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13 noviembre 2022
Por: Emilio Gutiérrez Yance
Dos episodios con la guerrilla han marcado los momentos amargos de su carrera.
Nació en el barrio La Candelaria de Cartagena de Indias y en esas populares calles jugaba a policías y ladrones con patrullas y muñecos de barro que el mismo hacía y sin siquiera imaginarlo comenzaba a construir su futuro.
A sus 19 años decidió ingresar a las filas de la Policía y se formó como Profesional en la Escuela Eduardo Cuevas de Villavicencio.
Sus inicios en la Institución se remontan al año de la Asamblea Nacional Constituyente, cuando se promulgaba la nueva Constitución Política de Colombia, que sería conocida como Constitución de 1991.
En mayo de 1992 un grupo de guerrilleros de las FARC irrumpió sorpresivamente en la población de Íquira, Huila y atacó con ráfagas de fusil la Estación de Policía. Esa fatídica noche un agente murió y ese amargo episodio marcó para siempre la vida de quien hoy es el mando ejecutivo más antiguo del Departamento de Policía Bolívar, el Comisario, José Gregorio Meléndez Cortes.
Meléndez Cortes, tiene 51 años de edad de los cuales 31 los ha dedicado con verdadera vocación, compromiso, dedicación y responsabilidad a la Policía Nacional enfocado siempre a servir a las comunidades. Tiene claro que para permanecer en un cargo se debe ser ejemplo. Asegura que aún tiene fuerzas para seguir en la Institución, por ello no piensa por ahora en retirarse. Con el correr de los años se convenció que “la misión de la vida es descubrir la vocación y luego entregarse a ella con todo el corazón”.
Este hombre que lleva con orgullo el uniforme, tiene 32 condecoraciones y 86 felicitaciones en su hoja de vida, cuenta que su secreto para estar tanto tiempo en la Policía es llevar consigo y poner en práctica el código ético policial.
Desde hace dos años se desempeña como mando ejecutivo de Comando, cargo donde hace de mediador. “Cuando hay una anomalía en alguna estación, un problema entre un jefe y un subalterno, bajo rendimiento o fallas de disciplina, voy hasta allá, y se escucha a las partes para saber sus inconformismos y encontrar una solución”.
Otro acontecimiento que marco su trasegar institucional fue la muerte de su compañero de patrulla, Víctor Chía Fonseca, hoy subintendente por ascenso póstumo. “Yo salí de traslado para la Metropolitana de Cartagena y él salió para Buenaventura donde fue asesinado vilmente por la guerrilla de las FARC. Son dos episodios amargos en mi carrera policial”.
Antes de desempeñarse en el cargo de Mando Ejecutivo de Comando, siempre estuvo en vigilancia. Su experiencia le permite aconsejar a los demás Policías que patrullan las diferentes calles de los municipios y corregimientos de Bolívar.
“Querer ayudar y proteger a los demás es un anhelo de muchas personas, es ese deseo que muchos tienen desde niños, un sueño utópico que muchas veces se queda en un mundo de ideas, sin embargo, en la Policía Nacional esto se hace realidad puesto que la razón fundamental de ser policía es servir a la comunidad, esto significa que, para nuestros uniformados, ser policía va más allá de portar un uniforme, o convertirse en una opción laboral, se convierte en un estilo de vida que garantiza un bienestar para la población colombiana”. Puntualizó.
Es feliz con lo que hace, sostiene que la Policía Nacional está en un escenario visionario, futurista y considerada como una de las mejores del mundo.