ese ítem ya no superará ni al 1%.

Y, al buen Principio de Oportunidad, no se le dio la “oportunidad” del uso y el abuso pues se le reglamentó, haciéndolo inaccesible.

Se informó en las motivaciones de la reforma que el sistema penal acusatorio estaba llamado a imprimirle una nueva dinámica a nuestro procedimiento penal. Supuestamente, se importaba el pragmatismo de los anglosajones, a los juicios colombianos.

Por ello, el tiempo empleado por las partes en sus intervenciones en las audiencias, sería muy limitado y razonable. Es más: en un solo día, se podrían hacer muchas diligencias.

Sin embargo, la realidad es distinta. En la práctica, se abusa tanto del uso de la palabra en las audiencias penales que, es un suicidio tratar de interrumpir a la parte que divaga pues con toda seguridad, alegará que se le violan sus garantías.

Por ser un sistema adversarial, se suponía que solo intervendría Fiscalía y Defensa pero aparecieron más intervinientes -Ministerio Público, Víctimas y otros Terceros- y la cosa, si nos descuidamos, tiende a empeorar.

Una vocecita solitaria se atrevió a decir que el sistema penal acusatorio era como un Ferrari último modelo que se entregaba a un obrero de salario mínimo para que se movilizara. La imagen nadie la aceptó.

La verdad es que el Ferrari -modelo acusatorio- es tremenda máquina pero no hay dinero ni para la gasolina ni para su mantenimiento. No hay suficientes salas de audiencias ni se le han habilitado los sistema de audios y videos, no hay policía judicial, no hay peritos, no hay tecnología, no hay cámaras de Gesell, no hay suficientes Defensores Públicos y en el Inpec no hay infraestructura ni planta de personal.etc.

Y, al flamante Ferrari, se le culpa de los vencimientos de términos, de las prescripciones y hasta de la mora judicial.

Solo resta decir, por el camino recorrido hasta ahora, que mientras persista la mezquindad en la entrega de presupuesto suficiente al sector Justicia, el Ferrari del sistema penal acusatorio seguirá en su garaje, a la espera de mejores tiempos y de una verdadera voluntad política de cambio.

Chispa: la Judicatura se está demorando en devolver los empleados a los juzgados penales del circuito. Esos despachos tiene la misma carga, con la mitad de los servidores. No hay derecho!

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