Por: Ensuncho De La Bárcena
Conocí a Roberto Burgos Cantor en Bogotá, en 2012. Fue cariñoso y alegre, pleno de generosidad.
«Mucho cuidado. No te quedes en el Caribe», me advirtió al saber de mi viaje al Encuentro de Escritores de Sincelejo.
Me agradó su cercanía, su trato, su decencia. Era un escritor al que conocía por sus columnas y algunos cuentos.
Riguroso, conciente del oficio, respetuoso de la tradición, Burgos Cantor es un pensador al que me siento compromeido a leer. Sobre todo al ver que llamaba a esta ciudad prodigiosa y lacerante de la misma manera: Cartagena del Caribe.
Me alegró mucho la noticia del Premio Nacional de Novela. Era uno de los grandes.
Muy lamentable su pronta partida, pero nos deja su Obra. Gracias, Roberto, por tu sonrisa y tu abrazo.
Feliz viaje de vuelta. Acá sigo, sin hacerte caso.
Un infarto lo sorprendió en Bogotá a los 70 años.