Por: Jackeline Pájaro López
Cartagena inicia por estos días una nueva etapa que, marcada por los nuevos liderazgos, definirá el rumbo de una ciudad que urge contar con soluciones a los múltiples problemas sociales, económicos y ambientales que padece.
En este camino de anhelada transformación, la comunicación, como herramienta vital para el desarrollo de las sociedades, se ubica como una prioridad. Pero comunicar no es suficiente, ni insistir en narrativas trilladas que nos recuerdan que somos un gran destino turístico, donde la calidez de la gente es su mejor activo.
La ciudad demanda una gestión estratégica de sus activos intangibles, que nos permitan construir un sólido capital reputacional, que dé cuenta de las acciones que se materializan para mejorar la calidad de vida de su gente, atraiga la inversión y genere un desarrollo sostenible y en clave de inclusión.
Cartagena, una ciudad golpeada por una inmensa ola de contenidos negativos que pululan en los buscadores, muchos de ellos producto de la realidad por supuesto, ha visto minada la confianza de locales y visitantes, y hoy, la confianza es uno de los activos intangibles más valorados no solo en el campo empresarial sino en la gestión de gobierno.
En el contexto actual, donde reina la desinformación, la desesperanza en los ciudadanos, y la inteligencia artificial emerge como una posible amenaza por su uso indebido, los líderes necesitan elevar su voz, comprender que materializar la transparencia y la autenticidad en el propósito con acciones verificables y de impacto, y construir relaciones de confianza a partir de la cercanía, hará la diferencia.
Son muchos los retos, no solo relacionados con el turismo, sino con el cordón de pobreza que evidencia las brechas sociales. A pesar de las persistentes denuncias sobre cobros excesivos y problemas en la atención a turistas, la revista de turismo Travel + Leisure ha destacado a la capital de Bolívar como uno de los mejores lugares para viajar en Sudamérica en 2024.
Este año debe ser el punto de partida para la transformación, con una estrategia integral e innovadora que combine acciones de mejora con un sólido plan de marca. Este enfoque debe llegar al corazón de locales y turistas, impactando positivamente en la reputación de una ciudad que merece contar nuevas historias y superar desafíos.
El escenario de oportunidad con el que contamos no debemos desperdiciarlo frente a la posibilidad de ejercer una comunicación responsable, que incorpora estrategias claves de visibilidad y posicionamiento de la ciudad, y que asume entre otros retos, disminuir los impactos negativos de la desinformación, tejer sólidos lazos entre los ciudadanos y movilizar a muchos para el bien común.
Jackeline Pájaro López
*Estratega de comunicación, reputación y marca