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Había una vez en la fantástica ciudad de Cartagena de Indias, un grupo de jóvenes estudiantes del programa de Comunicación Social de la Universidad de Cartagena que soñaban con crear algo muy especial para su trabajo de grado como comunicadoras sociales y hacer del mundo un lugar mejor a través de la comunicación para el desarrollo y el cambio social. Decidieron que querían hacer una revista para que las voces de niñas de barrios populares fueran escuchadas y sus ideas volaran libres como mariposas.
Estas jóvenes talentosas se unieron con niñas valientes de los barrios Santa Rita, San Pedro y Libertad, Los Comuneros y Canapote. Las niñas, entre 9 y 15 años, tenían muchas historias que contar y sueños que compartir. Así que, todas juntos, pusieron manos a la obra y comenzaron a crear la revista «Voces de niñas», hecha por y para niñas, con el apoyo de la asociaciones Narrarte y Funsarep, integrantes de «Cartagena Mía Mesa Local de Infancia y Adolescencia por una ciudad un metro diez, a la altura de la niñez».
Esta no es una revista cualquiera, es mágica y especial. Está llena de colores, palabras, dibujos y fotos que cuentan historias increíbles. En sus páginas, diseñadas con amor y cuidado, reflejando la creatividad y la pasión de todas las participantes, se pueden encontrar artículos sobre temas que les interesan a las niñas, como la amistad, la familia, la escuela y sus sueños para el futuro. Las pequeñas lectoras también pueden participar en juegos y actividades divertidas propuestas en la revista.
«Voces de niñas» es un espacio donde las niñas pueden expresarse libremente. Pueden escribir cuentos, dibujar, compartir sus sueños y hablar sobre lo que es importante para ellas. La revista no solo es divertida, sino que también ayuda a las niñas a ejercer su derecho a la libertad de expresión. Es un lugar seguro donde sus voces son escuchadas y valoradas.
“Con la revista las niñas descubrieron una herramienta mágica que, sin saberlo, habían necesitado desde siempre. Desde el primer momento, se apropiaron de ella con alegría, conscientes del cambio positivo que estaban experimentando y compartiendo: la libertad de expresión”, señalan en la editorial de la revista, las directoras de esta: María Arteaga, Nayerly Grandett, María José Ortiz y Edy Luz Percy.
Con la primera edición de «Voces de niñas», de manera digital, las niñas y las jóvenes que la han creado se sienten muy orgullosas. Habían trabajado duro durante todo el primer semestre del presente año y el resultado es maravilloso. La revista muestra la belleza y la diversidad de las voces de niñas cartageneras, emocionadas al ver sus producciones y sus nombres encabezando estas (Ana, Angie, Antonella, Fabiana, Grenyelis, Juliana, Karol, Lairys, Laura, María, Maryuris, Nayerlis, Renata, Sharol, Sharon, Shaira, Shaila, Sofía, Yandris).
“Voces de niña” fue bien recibida por el tutor y la lectora del trabajo de grado quienes elogiaron este como un ejemplo de cómo la comunicación puede ser una herramienta poderosa para el cambio social y el empoderamiento de las niñas.
La propuesta es que, con cada edición, «Voces de niñas» continúe creciendo y floreciendo, convirtiéndose en una fuente de inspiración y alegría para todas, así como de aprendizaje. Con este proceso comunicativo y educativo, las niñas de Cartagena aprenden que sus voces son poderosas y que pueden cambiar el mundo con sus palabras.
La historia de «Voces de niñas» nos enseña que todas las niñas tienen algo valioso que decir. Solo necesitan un espacio donde puedan expresarse libremente y ser escuchadas. Este proceso es un recordatorio de que las niñas son agentes de cambio y que tienen el poder de crear un mundo mejor para ellas y para todos.
Y colorín colorado, este cuento de «Voces de niñas» ha comenzado. Pero las historias y las voces de las niñas seguirán siendo escuchadas y valoradas por siempre.
