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La silenciosa despedida de Wbeimar Muñoz

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Tomado del periodico El Colombiano

Después 52 años de carrera en la radio deportiva, en los que siempre estuvo “con los ojos en la cancha y el corazón en sus oyentes”, la voz libre de Wbeimar Muñoz Ceballos cerró un capítulo en los medios de comunicación, en los que se convirtió en un referente del periodismo en Colombia y el continente.

El maestro Wbeimar, como lo llaman sus alumnos y algunos colegas, quería que este momento no tuviese tanto ruido, pero fue inevitable. Una vez conocida su decisión, la noticia se regó como pólvora y en redes sociales abundan mensajes que dan cuenta de su trayectoria.

“Así como un día llegué a esta profesión quiero irme, en silencio… Dios les pague por el interés, pero prefiero que sea así”, respondió ante la solicitud de una entrevista para compartir con las audiencias de este diario los motivos de su retiro, y evocar anécdotas en su inconfundible voz y estilo que llegaron a millones de hogares a través de su programa “Wbeimar lo Dice” que estuvo al aire durante 45 años, sus innumerables transmisiones al lado de Jorge Eliécer Campuzano, Édgar Perea, Benjamín Cuello, el Paisita Múnera Eastman, Jaime Ortiz, Óscar Rentería, Fabio Poveda, Javier Hernández, Javier Giraldo, entre otros narradores y comentaristas, y sus últimas intervenciones en el canal Win.

Su pensamiento, traducido en letras, también está plasmado en prólogos y textos periodísticos como parte de un legado que, seguramente, crecerá porque dice que aparte de seguir viajando luego de conocer cerca de 120 países, desde ya busca opciones para seguir estudiando y nutriendo su conocimiento. Ese deseo permanente de aprender le ha permitido a Wbeimar hablar con autoridad de fútbol y de otros deportes, pero también de arte, cultura, literatura, música y política.

El silencio por el que optó en este momento de su vida, contrasta con cientos de reconocimientos, mas no homenajes, si se quiere, para cumplirle otro deseo a Wbeimar, quien asegura que estos no le agradan, pues en ellos siente algo de superstición.

Para conocer más de la vida y del talante profesional de este hombre nacido hace 78 años en Sevilla, Valle, y declarado hijo adoptivo de Antioquia, basta escuchar a sus colegas y oyentes que se quedarán huérfanos de los conceptos en los que ahondaba en temas deportivos. Y para sentir la firmeza de su voz frente al acontecer nacional, como lo hizo durante tantos años en los editoriales, en los que más de una vez les cantó la tabla a los corruptos, pero también alabó las buenas obras y destacó los logros de los colombianos en el exterior en distintos ámbitos.

Forjó una escuela

Guillermo León Zapata, comunicador y catedrático, quien fuera jefe de redacción del programa Wbeimar lo Dice, define a su exjefe como uno de los periodistas más completos que ha dado la comunicación en Colombia. “Aunque no se formó en ninguna universidad, es como si lo fuera. Lector y amante de la literatura universal y latinoamericana. Con un excelente gusto por la buena música y las grandes voces, sobre todo de los tangos. En el fútbol, estudioso como ninguno. Se formó en las escuelas argentinas y españolas de táctica y estrategia. Por ello tiene autoridad para comentar los partidos de fútbol”.

Agrega que en la radio deportiva ha sido un gran innovador, al acompañar sus programas de formatos diferentes. “Le gusta la investigación y nos las inculcó a todos, por ello se ganó los premios Rey de España, Simón Bolívar y Postobón”.

Afirma que Wbeimar construyó una escuela periodística para el deporte en el país, al formar decenas de reporteros, comentaristas y redactores. “Wbeimar se va de los medios, pero deja esta gran herencia”.

De su lado humano resalta que siempre está pendiente de la gente, “es dadivoso y comprensivo”.

En esta faceta, el narrador Jorge Eliécer Campuzano, con quien ha compartido viajes y trabajo durante muchos años, habla de un hombre “infinitamemente generoso en todos los sentidos”.

Mauricio González, director y creador del programa Gente Pasión y Fútbol, quien se inició en la profesión al lado de Wbeimar, asegura que este “es de las pocas eminencias del periodismo deportivo” que ha conocido en sus tres décadas de trayectoria. Valora “su calidad profesional, su estudio y profundidad”.

Agradece la fortuna de aprender de él, de escucharlo y de observarlo detenidamente: “Es capaz de hablar de tú a tú de historia y de cultura general con cualquiera. Un hombre al que no lo mareó el culto a la personalidad, como ha pasado con otros, un profesional que ha dejado una huella enorme… La gente lo va a extrañar, porque hoy en día, cuando el periodismo se ha convertido en show, hace falta verdaderamente la calidad de profesionales de altura de Wbeimar Muñoz”.

Ha sido inspiración

Camilo Andrés Botero, otro de sus alumnos avanzados con el que trabajaba en transmisiones de fútbol profesional en Medellín, creció escuchando a Muñoz Ceballos. Recuerda que cuando salía del colegio buscaba desesperadamente su radio para sintonizar los 830 AM de Radio Reloj: “Él era mi compañero de viaje rumbo a mi casa, no hablaba con nadie, escuchaba su reflexión, sus comentarios y me reía de sus chistes”.

Esa influencia lo llevó a las aulas, quería ser como él y logró trabajar a su lado. “Para mí no es un maestro, él es y será un padre para mí, honesto, sensible, mejor amigo”.

El controvertido Iván Mejía escribió en su cuenta de twitter que el retiro del maestro Wbeimar Muñoz es el adiós de un gran emblema de la profesión. “Serio, respetuoso, estudioso, sin rodilleras y zalamería, Wbeimar dignificó el comentario deportivo. No duele, aplaudo su determinación. Afuera hay otra vida”.

A pesar de la ausencia en la radio y la televisión, la figura delgada y alta de Wbeimar, ataviada de buenos trajes, seguirá firme. La ocasión, y él como buen periodista lo sabe, ameritaba una reseña, un reconocimiento a la labor que le dio lustre a la profesión. Así pues “Mijito” –palabra que acuñó entre sus allegados–, lejos del trajín de los medios lo esperan viajes, aprendizajes y descanso, luego de permanecer tantos años “con los ojos en la cancha y el corazón en los oyentes”

UN “DEVORADOR” DE LIBROS

Jorge Eliécer Campuzano viajaba con Wbeimar a transmitir partidos y en esas andanzas descubrió otras bondades en él: “Nunca vi a nadie tan entregado a su profesión, dedicado a la lectura y a prepararse, es casi un científico en lo que hace”. Campuzano cuenta que una vez en Chile se hospedaron en el hotel Carrera, en el que compartieron habitación. A la medianoche se despertó y no lo vio en la cama, se acercó al baño y notó la luz encendida. Inquieto por saber si estaba enfermo, tocó la puerta y este lo autorizó a abrir: Wbeimar estaba sentado en el sanitario, entregado a la lectura, uno de sus mayores gusto. Se había ido allí para no importunarlo con la luz. “Por muchos años se dedicó a cultivarse para llegar al top de los comentaristas en Colombia -dice Campuzano- y lo consiguió. Su partida de los medios deja un gran vacío”. Hernán Peláez e Iván Mejía lo incluyeron en la “Generación del 71” (por los Panamericanos de Cali), cuando comenzamos a ser conocidos junto a Javier Giraldo Neira, Édgar Perea, Jorge E. Campuzano, Óscar Rentería, Mario Alfonso Escobar, Javier Hernández, Fabio Poveda, Jaime Ortiz, Óscar Restrepo, Armando Moncada y Carlos Antonio Vélez.

AYUDÓ A ENTENDER EL JUEGO

El abogado e hincha del DIM, Rubén Darío Barrientos, destaca el aporte que Wbeimar les brindó a sus audiencias. En una columna publicada en Cápsulas de Carreño, exalta ese aprendizaje: “Tuvo el sello de ser un comentarista que a través de la palabra, ayudó a entender el juego y siempre profesó gran respeto por los oyentes”.
Añade que oírlo opinar “es aprender, es dibujar la estrategia de un técnico y es reflejar lo que está pasando en el gramado, sin pagar boleta… Un técnico en el micrófono”.
Advierte que este hombre, que en sus inicios fue locutor y narrador, se capacitó en el exterior en una muestra de generosidad con sus oyentes y logró “un concepto autorizado y pedagógico, no para la vanagloria, sino como un deber”.
En su relato cuenta que en 1962, tras un atraco, Wbeimar “sufrió afectación en la garganta” y por eso “aterrizó en el comentario deportivo”. Y reseña otro episodio de salud que le sucedió en 2006 por causa de unos aneurismas. Al revelar que Muñoz Ceballos quiso ser abogado, cantante de música lírica y radicarse en París, concluye que “tiene en su magín la historia del fútbol y de la ciudad, de la cultura, de la zarzuela, de la onda musical, de las cosas interesantes”.

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