Por: Luis Miguel De Ávila Rodríguez
En momentos en que promocionan planes sobre las últimas de la tecnología y agilización del internet, en el corregimiento de Zipacoa, jurisdicción del municipio de Villanueva, norte de Bolívar, el sistema es rudimentario. Es malo.
Los jóvenes para dialogar con las novias deben subirse a un arbolito que está en una colina en la vía principal, pero se tiene que gritar y todo el mundo se entera. Si va a dialogar sobre un negocio, se tiene que subir en el campanario de la iglesia y alzar el tono de la voz, lo que convierte el sitio en un mercado.
También se expone a contagiarse de Covid-19 por el tumulto de gente. La razón. Son los únicos sitios donde medio entra la señal de la telefonía celular. Si quiere hablar solo tiene que esperar altas horas de la noche, pero el silencio permite que se enteren.
Diana Mattos, gestora social de Zipacoa, dijo que esa grave situación se ha denunciado a las empresas de telefonía y al Ministerio de las TIC, pero no reciben respuesta.
Mientras se soluciona el impase técnico, todo el mundo como los monos, encaramados en el arbolito o el campanario de la iglesia.