El siguiente escrito lo redactó el locutor, poeta y docente tomasino: Tito Mejía Sarmiento, hermano del sacrificado alcalde y médico.
Hoy 29 de abril de 2018, se cumplen 14 años que asesinaron al médico del pueblo tomasino, Nelson Ricardo Mejía Sarmiento. Aún nos preguntamos:
¿Por qué mataron a mi hermano?
El 29 de abril del 2004, quedó imbricado en mi alma para siempre, en el de mi familia y por supuesto, en el de muchas personas de Santo Tomás (Atlántico). Ese día le segaron la vida a mi hermano Nelson Ricardo Mejía Sarmiento, propinándole alevosamente dos disparos en la cabeza a escasos metros del DAS en Barranquilla. Hoy, 14 años después, nos seguimos preguntando el porqué mataron al médico de la eterna bondad, por qué mataron aquel niño delgado que corría detrás de un balón en la arenosa Calle Granada al final de los años 50s, el porqué mataron al mismo niño enjuto, de orejas grandes que simulaba curar con unos alambres eléctricos que hacían las veces de estetoscopio, a otros niños de su edad.
¿Sería porque era un facultativo de la Medicina, exitoso y competente?
¿Sería porque Nelson era un médico que nació con un corazón de puertas abiertas por donde entraba todo el que quería, a cualquier hora del día, noche o madrugada sin pedir permiso y sin pagar cinco centavos o sencilla y llanamente porque regalaba las medicinas a muchos pacientes, fundamentalmente los más necesitados?
¿Sería porque Nelson era un líder genuino, honesto, que apareció cuando nuestro pueblo, Santo Tomás, atravesaba por una de las peores crisis políticas, económicas y sociales de la historia, y logró catapultarlo en las dos oportunidades (de 1995 a 1997 y de 2004 a 2007) en que fungió como alcalde, a la cúspide del progreso? De ahí el estribillo famoso que aún los Tomasinos recuerdan con afecto: “Con Nelson las obras sí se ven”.
¿Sería porque los habitantes de Santo Tomás, como lo amaban tanto, lo eligieron dos veces alcalde con la votación más alta en la historia popular del municipio? ¿O sería como escribió en una oportunidad el gran escritor Ramón Molinares Sarmiento: “A Nelson lo ven también entrando de puntillas en sus sueños las muchachas que lo aman porque es un hombre bueno, un médico de ojo clínico certero, un varón generoso y buen mozo”?
El escritor y sociólogo Pedro Conrado tenía razón cuando me comentaba en el sepelio de Nelson que “En Colombia muchos conciudadanos no alcanzaban a llegar a los 50 años (Nelson tenía 46 años), porque las manos de la muerte les truncaban violentamente la vida. Tu hermano Nelson, por ejemplo, quería vivir 100 años, (él me lo dijo en cierta ocasión), tiempo existencial nada despreciable en un país en guerra eterna. Él me reiteraba que quería morir, un viernes certero de fiesta, morir de viejo como sus abuelos. Pero no lo dejaron, mi estimado Tito, no lo dejaron alcanzar la placidez y la sabiduría de la vejez”.
14 años, y todo sigue impune. ¡Maldita justicia la de Colombia!