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50 años de cárcel a homicida de gerente y trabajadora de empresa de El Bosque

El Juzgado Primero Penal del Circuito con Funciones de Conocimiento de Cartagena condenó hoy a 50 años de cárcel a un hombre que asesinó al gerente de una empresa de la zona industrial de El Bosque y a la empleada de servicios generales y luego le prendió fuego fuego al inmueble.

La ejemplar condena cobija a Diego Fernando Valencia Obando de 57 años de edad, dedicado a los oficios varios y quien en horas del mediodía del 22 de mayo de 2018, ingresó a la empresa de transporte CORDITRÁFICO Coordinadora Internacional de Tráfico, con la intención de robar y luego de causar la muerte al gerente Jorge Alfonso Botero Meriño y a la auxiliar de aseo Elizabeth Quintana Acuña, prendió fuego al local, pero antes aprovechó la ocasión para apoderarse de varios elementos de oficina.

La sentencia condenatoria fue proferida, tras hallarlo como autor y responsable del doble homicidio agravado en concurso heterogéneo sucesivo con hurto calificado e incendio.

Según relata la sentencia, Valencia Obando, ingresó al local comercial, en momentos en que la mayoría del personal salió a almorzar, por lo que aprovechó la soledad para cometer este acto que le costó la vida a a estas dos personas.

El juez, destaca el papel preponderante que jugaron las cámaras de seguridad de la empresa como también de locales vecinos, para identificar al probable responsable de los hechos.

La captura del hoy condenado se produjo el 11 de junio de ese mismo año, tras allegarse pruebas que lo relacionaban directamente con los hechos descritos.

Las imágenes documentadas mediante video, tanto de lo ocurrido al interior de la empresa gerenciada por el señor Jorge Alonso Botero Merino como las registradas por las cámaras de seguridad ubicadas en la Avenida Crisanto Luque, permitieron identificar las acciones de Diego Fernando Valencia Obando y el porqué de su vinculación directa con los hechos investigados.

En conclusión, más allá de toda duda queda suficientemente probado que Valencia Obando es el responsable del homicidio de Jorge Alonso Botero Merino y Elizabeth Quintana Acuña. La fuerza de la información proporcionada por los videos -prueba documental- y la contundencia de los indicios construidos a partir de los testimonios recaudados en esta investigación, nos aproximan a la verdad tal como lo hemos expuesto en esta sentencia.

Lo indiscutible es que, a partir la cámara de seguridad tan estratégicamente ubicadas en la Avenida Crisanto Luque, las que dominan todo el sector, se reveló, con la misma claridad del mediodía en que se presentaron los hechos, que DIEGO VALENCIA OBANDO salió subrepticiamente por la parte trasera de la empresa de transporte COORDITRÁFICO y que con gran frialdad se desplazó por los alrededores, haciendo las veces de un peatón distraído, llevando consigo las evidencias del HURTO realizado momentos antes. Su andar imperturbable impedía presagiar que momentos antes había asesinado con sevicia a dos personas conocidas y con las que interactuó días antes en sus oficinas.

Y, sobre el INDICIO DE CAPACIDAD PARA DELINQUIR, son muchas las referencias testimoniales sobre los antecedentes de VALENCIA OBANDO en un HOMICIDIO de un camionero.. Incluso, la Fiscal interrogó a uno de los trabajadores a manera de cuestionamiento moral sobre el por qué tenía que haber llevado a las oficinas de COORDITRÁFICO, y haber empleado haciendo mandados, a una persona con tales antecedentes. El compañero de trabajo -un tanto incomodo-, se limitó a responder que lo había hecho por colaborarle pues DIEGO no tenía para subsistir y no veía nada malo en que le hiciera mandados.

En esta sentencia, se ha ponderado la gravedad de la conducta, el daño real creado, el impacto al interior de la sociedad de un comportamiento tan complejo, la intensidad del dolo, la naturaleza de las causales que agravan la pena, la necesidad de la pena y la función que ella ha de cumplir. En este caso, el hecho de haber cometido dos homicidios con semejante crueldad excesiva (sevicia) y luego, para ocultar el delito, el prender fuego al inmueble; y todo ello para apoderarse de un computador portátil, evidenciando todo este accionar una frialdad y un poco aprecio por la vida humana.

Foto cortesía: El Universal.